One Piece: ¡Sistema de copia de talentos!

Capítulo 162: La transformación de Gion

Gion, mirando a Z y a los demás, que estaban fuertemente atados, le preguntó a Noir: "¿Cuánto tiempo dormí?"

Noir pensó por un momento. "Unas seis o siete horas. Yo también estoy bastante cansado, para ser honesto"

Puff asintió. La nueva habilidad del Capitán era como la hipnosis; era imposible despertar a alguien de ella.

Gion suspiró, con un extraño tono en su voz. "¿Solo ese tiempo...?"

Noir bostezó, desconcertada. "¿Por qué... no me tienes miedo?"

Gion se burló, su voz llena de confianza. "Puedes ser engreído, narcisista e imprudente, pero no dañarías a una enemiga femenina"

Noir se sorprendió. ¿Cómo no sabía eso sobre mí?

Se había enfrentado a muchas oponentes femeninas en su vida, y parecía...

Huh. Realmente no he matado a ninguna de ellas.

Con una expresión severa, Noir invocó la espada maldita, Devil Blade, del Inframundo. Apuntó la punta a la nariz de Gion. "Bueno, entonces, ¡puedes ser el primero!"

Gion puso los ojos en blanco y luego se abalanzó abruptamente hacia la espada.

La mano de Noir se sacudió por la sorpresa, y la trayectoria de Devil Blade cambió, cortando algunos mechones del largo cabello de Gion.

Gion extendió una mano delicada y golpeó la espada. Sin perder el ritmo, ella replicó:

"Sé todo sobre esa cosita tuya. ¡No intentes asustarme con tus trucos con la espada!"

Noir se estremeció, agarrándose la ingle y escondiéndose detrás de Puff. "¿Qué está pasando?"

La expresión de Puff era una mezcla de sorpresa y preocupación. Luego, con un gesto dramático, gritó: "¡Capitán! ¡Romperás el corazón de Robin!"

El rostro de Noir se sonrojó. —¡Tonterías! ¡No pasa nada entre nosotros!

Pero Puff, por lo general tan confiable, continuó con su teatral lamento, como si de repente se hubiera iluminado.

—¡Anoche me fui por media hora para preparar café para el Capitán, y fue cuando tú...!

Noir explotó. —¡¿De qué diablos estás hablando?! ¿Crees que tengo tiempo para sacar mi arma en media hora?

Gion asintió con la cabeza. —Pero es bastante... enérgico.

Noir casi se arrodilló y suplicó. —Señora, ¿cuándo nos volvimos tan cercanos?

Gion apartó la cabeza de Noir, riendo. —No te preocupes por eso.