Capítulo 11: El Regreso a Casa

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Cinco años habían pasado desde la batalla que había cambiado sus vidas. Los Rosier habían quedado atrás, pero la marca que dejaron en el mundo mágico, y en la vida de Theseus y Newt, perduraba. La paz había regresado, aunque de una manera distinta, más cautelosa, más consciente de los peligros que aún acechaban.

Newt había vuelto a su trabajo en el Ministerio de Magia, donde su investigación sobre criaturas mágicas se había expandido enormemente. Pero a pesar de su éxito y el respeto que ahora le profesaban, algo seguía cambiando en él. **El amor de Theseus** seguía creciendo dentro de su corazón, más fuerte que nunca. Sin embargo, el tiempo y la distancia, con las responsabilidades de cada uno, habían puesto a prueba su vínculo.

Esa tarde, Newt se encontraba en su despacho, revisando unos informes sobre criaturas de los Andes, cuando la puerta de su oficina se abrió sin previo aviso. Alzó la mirada, sin sorprenderse cuando vio a Theseus en el umbral. La expresión de su hermano era seria, pero había algo en sus ojos que decía que no venía solo por negocios.

—Hola, Newt. —La voz de Theseus sonaba firme, pero con una suavidad que solo él tenía—. ¿Tienes un momento? Hay algo de lo que necesitamos hablar.

Newt asintió, dejando a un lado el informe que estaba leyendo. Se levantó de su escritorio y caminó hacia la ventana, mirando hacia el horizonte, hacia el bullicio de Londres. Sabía que la vida, tan llena de caos y responsabilidades, no siempre les dejaba tiempo para estar juntos. Pero cuando Theseus aparecía así, con esa mirada decidida, algo dentro de Newt se removía.

—¿Qué pasa? —preguntó, sin volverse completamente hacia él, pero sabiendo que lo que estaba por venir era algo importante.

Theseus dio un paso hacia él, y el aire entre ellos se llenó de una tensión casi palpable. Finalmente, habló con el tono de alguien que había estado cargando un peso en silencio.

—He estado pensando mucho últimamente. —Theseus dejó escapar un suspiro, como si las palabras que estaba a punto de decirle le costaran—. No sé cómo decirlo, pero… creo que ha llegado el momento de que tomemos una decisión, Newt. He pasado los últimos años al lado de mi trabajo, de mis deberes… y tú también has estado ocupado con tus criaturas y tus investigaciones. Pero no quiero seguir viviendo con la sensación de que hay algo más que no estamos enfrentando. —Theseus dio un paso más cerca de Newt, hasta quedar solo a unos pocos centímetros de él—. Quiero estar contigo. **De una forma definitiva.**

Newt giró lentamente para mirarlo, el corazón dándole un vuelco. Sus ojos se encontraron, y por un momento, todo el mundo a su alrededor desapareció. Era como si el tiempo mismo se hubiera detenido, dándoles espacio para finalmente enfrentar lo que había estado latente durante años.

—Theseus... —Newt comenzó, su voz baja y un poco temblorosa, pero llena de una certeza que nunca había sentido antes—. Yo también te quiero. Más de lo que puedo decir con palabras. Pero... no sé qué significaría eso para nosotros, ¿sabes? La vida que tenemos ahora no es fácil. Las criaturas, el trabajo en el Ministerio, la... los peligros que enfrentamos. ¿Qué pasaría si nos metemos en algo más? Algo que sea irreversible.

Estasus lo miró, su expresión tranquila pero llena de amor.

—¿Irreversible? Newt, **el amor no tiene que ser irreversible para ser real.** Lo que quiero es compartir mi vida contigo, paso a paso, sin prisas, sin miedo a lo que pueda venir. **Lo que hemos pasado juntos ha sido más que suficiente para saber que quiero esto.** Quiero estar a tu lado en los momentos felices y en los difíciles. No importa lo que la vida nos ponga por delante. Quiero ser parte de tu vida, **de todas las partes.**

Newt lo miró en silencio, sintiendo cómo esas palabras se filtraban en su corazón, disipando todas las dudas que había tenido. No importaba cuán complicado fuera el futuro, no importaba cuántas veces se enfrentaran a dificultades. Lo que Theseus le ofrecía no era una promesa de perfección, sino una promesa de estar allí, juntos, enfrentando todo como un equipo.

Sin decir una palabra más, Newt extendió su mano hacia él. Theseus la tomó con firmeza, y sin previo aviso, Newt lo atrajo hacia él, sus cuerpos chocando suavemente mientras sus labios se encontraban en un beso lleno de todo lo que habían callado durante tanto tiempo. Era un beso de promesas no solo expresadas en palabras, sino en gestos, en ese simple roce de sus labios, en el cariño que se transmitía sin necesidad de explicar más.

Cuando se separaron, la sonrisa en los labios de Newt era suave pero llena de significado.

—Estoy listo para esto, Theseus. **Juntos.**

Theseus sonrió con una sonrisa llena de orgullo y amor. Tomó a Newt de la mano y, por primera vez en mucho tiempo, el futuro no parecía aterrador ni incierto. **Lo tenían todo, el uno al otro.** Y eso, en su mundo, era más que suficiente.

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Bajo las Estrellas del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora