AGALLAS

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Wade salió del gimnasio con una expresión de desánimo que rara vez se le veía. Había llegado allí esperanzado, pensando que encontraría a Logan en su turno habitual, pero escuchar que se había tomado vacaciones y, peor aún, que había mencionado la posibilidad de irse a trabajar a otro lugar, le dejó el corazón en un puño.

Intentó, una vez más, marcar su número, pero lo único que recibió fue el molesto tono que indicaba que el teléfono seguía apagado. Se quedó un momento mirando la pantalla de su móvil, con una mezcla de frustración e impotencia reflejada en su rostro, antes de soltar un suspiro profundo.

—Maldito furro cabezota... —murmuró, pasándose una mano por la cabeza—. ¿Qué estás intentando demostrar, Logan?

Miró alrededor del aparcamiento, como si esperara que este apareciera de repente, saliendo de la nada, gruñendo y diciéndole que dejara de actuar como un idiota.
Pero no fue así. El aparcamiento permanecía vacío y silencioso, y la realidad le golpeó con fuerza.

El recuerdo de la conversación telefónica de la noche anterior volvió a su mente, las palabras de Logan resonando en su cabeza:

"Está mejor sin mí."

Era tan típico de él pensar que la única solución era desaparecer, aislarse del mundo...
Pero Wade sabía que esa no era la respuesta, y si había algo que odiaba más que nada, era ver a Logan perderse en esa espiral de autodesprecio.

Sin pensarlo más, sacó su móvil y marcó el número de Peter. Cuando oyó su voz al otro lado, no esperó ni un segundo antes de soltarlo:

—No está en el gimnasio. Se ha pillado vacaciones, y parece que tiene en mente largarse a otro sitio.

Hubo un momento de silencio, antes de que Peter respondiera, su tono igual de preocupado:

¿Le has llamado?
—Claro que le he llamado, pero el muy imbécil sigue con el teléfono apagado —respondió Wade, empezando a caminar hacia su coche—. Esto se nos está yendo de las manos, carita de ángel. Tenemos que encontrarlo antes de que haga una tontería.

Peter no tardó en coincidir, pero ambos sabían que, con Logan, no sería tan sencillo. Wade se subió al coche y arrancó el motor, decidido a no rendirse. 



La semana había sido un borrón interminable para Logan, llena de días que se deslizaban unos sobre otros, como si el tiempo hubiera perdido cualquier sentido.
El apartamento que había alquilado era pequeño, modesto, apenas un lugar funcional en el que esconderse del mundo, lejos del bullicio de la vida que había dejado atrás.
Tenía un sofá viejo y desgastado, una pequeña televisión que parecía tener más años que él, y un par de sillas en la esquina. No había adornos, ni fotos, ni nada que reflejara un toque personal. Era un espacio vacío que resonaba con el mismo eco de soledad que sentía por dentro.

Se había pasado la mayor parte de la semana hundido en ese sofá, con el televisor encendido, pero rara vez prestando atención a lo que mostraba.
Los sonidos se mezclaban con sus propios pensamientos, creando un murmullo constante que no hacía más que distraerle de la verdadera fuente de su angustia. A veces cambiaba de canal, buscando algo que pudiera ocupar su mente, pero nada lograba calmar la sensación de opresión en su pecho. Tampoco había tenido mucho apetito. Salía sólo para comprar comida, y volvía con una bolsa de provisiones mínimas, apenas suficiente para aguantar.

No había vuelto a encender el móvil después de aquella última conversación con Peter y Wade. Parte de él sabía que, si lo hacía, vería los mensajes, las llamadas perdidas... los intentos de arreglar las cosas. Y eso sólo aumentaría el peso que sentía en el estómago.
Era mejor así, o al menos eso se decía. Se repetía que su ausencia era la única manera de evitar hacerles más daño.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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TRES PADRES PARA UNA HIJA (Spideypoolverine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora