Prólogo

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En una noche tranquila, iluminada por la luz plateada de la luna, Newt Scamander se encontraba en la pequeña terraza de su casa, revisando sus notas sobre criaturas mágicas. Su mundo giraba en torno a ellas, a los pequeños seres que necesitaban su ayuda, lejos de las intrigas políticas del Ministerio y las expectativas de su familia. Sin embargo, esa noche su mente estaba lejos de sus bestias. 

El joven doncel suspiró mientras acariciaba suavemente a Pickett, su inseparable bowtruckle. La sociedad mágica había impuesto muchas expectativas sobre él desde que era pequeño. Su condición de doncel, rara y valiosa, lo había colocado bajo una lupa constante. Las familias mágicas lo veían como una "alianza perfecta" para fortalecer linajes, pero Newt solo quería libertad y un rincón tranquilo para vivir. 

—No es tan fácil, ¿verdad, Pickett? —susurró Newt. El bowtruckle le miró con simpatía, acurrucándose en su hombro como respuesta.

Sin embargo, su tranquilidad se rompió cuando escuchó pasos firmes acercándose a la terraza. Era Theseus Scamander, su hermano mayor, siempre imponente con su postura recta y su mirada segura. Theseus llevaba puesto su uniforme de auror, impecable como siempre, pero había una expresión de preocupación en su rostro.

—Newt, ¿podemos hablar? —preguntó Theseus con un tono inusualmente suave.

Newt asintió, algo inquieto. Theseus no era alguien que se permitiera mostrar vulnerabilidad, y su voz delataba que algo importante rondaba su mente. El mayor se sentó junto a él, dejando espacio para que Pickett siguiera acomodado. 

—Escuché rumores en el Ministerio —comenzó Theseus, fijando su mirada en el horizonte—. Dicen que la familia Rosier está interesada en proponerte un acuerdo matrimonial. 

El estómago de Newt se contrajo. Los Rosier eran una de las familias más estrictas y tradicionales del mundo mágico, conocidos por su obsesión con la pureza de sangre. Newt había rechazado ofertas antes, pero los Rosier no eran del tipo que aceptaba un no como respuesta. 

—No quiero casarme con nadie —dijo Newt en voz baja, evitando la mirada de su hermano. 

Theseus suspiró y se pasó una mano por el cabello. Durante años había protegido a Newt, enfrentándose a las críticas de otros magos que cuestionaban su devoción hacia su hermano menor. Pero esta vez sentía que la situación era más delicada. 

—Lo sé, Newt. Pero esta vez no es solo una propuesta. Están presionando al Ministerio para que interfiera. Dicen que tu condición de doncel no debería ser "desperdiciada". 

La furia y la desesperación se mezclaron en el pecho de Theseus. No permitiría que nadie tratara a su hermano como un objeto o una pieza de ajedrez político. 

—No voy a dejar que te obliguen a nada —declaró Theseus, su voz firme como una promesa. 

Newt levantó la vista, sorprendido por la intensidad de las palabras de su hermano. Theseus siempre había sido protector, pero esta vez parecía decidido a enfrentar cualquier obstáculo por él. 

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Newt, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza.

Theseus tomó la mano de su hermano entre las suyas, un gesto raro, pero lleno de calidez.

—Si la única forma de protegerte es presentarme como tu pareja, entonces lo haré. Nadie va a tocarte, Newt. Te lo prometo.

El corazón de Newt dio un vuelco, y por primera vez en años, sintió que la carga de ser un doncel no era tan insoportable. Su hermano estaba dispuesto a luchar por él, incluso si eso significaba desafiar las normas de la sociedad mágica.

Bajo las estrellas, el vínculo entre ellos se fortaleció, pero ninguno sabía que ese acto de protección sería el inicio de algo mucho más profundo, algo que cambiaría sus vidas para siempre. 

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Bajo las Estrellas del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora