Newt nunca había sentido tanta incomodidad en su vida. Los murmullos a su alrededor, las miradas que analizaban cada uno de sus movimientos, y la manera en que los Rosier intentaban rodearlos como depredadores acechando a su presa lo hacían querer desaparecer en su maleta.
Theseus, en cambio, mantenía una compostura impecable. Su brazo permanecía firmemente alrededor de Newt, y su mirada severa lanzaba advertencias silenciosas a cualquiera que intentara acercarse demasiado.
—Estás haciéndolo bien, Newt —murmuró Theseus, inclinándose ligeramente hacia él mientras lo guiaba hacia el centro del salón.
—¿Esto es hacerlo bien? —susurró Newt de vuelta, con un toque de nerviosismo en su voz.
Theseus le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
—Sí. Solo un poco más, ¿de acuerdo?
Antes de que Newt pudiera responder, un sonido de música ligera llenó el salón. Laurent Rosier, con su sonrisa habitual, se levantó y aplaudió para llamar la atención de los invitados.
—Mis queridos amigos, qué velada tan encantadora. Creo que es el momento perfecto para una pequeña tradición familiar: un baile entre las parejas más prominentes de la noche.
Newt sintió que el estómago se le retorcía mientras varias parejas se dirigían hacia el centro del salón.
—No tenemos que hacerlo —susurró Newt, casi suplicante.
Theseus lo miró con calma, aunque había una chispa de desafío en sus ojos.
—Si no lo hacemos, pensarán que tenemos algo que ocultar. Solo sígueme. Confía en mí.
Newt asintió con inseguridad, permitiendo que Theseus lo guiara al centro del salón. La música comenzó, y Theseus tomó suavemente la mano de su hermano, colocando la otra en su cintura.
—Relájate, Newt. Solo mírame a mí.
Newt trató de concentrarse en el rostro de Theseus, ignorando las miradas que los rodeaban. A medida que se movían al ritmo de la música, comenzó a sentir una extraña tranquilidad. Theseus lideraba con una gracia inesperada, y por un momento, casi pudo olvidar dónde estaban.
—Lo estás haciendo bien —susurró Theseus, con una sonrisa que hizo que el corazón de Newt latiera más rápido.
El momento de calma se rompió cuando una voz familiar y fría interrumpió la música.
—Un espectáculo encantador, sin duda. Pero me pregunto... ¿qué tan auténtico es?
Laurent Rosier se encontraba de pie al borde de la pista, con una copa de vino en la mano y una expresión calculadora en su rostro.
—Laurent —dijo Theseus, con un tono que bordeaba la amenaza—. ¿Tienes algo que decir?
Laurent se encogió de hombros, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
—Oh, nada importante. Solo que, para un compromiso tan reciente, parece que tu hermano no está muy... cómodo contigo.
Newt sintió cómo su rostro se calentaba y quiso retroceder, pero Theseus apretó su mano con suavidad, manteniéndolo cerca.
—Newt y yo no tenemos que demostrar nada a nadie —respondió Theseus con firmeza, sus ojos clavados en Laurent—. Pero si necesitas pruebas, aquí estamos.
Antes de que Newt pudiera procesar lo que ocurría, Theseus se inclinó y rozó sus labios contra los suyos en un beso suave pero decidido.
El mundo pareció detenerse para Newt. El calor de los labios de Theseus, la firmeza de su agarre, y la manera en que todo a su alrededor desaparecía lo dejaron sin aliento. Aunque era parte de la actuación, Newt no pudo evitar sentir que había algo más en ese gesto, algo que lo hacía temblar desde lo más profundo de su ser.
Cuando Theseus se apartó, sus ojos buscaron los de Newt, como si quisiera asegurarse de que estaba bien.
—¿Ves? —dijo Theseus, mirando a Laurent con una calma peligrosa—. No hay nada que cuestionar aquí.
Laurent apretó los labios, claramente irritado, y se retiró con un gesto brusco. La música volvió a llenar el salón, pero Theseus se inclinó hacia Newt.
—¿Estás bien? —preguntó en voz baja, con auténtica preocupación.
Newt asintió lentamente, aunque su corazón todavía latía con fuerza.
—Sí... estoy bien.
Theseus lo guió fuera de la pista, llevándolo hacia un rincón más tranquilo.
—Lamento haberte puesto en esa situación, Newt. No quería que te sintieras incómodo.
—No lo estuve... —murmuró Newt, mirando al suelo mientras sus mejillas se encendían nuevamente.
Theseus alzó una ceja, sorprendido, pero decidió no presionar.
—Bien. Nos iremos pronto, ¿de acuerdo? Solo asegúrate de mantener la cabeza alta. Lo estás haciendo increíblemente bien.
Newt levantó la vista y, por un momento, se permitió sonreír. A pesar de todo, sabía que podía confiar en Theseus.
Sin embargo, mientras regresaban al centro del salón, Newt no podía ignorar el nuevo sentimiento que comenzaba a surgir en su pecho, un sentimiento que lo asustaba tanto como lo emocionaba.
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Bajo las Estrellas del Destino
Randomes una historia de theseus x newt porfavor sino os gusta el ship no lo leáis y no critiquen Y casi se me olvida decir que newt es un doncel y que en este universo no es muy común serlo.