Capítulo 8: El Corazón al Descubierto

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La noche había caído, pero el silencio entre los dos hermanos no se sentía pesado. Después de todo lo dicho, después de la confesión de Theseus, algo había cambiado en la atmósfera de la habitación de Newt. La distancia emocional que había existido entre ellos parecía haberse acortado, aunque la incertidumbre seguía flotando en el aire. Newt se sentía tan vulnerable, tan expuesto, pero a la vez había algo en su pecho que comenzaba a arder con una intensidad que no podía ignorar.

Por mucho que su mente se rebelara, por mucho que las sombras de la duda lo acecharan, el sentimiento que Theseus había despertado en él era real. **El amor**. El amor que había evitado reconocer durante tanto tiempo, que había tratado de esconder debajo de su cariño fraternal. Pero ahora, al ver a Theseus tan cerca, con la mirada de una persona que no estaba dispuesta a rendirse, algo se desmoronó dentro de él. **Tal vez, solo tal vez, podría permitirlo.**

Estaban sentados frente a frente, el aire denso entre ellos, pero esta vez no había miedo. Newt podía sentir la calidez de la presencia de Theseus, su proximidad, esa energía silenciosa que emanaba de él, y algo en su interior se despertó. **No estaba solo.** Theseus estaba allí, dispuesto a quedarse, a esperar por él, sin prisas, sin presiones.

Fue Theseus quien rompió el silencio, con la voz suave pero cargada de emoción:

—Newt, no tienes que darme una respuesta ahora, pero... no quiero que esto quede sin decir. —Se inclinó un poco más cerca, su respiración casi podía sentirla—. Quiero que sepas que no hay nada que desee más que estar contigo. No solo como tu hermano, sino de una manera que... —su voz se quebró un poco, y Newt lo vio luchar por las palabras—. De una manera que siempre he deseado, pero que nunca supe cómo expresar.

Newt lo miró fijamente, sus ojos reflejando una mezcla de incertidumbre y algo más. Algo que se parecía a la aceptación, algo que había estado oculto pero que, al estar tan cerca de Theseus, comenzaba a salir a la luz. **¿Estaba listo para aceptar ese amor?**

—Theseus... —Newt susurró, sin poder apartar la mirada de sus ojos. Sus palabras se sintieron como un peso que finalmente dejaba su pecho, pero el temor seguía allí. El miedo de lo que implicaba, de cómo cambiaría todo entre ellos—. No puedo prometerte que será fácil. No puedo prometerte que... que te amaré de inmediato de la misma manera. Pero... no puedo negarlo más. Algo dentro de mí, algo profundo, me dice que... que tal vez lo que siento por ti no es solo fraternal. Tal vez... —sus palabras quedaron suspendidas en el aire, pero el simple hecho de haberlas dicho en voz alta lo hizo sentirse vulnerable y, a la vez, liberado.

Estasus sonrió suavemente, acercándose un poco más, hasta que la distancia entre ellos ya no existía. Newt podía sentir la calidez de su hermano, el suave suspiro de su respiración al estar tan cerca. Era como si todo lo que había estado reprimido durante tanto tiempo estuviera comenzando a salir a la luz.

—No espero que me ames de inmediato, Newt. —La voz de Theseus era un murmullo bajo, solo para él—. Pero quiero estar aquí, en este momento, contigo. No importa lo que pase después, quiero que lo que somos sea suficiente, por ahora.

Newt cerró los ojos por un momento, asimilando sus palabras. El amor que sentía, el que había estado negando, parecía florecer dentro de él como una flor que se abre a la luz. La cercanía de Theseus lo envolvía, y aunque todo en su mente le decía que no debía dejarse llevar, **su corazón** le decía lo contrario.

Fue un impulso, algo natural, algo que no podía evitar. **Quería sentir más de él.** Quería que su amor, por lo menos en ese momento, fuera lo que los uniera. Sin miedo, sin dudas, solo un amor puro que había estado esperando, aunque no lo sabía.

Con un suave suspiro, Newt alcanzó la mano de Theseus, su dedo rozando la piel de su hermano con delicadeza. **Era como si al tocarlo, al sentirlo tan cerca, se derritieran todas las barreras que había levantado dentro de sí.**

—No sé qué nos depara el futuro, Theseus... —dijo Newt con una sinceridad tan profunda que sus palabras resonaron en su pecho—. Pero por primera vez... quiero intentarlo. Quiero ver qué puede pasar entre nosotros.

Estasus lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de asombro y esperanza. Entonces, con una ternura que Newt nunca había visto en él antes, se inclinó lentamente hacia él, y sus labios se encontraron con los de Newt en un beso suave, lleno de esa pasión contenida que había estado esperando, pero que nunca había sido capaz de expresar hasta ese momento.

El beso fue lento, cauteloso, como si ambos temieran que el mundo pudiera desmoronarse alrededor de ellos. Pero, al mismo tiempo, era un beso lleno de promesas, de un amor que, aunque complicado, parecía la única cosa real en ese momento. Newt cerró los ojos, dejando que su cuerpo se relajara, permitiendo que el amor se abriera paso en su corazón, dejando que la sensación de Theseus se filtrara en cada rincón de su ser.

Cuando se separaron, apenas un suspiro los separaba. Estasus lo miró con una intensidad que dejó a Newt sin palabras. Y entonces, en un murmullo que hizo que el corazón de Newt latiera más rápido, Theseus habló.

—Te quiero, Newt. Más de lo que puedo decir. Y estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario para que tú lo entiendas también.

Newt, con la piel ardiente por el roce de su hermano, asintió lentamente, sabiendo que aún quedaba mucho por enfrentar. Pero por primera vez, el futuro no le parecía tan aterrador. El amor de Theseus era una certeza, algo que lo anclaba en medio de la tormenta que se avecinaba.

Y aunque el camino hacia lo que podrían ser aún era incierto, Newt decidió que, por esa noche, no importaba. Solo importaba el ahora, y el amor que había comenzado a crecer en sus corazones, sin reservas, sin miedo.

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Bajo las Estrellas del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora