Capítulo 192: ¡El inframundo!

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Mientras el intruso indeseado en la orilla levantaba su enorme arma, a punto de acabar con la vida del joven explorador, un rugido atronador rasgó el aire.


Sobresaltado, el bruto miró hacia arriba, pero antes de que pudiera identificar la fuente, su visión se vio envuelta en una luz dorada cegadora.


La luz explotó contra el gigante, enviándolo a volar cientos de metros con un aullido de dolor.


Cuando el brillo se desvaneció, Noir se materializó, con las manos en los bolsillos, una pierna larga extendida casualmente como si simplemente hubiera dado un paso.


Sonrió, su voz goteaba arrogancia. "¿Qué estabas diciendo de nuevo?"


El joven explorador, apartado del borde de la muerte, miró a Noir, su voz llena de alivio.


"¡Salvador!"


"¡Este tipo ignoró nuestras advertencias y entró ilegalmente en La Isla! ¡Atacó a nuestros hermanos!"


El explorador estaba cubierto de heridas graves, pero informó con una claridad inquebrantable, una chispa de orgullo encendiéndose dentro de Noir.


Noir lo ayudó a levantarse, su voz gentil. "Entiendo. Me encargaré de esto desde aquí"


"¡Sí, señor!"


El gigante luchó por ponerse de pie, sus ojos muy abiertos con un miedo recién descubierto mientras miraba a Noir. Murmuró en voz baja: "Ese poder... esa velocidad... No es algo que un niño debería tener"


La sonrisa de Noir se volvió fría y su imponente figura desapareció una vez más.


El corazón del gigante saltó en su garganta. Trató de girar, de contraatacar, pero otra patada cegadoramente rápida lo golpeó, enviándolo de nuevo al suelo.


No era más que fuerza bruta, un matón común y corriente. Noir podría matar a cien de él sin despeinarse.


¿De dónde este don nadie sacó el coraje para luchar contra él?


Al darse cuenta de que no tenía rival, el gigante gritó a sus hombres: "¡No se queden ahí parados! ¡Ataquen!"


Las figuras vestidas de negro y enmascaradas avanzaron, blandiendo sus armas y rodeando a Noir.


Noir ni siquiera se molestó en reaccionar. Simplemente chasqueó los dedos en el aire.


Las sombras bajo sus pies se agitaron, deslizándose por el suelo a una velocidad asombrosa, conectando con las sombras de sus atacantes.


La turba, que alguna vez fue agresiva, se congeló, clavada en el lugar como si estuviera paralizada.


Noir sacó la Espada del Diablo, arrastrando lentamente la espada maldita hacia el gigante aterrorizado.

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⏰ Última actualización: 21 hours ago ⏰

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