Ordo Theoritas. [GUAPODUO]

Capitulo 24

El leve golpeteo de un plumón contra una lisa hoja de papel creando un sonido peculiar, siendo parte del ambiente tranquilo de su habitación. El calor recorriendo cada esquina superior e inferior de las cuatro paredes por causa de la calefacción. Más los tambores de los pies de Richas que azotaban suavemente sobre el piso. Encontrándose recostado en la alfombra mientras coloreaba uno de esos libros con dibujos de caricaturas.

Desvío la mirada del crucigrama a medio terminar que tenía entre las manos, observando a su pequeño hijo realizar aquella actividad con tranquilidad. Llevaba unas horas con él acompañándolo antes de que las clases particulares de Richarlyson comenzaran, con aquel profesor que había contratado hace tiempo.

Sabía que Richas no tenía una vida normal. No era como los demás niños.

Y eso ahora le traía consecuencias emocionales.

Por más que lo intentó.

Ya no se sentía del todo un buen "padre".

Ya no sabía que estaba bien o no.

Con todo lo sucedido había removido en él brechas que anteriormente mantenía ocultas y selladas con conjuros mágicos. Osea, la ignorancia. Teniendo en cuenta la gran bola de nieve que creció y creció, y que ahora fue directo a él estampando sus miedos e inseguridades contra la realidad. Desatando una infinidad de cuestiones creando ruido en su cabeza.

Cómo ruido blanco acunando la ansiedad y la frustración.

Se creía perdido.

Desorientado.

Era el lider, siempre sabía que hacer, como reaccionar, que decidir, y como actuar. Pero justo en ese momento, ansiaba tener a su hermano a su lado para apaciguar todo temor posible. Su hermano que con solo palabras al viento solía conseguir salvarlo de la demencia emocional. Salvarlo de perder la cordura en medio de los baches. ¿Cómo lidiar con sus sentimientos?. Si lo único para lo que servía era para dar ordenes y que le obedecieran. Ser un imbécil investigador obsesionado con una organización que se burlaba de él.

Solo era un hombre vacío con dinero.

No siendo capaz de lidiar con sus propios sentimientos.

El sentimental era Felps. No él.

El que sabía de amor y cariño, era Felps.

Él solo de poder y destrucción.

Richas siempre mereció a Felps.

Él no merecía tener una familia, no merecía nada más que la soledad.

Pai - la voz de Richas lo sacó afortunadamente de aquellos encierros.

Dime- contestó prosiguiendo con el crucigrama.

Ayer hablé con tío Roier - eso lo tomó por sorpresa haciendo que dirigiera la mirada a su hijo instantáneamente.

¿De que hablaron?- quería saberlo. Saber de Roier. No lo miraba desde aquel día, y definitivamente no fue la mejor expresión en su rostro. Desde aquella discusión. No había hablado absolutamente, aunque, ¿Debían hablar algo?. Entendía que si. Ya que desde ese momento se había creado un enorme vacío entre los dos, uno que amenazaba con hacer caer a uno de los dos, y creía, que ese sería él.

No lo soportaba. Y no sabía porque. Pero no soportaba estar de esa forma con Roier.

Él...creo que está muy triste- Cellbit depositó el plumón sobre la hoja del crucigrama, entrelazando sus dedos. Aquello se sintió como un golpe sordo en su pecho. "Creo que está muy triste". Mierda. Aquello realmente se había sentido como una maldita estaca- le dije que me gustaría pasar tiempo con él, y se disculpó, mucho, mucho, mucho- hablaba sin dejar de colorear con su brillante color rojo- y entonces se puso a llorar, y yo lloré también. ¿Crees que eso lo hizo sentir mejor?.- volteó a verlo con esa inocencia que distinguía a los niños.