Capítulo 1: Un Plan Inesperado

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A la mañana siguiente, Newt despertó temprano, pero con el peso de las palabras de Theseus todavía rondando su mente. El doncel apenas había pegado ojo. La posibilidad de que su hermano mayor se presentara como su pareja para protegerlo era tanto reconfortante como desconcertante. 

En la cocina, Theseus ya estaba despierto, sirviendo té y revisando un pergamino con la frente fruncida. Cuando Newt entró, Theseus alzó la vista y le dedicó una sonrisa cálida, aunque ligeramente cansada. 

—Buenos días, Newt. ¿Dormiste bien? —preguntó, aunque por el rostro de su hermano sabía la respuesta. 

Newt negó con la cabeza y se sentó frente a él, tomando la taza que Theseus le ofrecía. 

—Theseus, no tienes que hacer esto —murmuró, mirando fijamente el té—. No quiero que te metas en problemas por mi culpa. 

Theseus dejó el pergamino sobre la mesa y se inclinó hacia él, su expresión completamente seria. 

—Newt, escuché lo que dijeron los Rosier en la última reunión del Wizengamot. No solo quieren obligarte a casarte con su heredero, sino que están buscando formas de invalidar cualquier oposición. Esto no es solo sobre ti, sino sobre los derechos de todos los donceles. No puedo quedarme de brazos cruzados. 

Newt levantó la mirada, sorprendido. Estas palabras no solo mostraban la preocupación de Theseus, sino una comprensión más profunda de la situación. 

—¿Y si pretender ser mi pareja no funciona? —preguntó Newt en voz baja. 

Theseus suspiró. 

—Por ahora, es la mejor opción. Si creen que ya tienes un vínculo, no podrán forzarte a nada sin enfrentarse a una batalla legal. Pero, Newt, esto no funcionará si no confías en mí. 

Newt se quedó en silencio por un momento antes de asentir. 

—Confío en ti, Theseus. Siempre lo he hecho. 

Theseus sonrió y se levantó de la mesa, colocándose su abrigo de auror. 

—Bien. Hoy tengo que reunirme con la Ministra para dejar esto claro. Si alguien pregunta, vamos a decir que estamos comprometidos. No te preocupes por nada más, ¿de acuerdo? 

Newt asintió, pero su corazón latía con fuerza. La idea de estar "comprometido" con Theseus lo hacía sentir emociones contradictorias que no entendía del todo. 

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Más tarde ese día, Newt decidió visitar su maleta para distraerse. Siempre encontraba consuelo entre sus criaturas mágicas. Mientras alimentaba a los Mooncalves, se detuvo un momento para acariciar a un pequeño Occamy que acababa de nacer. 

—¿Qué opinas tú de todo esto? —susurró Newt al Occamy, que se acurrucó en su palma. 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la voz de Theseus llamándolo desde el exterior de la maleta. Subió rápidamente y lo encontró de pie en la sala, con una expresión que mezclaba exasperación y algo que parecía... ¿celos? 

—Newt, no puedes desaparecer así. Estuve buscándote durante media hora —dijo Theseus, aunque su tono se suavizó al verlo. 

—Lo siento, estaba con las criaturas... —respondió Newt, evitando su mirada. 

Theseus suspiró y dio un paso hacia él, colocando una mano firme pero gentil en su hombro. 

—Escucha, la Ministra ya aprobó nuestro "compromiso". Ahora los Rosier no podrán acercarse sin enfrentar problemas legales. Pero eso significa que tendremos que actuar como si fuera real. 

—¿Cómo... cómo de real? —preguntó Newt, su voz apenas un susurro. 

Theseus no respondió de inmediato. En cambio, bajó la mirada y luego, con una suavidad que Newt no esperaba, levantó su mano y entrelazó sus dedos con los de él. 

—Lo suficiente como para que nadie dude, Newt. Confía en mí, ¿de acuerdo? 

Newt sintió su rostro calentarse, pero asintió lentamente. 

—Está bien... Theseus. 

En ese momento, algo cambió entre ellos. Lo que había comenzado como un simple plan para proteger a Newt empezaba a convertirse en algo más, aunque ninguno de los dos estaba listo para admitirlo todavía. 

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Bajo las Estrellas del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora