Capitulo 10

1.3K 238 27
                                    

Si se lo preguntaban, sinceramente no sabría cómo responder cualquier tipo de duda o curiosidad sobre porque estaba en un vehículo blindado y de lo más lujoso, con un hombre en los asientos de atrás quien era nada más y nada menos que el líder de Ordo Theoritas, mientras que él se encontraba siendo conductor de todo aquello, siguiendo simplemente las coordenadas que Cellbit le había ordenado.

¿Por qué?.

Bueno, ni él tenía idea de lo que hacía o a dónde se dirigían.

Suficiente tenía con intentar controlar sus nervios al volante para no cagarla y chocar contra el primer poste de luz, porque como se lo habían dicho, tuvo un maestro de conducción en sus pequeños ratos libres, sin embargo, eso no significaba que podía controlar a la perfección ese auto que perfectamente costaba más que su patética vida.

Mentiría si dijera que se sentía tranquilo.

Habían muchos factores que detonaban su inquietud en general, primero el hecho de que manejaba por primera vez sin su orientador, después, llevar como pasajero al líder de una organización importante, sin más seguridad que solo su gordo trasero.

Solo los dos en completa soledad.

¿Cómo chingados se suponía que debería sentirse?.

Prácticamente toda responsabilidad se dejaba caer en sus hombros, la vida de un hombre importante estaba entre sus manos, y dependía de él si volvía a la sede con vida o no.

Era una presión enorme que le arrebataba la respiración creyendo que moriría sofocado, su cuerpo tenso y el ligero temblor de sus dedos dudando en si era buena idea lo que hacían en ese momento.

Pensando en que Cellbit debía estar completamente demente y con ganas de morir para ponerse a disposición de un novato.

No se sentía preparado, por más entrenamientos que tuviera diariamente, por más avances que indicaban un buen desempeño, por más que destacara entre todos los demás, no se comparaba con el trabajo de proteger a alguien grande. Simplemente no podía con ese peso que le sometía en un miedo profundo por fallar y mancharse las manos de una sangre ajena.

No podía.

Era demasiado.

Respiró lentamente apretando el volante con fuerza intentado calmarse, soltando el aire contenido poco a poco, era un método que siempre utilizaba para quitarse los nervios, pero por más que lo realizara, nada parecía mejorar.

El camino que estaban tomando no le daba buena espina, si no, aumentaban su inquietud como reloj de arena, grano por grano acumulándose en un sentimiento agrio.

¿Por qué tenía que ser el único muerto del miedo?.

Miró de reojo por el retrovisor observando la imagen de un hombre de lo más relajado teniendo su mirada fija en la ventanilla viendo el exterior, pareciendo consumido en sus pensamientos. Siempre pasó por su cabeza el preguntarse en que podría estar pensando Cellbit, pero por más que trataba de leer a través de él, acababa perdido en un callejón sin salida.

Los ojos de Cellbit solo le dejaban ver una expresión enfocada y misteriosa.

Como si su mente estuviera ocupada en algo muy importante para él, eso que solo era capaz de entender el líder de Ordo Theoritas.

Sin embargo.

Es frustrante no saber que es lo que piensa una persona, te hacía sentir como si compartieras tiempo con un gran ordenador que solo se encontraba ahí, sin moverse, sin tener un tipo de contacto, sin obtener más allá que una respuesta a tu pregunta, sin parecer estar conectado a una realidad viviendo sumergido en una dimensión que solamente aquella persona conocía.

Ordo Theoritas. [GUAPODUO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora