Capitulo 25

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Los días corrieron como se hacía justicia a su estación del año. ¿Por qué será que cuando el helado roce del viento reemplazaba al pegajoso verano, los días parecían ir con una velocidad aterradora?.
Algo que jamás entendería porque, podría ser porque todos esperaban con ansias la navidad. O porque las fechas en esa estación del año se disfrutaban tanto.

Cada persona poseía la habilidad de impregnar sus recuerdos en las estaciones del año. Olores. Sonidos. Canciones. Colores. O incluso sensaciones. Todo aquello que nos transporta al momento indicado en el que se presenció.

Una canción podía significar tantas cosas. Sentimientos. Emociones. O tan solo un vago recuerdo que aún mantienes en tu cabeza.

Por ejemplo, el tintineo de la melodía navideña que esos foquillos impresos de color le traían tantos recuerdos.

Así mismo se sentía el frío que abrazaba su cuerpo apretando con diversión sus mejillas sonrojadas. El vapor siendo expulsado con suavidad por sus labios mientras que le daba tremendo dolor en las orejas  por estar expuestas. Y a pesar de que los días fríos habían empezado hace tiempo, no era nada comparado al violento invierno que teñia el hermoso jardín de la sede en un pálido y maravilloso color blanco.

Flores congeladas y enterradas bajo centímetros de nieve.

Arboles secos y descoloridos, dejando solo aquel color oscuro del roble. Sin embargo, los altos pinos que se distribuían alrededor aún se mantenían en un profundo verde bañando en blanquecino. Un bello paisaje a pesar de los colores sobrios y tenues.

Admitía que le encantaba la primavera.

El verano por supuesto que no. Para nada.

¿Quién era capaz de entender el verano?. Los rayos del Sol sintiéndose como un pollo asado en uno de esos locales donde se vendían pollos. Obviamente. El sudor extenderse por cada rastro de piel creando una horrible sensación pegajosa. No olvidar esos puñeteros mosquitos que se adhieren a ti como malditas sanguijuelas, muertos del hambre.

Unos hambreados.

Sin embargo, la primavera es hermosa.

Divertida y delicada.

Por supuesto que era hermosa la primavera, y lo único bueno de eso serían sus brillantes colores, la variedad de tonalidades que ciegan de belleza hasta los ojos mas sanos. Oler el aroma de las flores, los árboles y el pasto recién podado. Era bello. Lo era.

Pero. No sabía desde cuándo había empezado a sentirse atraído por el invierno y su abrumador frío.

De algún modo le recordaba a... él.

Frío y dañino.

Y no en el mal sentido.

Era en el sentido de sentir el frío ambiente golpeando tus mejillas, y aún después se sintiera quemar, era una sensación reconfortante.

Le gustaba sentir aquello.

Aunque sinceramente no le estaba gustando para nada estar dos horas entrenando en el exterior con una temperatura bajo cero.

Claro que no.

Le comenzaba a tomar resentimiento a Etoiles. Incluso llegaba a la ligera idea de que lo odiaba. Porque, ¿Por qué traer a un chico bajo esas temperaturas tan intimidantes a entrenar?.

Si, Etoiles lo odiaba. O solo se burlaba de él.

¿No podemos parar? - alzó un poco la voz para que le escuchara - mis manos se están entumeciendo - explicaba al no sentir del todo el buen funcionamiento de sus articulaciones. Respiraba entrecortado por el esfuerzo del combate a cuerpo que llevaban teniendo por un tiempo.

Ordo Theoritas. [GUAPODUO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora