Capítulo 6: La Confesión Silenciosa

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La casa de los Scamander estaba extrañamente silenciosa aquella noche, como si el mundo exterior se hubiera detenido. Newt no podía dejar de pensar en lo sucedido durante la velada en la mansión de los Rosier. A pesar de que había logrado mantener la compostura frente a todos, dentro de su mente todo seguía girando en torno a las palabras de Laurent y la intensidad del beso de Theseus en la pista de baile. 

En su estudio, rodeado de sus criaturas, Newt trataba de concentrarse en un par de niffler que estaban jugando, pero nada parecía calmar la agitación en su pecho. La imagen de los ojos de Theseus, llenos de una intensidad tan profunda, seguía apareciendo en su mente. Algo había cambiado esa noche, y aunque no sabía exactamente qué, sentía que ya no podía ignorarlo.

"Tal vez sea la presión de los Rosier", pensó, intentando justificar su inquietud. Pero sabía que no era solo eso. Había algo más, algo que lo conectaba con Theseus de una manera que nunca antes había sucedido. 

El sonido de pasos en el pasillo lo sacó de sus pensamientos. Sabía quién era antes de que la puerta se abriera lentamente. Thereus, siempre tranquilo y directo, se asomó a la entrada con una mirada que reflejaba algo más que la típica calma que mostraba en su rostro. Había una tensión palpable en el aire.

Newt levantó la vista hacia él, con los ojos cansados pero expectantes. A pesar de todo lo que había ocurrido esa noche, sentía una mezcla de temor y deseo por enfrentarse a la conversación que, sabía, debía llegar.

—Newt —dijo Theseus, con un tono suave pero cargado de una emoción contenida—. ¿Podemos hablar? 

Newt asintió sin decir una palabra, aunque su estómago dio un vuelco. Estaba nervioso, pero al mismo tiempo, había una parte de él que deseaba esa conversación más de lo que quería admitir. 

Theseus entró en la habitación y se sentó frente a él, observándolo como si estuviera buscando las palabras correctas. Durante un momento, la distancia entre ellos parecía más grande que nunca, como si un abismo invisible se hubiera abierto entre ellos en un instante. Newt pudo ver el conflicto en los ojos de Theseus, la lucha interna que estaba teniendo para articular lo que sentía. 

—Lo que pasó anoche... —comenzó Theseus, pero sus palabras parecían desmoronarse antes de llegar a su destino. Miró al suelo, respirando hondo, antes de volver a mirarlo. Su voz era suave, pero había una verdad cruda detrás de ella—. No fue solo un acto para protegerte. No solo para mantener las apariencias. 

Newt frunció el ceño, sintiendo que su corazón latía con más fuerza en su pecho. Esto no era lo que esperaba. ¿Qué quería decir Theseus con eso? 

—¿Qué quieres decir? —preguntó, su voz temblando sin que pudiera evitarlo. La ansiedad se apoderó de él, haciendo que sus palabras sonaran más vulnerables de lo que quería. 

Theseus suspiró, sus manos apretándose en los muslos como si tratara de mantener el control. Finalmente, habló, y las palabras que salió de su boca dejaron a Newt sin aliento. 

—Te quiero, Newt. No solo como a un hermano. Te quiero de una manera que no sé cómo manejar. Pero no puedo seguir ocultándolo. —Su voz era profunda, resonando con una sinceridad tan potente que Newt sintió que todo su cuerpo se tensaba ante el peso de la confesión—. **Te he querido durante más tiempo del que quiero admitir.** 

Newt se quedó inmóvil, sin poder procesar lo que acababa de escuchar. Su mente estaba a punto de estallar. Theseus, su hermano mayor, el hombre que siempre había sido su protector, acababa de decirle que lo amaba... pero no de la manera que él había supuesto. No de la manera en que los hermanos deberían amarse. 

Newt intentó hablar, pero las palabras se atascaban en su garganta. Su respiración se volvió más agitada a medida que el significado de las palabras de Theseus se asentaba en su mente. **¿Cómo debía reaccionar ante esto?** 

Theseus, viéndolo perdido en su propio caos interno, dio un paso más cerca. 

—Newt, entiendo si esto te sorprende. Si no puedes aceptar lo que te estoy diciendo. Pero es la verdad. Y, no sé si debo pedírtelo, pero... ¿puedes mirarme a los ojos y decirme que no sientes lo mismo? 

El silencio se alargó entre ellos. Newt cerró los ojos con fuerza, luchando por ordenar sus pensamientos. Había estado sintiendo algo por Theseus durante días, tal vez más tiempo, pero siempre lo había reprimido. Lo había escondido bajo capas de lógica y razón, porque lo que Theseus le ofrecía no encajaba en el mundo en el que él vivía. La relación entre ellos era demasiado complicada, demasiado peligrosa, y sin embargo... el dolor que sentía ahora, en su pecho, era la evidencia de algo mucho más profundo. 

—No puedo... no puedo decirte que no lo siento —murmuró Newt, sus palabras saliendo en un susurro tembloroso. Los ojos de Theseus se iluminaron con una chispa de esperanza, pero Newt levantó una mano, pidiendo silencio. Su mente estaba tan llena de confusión que apenas podía encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía—. Pero esto... no está bien, Theseus. No puede estar bien. Somos hermanos. Somos... *familia.* 

Estasus se detuvo ante su declaración, y Newt vio una sombra de dolor cruzar su rostro. Por un momento, Theseus pareció luchar con algo interno, como si hubiera estado esperando esa respuesta, pero aún así le doliera. 

—Lo sé —respondió Theseus en voz baja—. Lo sé. Pero no puedo ignorarlo. No puedo seguir viviendo en esta mentira. No importa lo que digan los demás. No importa lo que los Rosier piensen. No me importa la política ni los compromisos. Lo único que me importa es lo que siento por ti, y si tengo que perderlo todo por ti... lo haré. 

Newt sintió una ola de emociones que lo desbordaban. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, pero él las mantuvo a raya. **¿Era esto un sueño?** ¿Qué iba a hacer con todo esto? 

—Pero lo que tú sientes... —dijo Newt, finalmente, con una mezcla de dolor y desesperación—. No puede ser real. No es algo que debamos tener. No aquí. No en este mundo lleno de amenazas y engaños. 

Estasus lo miró, su expresión implacable pero llena de una tristeza tan palpable que Newt pudo ver la lucha en sus ojos. 

—No sé si puedo vivir sin saber lo que es tenerte en mi vida de otra manera. No quiero perderte, Newt. No quiero perder lo que tenemos, pero tampoco quiero seguir ocultándolo. No puedo. Y... aunque me cueste todo, te lo diré una vez más: **te quiero.**

El silencio se apoderó de la habitación mientras ambas palabras flotaban en el aire, pesadas y definitivas. Newt miró a Theseus, sintiendo el peso de la verdad, de la confesión, caer sobre él. Estaba atrapado en un torbellino de emociones, entre el amor que sentía y el miedo a lo que esa confesión podía significar para ellos. **¿Cómo seguir adelante después de esto?**

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Bajo las Estrellas del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora