One Piece: ¡Sistema de copia de talentos!

Capítulo 47: Invitando a Robin

En la cubierta, donde soplaba suavemente la brisa, un hombre apuesto y una mujer hermosa se miraban el uno al otro en el crepúsculo, y parecían formar una pareja bastante adecuada.

Sin que nadie lo supiera, Robin deseaba en su interior poder apuñalar a Noir con un cuchillo.

Después de muchos años de acechar en el mundo oscuro, hacía tiempo que había desarrollado un corazón frío y duro.

Pero nunca antes había sentido un deseo tan fuerte de matar como el que sentía hoy.

Robin no podía entender por qué un hombre que acababa de conocer podía revelar toda su información personal.

Para ella, la mejor manera de protegerse era eliminar a la persona que conocía sus secretos.

Al ver la creciente cautela en los ojos de Robin, Noir suspiró y dijo con una sonrisa irónica: "Deja de mirarme. No puedes matarme"

Por supuesto, sabía que no podía controlar a Noir.

Si pudiera, ya lo habría matado por su propia seguridad.

Robin volvió a sonreír, pero esta vez su sonrisa era desconocida y hostil.

Dijo en voz baja: "Sabes tanto que debes tener un motivo oculto"

"¿Por qué estás buscando a Crocodile? O... ¿me estás buscando a mí?"

Enfrentando la indagación de Robin, Noir dijo sin rodeos: "No hay necesidad de fingir. Estoy aquí para ti"

"Pero no te preocupes. Sé que puedes leer textos antiguos, pero no me interesan"

Noir estaba diciendo la verdad; no tenía curiosidad por los poneglyphs ni por los cien años de historia perdida.

Aparte del Gobierno Mundial, solo los conspiradores y las personas ambiciosas se preocupaban por la identidad de Robin.

Pero Robin no le creyó.

Habiendo experimentado incontables traiciones y contratraiciones, Robin nunca creería las palabras vacías de Noir.

Pero no mostró sus dudas. En cambio, fingió confusión y preguntó: "Si no es por eso, ¿entonces qué es?"

Noir se enderezó, miró a los hermosos ojos de Robin y dijo: "Quiero que seas mi compañero"

Al mirar sus ojos negros como la tinta, Robin se sorprendió al ver su sinceridad.

... ¿Y gentileza?

Por alguna razón, Robin comenzó a creerle un poco. Vacilante, preguntó: "¿Qué hay para ti en esto? ¿Qué gano yo con esto?"