Quinceavo capítulo
Noté unos pequeños rayos de sol iluminando mi rostro. Poco a poco mis ojos se fueron abriendo, y pude ver como la luz se colaba por los diminutos puntos de la persiana. ¿Estará Caín cuando me gire? Ese fue el primer pensamiento que cruzó por mi cabeza nada más despertar.
Cuando me giré, lo vi durmiendo plácidamente al otro lado de la cama. Tenía los labios levemente entreabiertos, y, aunque estaba completamente dormido, pude ver cómo sus músculos permanecían tensos, cómo si, las preocupaciones que invadían su mente por el día, mantuvieran su cuerpo despierto durante la noche; aunque él estuviera dormido. No pude evitar quedarme observando su perfecto rostro, y esbocé una sonrisa al pensar en que, aunque ya habíamos compartido cama, era la primera vez que despertábamos juntos. No podía evitar preguntarme si esta vez las cosas entre nosotros irían bien. Si él sería capaz de ser mi amigo, y de no acostarse con nadie ni intentar hacerlo conmigo. Por más bien que pareciera que iban las cosas entre nosotros, al final siempre desaparecía. En ese momento, escuché como mis tripas rugían, así que decidí levantarme de la cama e ir a buscar algo para desayunar.
Cuando llegué a la cocina, abrí los armarios para ver si encontraba algo; pero solo vi un paquete de café. Miré en la nevera, pero también estaba vacía.
-Nunca desayuno aquí.- Salió un leve grito ahogado de mi boca, a consecuencia del pequeño susto que me había dado. Siempre aparecía por mi espalda sin que me diera cuenta. -Vamos, te llevaré a desayunar.
-Debería ir a casa para ducharme.
-Puedes ducharte aquí, te dejaré uno de mis chándals.- Pensar en ir a casa me producía algo de malestar; no me apetecía hablar con Nora sobre el tiempo que había estado ocultándome información sobre Caín, pero sabía que no podía evadir conversaciones pendientes; por más incómodas que me pareciera mantenerlas.
-Vale. Pero por la tarde me iré a casa. Tengo que hablar con Nora. - Él asintió con la cabeza.
-Ayer estabas muy sexy en mi pelea.- Dijo, mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa traviesa.- Noté como mis mejillas se sonrojaban levemente, y pude sentir un cosquilleo en la barriga. -Pero ahora que te estoy viendo recién levantada, sin maquillar y solo con mi camiseta puesta, estás más guapa que nunca. Haces que tenga ganas de despertar contigo todos los días, Lex.- Durante unos segundos, mi mente se quedó en blanco. -Dúchate tú antes. Iré a buscar algo de ropa.- Dijo, sin darme tiempo a reaccionar a nada de lo que acababa de decir.
Mientras él caminaba hacia su habitación, me fui al lavabo y encendí el agua de la ducha para que se fuera calentando.
Al cabo de un minuto, apareció por la puerta.
-Toma.- Dijo, mientras me tendía un chándal de pantalón y sudadera blancos.
-Gracias.-Le dije mientras cogía la ropa.
Después, salió del lavabo y cerró la puerta.
Me quité la camiseta, y comencé a hacer un moño con mi pelo, para que no se mojara y el alisado siguiera intacto. "Haces que tenga ganas de despertar contigo todos los días", las palabras de Caín resonaron en mi mente. Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro. En aquel momento, la puerta del lavabo se abrió. Un grito salió de mi boca mientras tapaba mis pechos desnudos con la camiseta que acababa de quitarme.
-¿Es que no sabes llamar?- Dije.
-¿Es que no sabes poner el pestillo?- Miré la puerta y vi que, efectivamente, había un pestillo. Qué tonta. -Ser solo tu amigo va a ser más difícil de lo que pensaba.- Dijo, y yo no pude evitar esbozar una sonrisa. Dejó una toalla encima del váter, y se marchó, dejando la puerta cerrada de nuevo, y, esta vez, puse el pestillo.Toqué el agua para comprobar si estaba caliente, y, al confirmar que lo estaba, me metí en la ducha y cerré la cortina.
Mientras enjabonaba mi cuerpo, recordé la conversación que habíamos tenido la noche anterior, y las normas que habíamos puesto. Podía hacerle una pregunta al día. Aunque aquella forma de conocer a Caín era algo extraña; ya había asumido que no éramos normales, y que, por lo tanto, lo extraño estaba hecho para nosotros.
Aún así, iba a costarme decidir qué preguntarle primero. Ese chico era un maldito rompecabezas, ¿Cómo iba a preguntarle una sola cosa sobre su vida al día? Eso no era suficiente para conocerle. Quizá, realmente no quería que lo hiciera. Aún así, las ganas de confiar en él no desaparecieron. De momento, se estaba comportando muy bien conmigo. Aunque no habíamos pasado muchas horas juntos, la noche anterior tuvimos una conversación muy , no sé, ¿esclarecedora? Además, llevábamos bastantes horas en un mismo espacio sin discutir, y, aunque él había hecho algún que otro comentario que no haría un amigo, había respetado el espacio que yo había interpuesto entre nosotros.Acabé de aclararme el jabón, salí de la ducha, y envolví mi cuerpo con la toalla que había dejado Caín.
Cuando acabé de vestirme, me miré al espejo. El chándal me quedaba algo grande, tanto de pantalón como de camiseta. Deshice el moño que me había hecho para que mi pelo no se mojara durante la ducha, y lo cepillé . Después, salí del baño.Caín estaba sentado en el sofá, buscando algo en la televisión con el mando a distancia en la mano. Cuando se dio cuenta de que ya estaba ahí, me miró de arriba abajo, y al ver cómo me quedaba el chándal, esbozó una sonrisa burlona.
-Vaya.- Miró hacia la derecha mientras se reía durante un par de segundos, y después, volvió a dirigir su mirada hacia a mí; con la misma sonrisa burlona que había tenido en su rostro hacía un par de segundos. -Estás...- Hizo una pausa de un par de segundos. -¿Graciosa?- Dijo, y se rió. Puse los ojos en blanco.
-Mira que ibas por buen camino.- Respondí. -¿Es que te apetece discutir?- Dije con un tono que indicaba claramente que estaba de broma, mientras fruncía el ceño.
-Perdona, perdona.- Dijo, mientras levantaba las manos y sonreía levemente.
-Te perdonaré por esta vez. - Los dos nos reímos.
-He pensado que era mejor ir a comprar el desayuno mientras te duchabas.- Señaló la encimera de la cocina, donde habían dos manzanas, dos vasos de café para llevar, y dos croissants de chocolate. -Así tendremos tiempo de ver una película.- Una sonrisa se esbozó en mi rostro.
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𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐄𝐑𝐓𝐄 (Esquivando el dolor)
Teen Fiction𝐔𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫á 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐥𝐯𝐚𝐫, 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐨, 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐦á𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐚𝐬. Una joven escapa de una relación de maltrato y se embarca e...