Capítulo 59

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3 de junio de 2041

- Naira, tienes que ir con muchísimo cuidado y siéntate, por favor -le ordenó Ana a su hija, dejando en evidencia la poca confianza que tenía depositada en esta- Mamá te la pone encima y tú te estás quietecita, ¿entendido? -insistió con aquello.

- Jope, mamá, que sé dé sobras como se coge un bebé -se quejó la muchacha, algo frustrada de no poder ejercer de hermana mayor como a ella le hubiese gustado- Que ya tengo cuatro hermanas pequeñas, ¿eh? -le recordó a la mujer, quién hacía caso omiso de sus plegarias.

- Claro que sí, Naira, tú ya sabes como coger a un bebé, ¿verdad? -comentó Mimi queriendo apaciguar las aguas entre madre e hija, mientras cogía a la recién nacida, quién estaba reposando en aquella cuna transparente de hospital- Pero que bien se porta esta chiquitita, que no se queja de nada -le dijo a la bebé con una voz infantil, perdiendo todos los sentidos por su nueva hija.

Realmente Mimi estaba bastante molesta por la actitud que estaba teniendo Ana, ya no solo con Naira, sino con el resto de sus hijas. Podía entender que estuviese adolorida y cansada, pues apenas hacía veinticuatro horas del alumbramiento de la pequeña, pero aquello no justificaba nada de lo que había presenciado aquella tarde dentro de la habitación de hospital.

- ¡Qué mona! -Naira se derritió al ver la carita de su nueva hermana, con unos mofletes regordetes y rojizos.

- Mira que a gusto está contigo, ¿eh? -comentó Mimi enternecida.

- Tiene la misma boca que Inés -observó la chica, ya queriendo buscar parecidos entre la familia- Te quiero mucho, Mimi -añadió mientras trataba de no explotar de amor.


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Jueves 22 de marzo de 2046

- Venga, Mimi, nos vamos para casa -le indicó Sofía a su hermana, acercándose al columpio donde llevaba un buen rato balanceándose.

- No -negó la niña haciéndose valer de su fuerte determinación.

- Ya lo creo que sí -negó la rubia creyéndose capaz de desafiar a su hermana, y mucho más- Venga, ¿no te das cuenta de que ya es casi de noche y no queda ningún niño en el parque? -trató de razonar con ella.

- ¡No, no y no! -replicó Mimi, con algo más de mal humor y agarrándose fuerte a las cadenas de aquel columpio.

- Oye, tú a mí no me chilles, ¿eh? Que soy tu hermana mayor y soy una autoridad -le advirtió Sofía a la niña, creyéndose aún capaz de controlar la situación- Venga, baja de allí -le pidió con un tono más amable, volviendo a la cordura.

- ¡Eres muy mala, te odio! -le echó en cara la pequeña, quién seguía agarrada con fuerza.

- Uy, sí, ya ves lo que me importa -negó la muchacha sin tomarle la más mínima importancia a sus palabras, pues lo cierto es que ya estaba más que acostumbrada a aquello- Venga, que nos vamos -pasó a la acción agarrándola por la fuera y sacándola de aquel maldito columpio.

Sofía cargó como pudo a su hermana en brazos, pues entre que cada día era más mayor y que tampoco se lo ponía fácil, aquello era una tarea cada vez más complicada, y empezó a caminar hacia casa. Aquello de ejercer de hermana mayor era cada vez menos agradecido y más insoportable.


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