𝑸𝒖𝒊𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐

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Quinto capítulo




—¡Adam, para! ¡Suéltame, por favor!—El puño de Adam impactó sobre mi mandíbula fuertemente, causando un dolor increíble; y caí al suelo; derrotada. Adam se tiró sobre mí y siguió golpeándome con fuerza. Entre gritos y llantos, cerré los ojos mientras seguía recibiendo golpes. Una voz empezó a sonar en mi cabeza.

—¡Lex, despierta! —Mis ojos se abrieron lentamente, y pude ver a Nora. Su rostro expresaba preocupación.—Estabas teniendo una pesadilla, no parabas de gritar.—Todavía estaba confusa, y no tenía fuerzas para hablar, así que le di un abrazo a Nora y me levanté de la cama.

Eran las once y media de la mañana. Había llegado a casa a las tres, en el coche de aquel apuesto chico de ojos verdes.
Estar aquí me había traído paz, pero no la suficiente como para eliminar por completo al innombrable de mi mente.

Saqué de mi maleta un vestido negro y apretado, aunque muy cómodo. Era de una tela elástica que hacía que se amoldara perfectamente a las curbas de mi cuerpo. Cogí ropa interior limpia, y esta vez, me puse mis air force blancas.
Cuando lo tuve todo, fui directa a la ducha. Necesitaba sentir el agua caliente caer por mi cuerpo. Puse el agua a calentar, y, mientras tanto, decidí hacerme las cejas con las pinzas que Nora se había olvidado aquí el día anterior.
—¿Vas a explicarme qué has estado haciendo esta noche para llegar a las tres de la mañana, señorita?—Nora, como de costumbre, irrumpió en mi lavabo. Tenía una sonrisa de oreja a oreja, y supuse que tenía que preguntarle lo mismo a ella.
—Debería preguntarte yo por qué me dejaste tirada ayer en la fiesta.-Le dije aquello con una sonrisa tan grande como la suya. Sabía que había estado con Liam.
—Vale, dúchate y te cuento todo mientras desayunamos.
—Vale.—Nora seguía mirándome con una sonrisa.-Venga, ves ya. Tengo muchas ganas de saber por qué estás tan contenta.
—Vale.—Nora vino corriendo hacia mí, me dio un beso en la mejilla, salió corriendo del lavabo y cerró la puerta tras de si. Era increíble lo feliz que estaba.

Me metí en la ducha y, durante unos minutos, me limité a disfrutar del agua caliente recorriendo mi cuerpo.
Aunque aquel sueño me había vuelto a llevar al día anterior, estar aquí me hacía sentir que todo eso formaba parte de una vida pasada; y realmente, era así.
Sentía que hacía años, aunque todavía podía recordar cada golpe y cada palabra con la misma claridad que cuando lo vivía. Aún teniendo todo eso en la cabeza, la cara de aquel desconocido opacaba todo pensamiento negativo. Por un momento, cerré los ojos y vi su rostro en mi mente; aquellos ojos verdes, el corte en la ceja, esa mandíbula tan marcada y aquel pelo negro. Era tan guapo… Aunque, todo lo que tenía de guapo, lo tenía también de arrogante. Así que decidí acabar de ducharme lo más rápido posible, y dejar de pensar en todo lo relacionado con chicos.

Cuando acabé de aclararme la mascarilla hidratante, salí de la ducha.
Cuando vi mi cuerpo en el espejo, por primera vez desde hacía mucho tiempo, me gustó.
Después de vestirme, recogí mi cabello en una coleta alta y me apliqué gel fijador. Como mi pelo era largo, aún haciéndome coleta me llegaba casi por la cintura. Después de peinarme, saqué mi neceser de maquillaje. Decidí aplicarme polvos matizantes, algo de colorete, y rimel. Me veía más guapa que nunca.
Me puse mis air force, mi chaqueta de pelo blanca y metí unas cuantas cosas en mi bolso también blanco.
Me eché un último vistazo en el espejo, y, al hacerlo, recordé que no me había puesto colonia; así que fui hasta mi mochila, saqué mi colonia de manzana, y, después de ponerme un poco, salí de la habitación y cerré la puerta.

Cuando llegué abajo, Nora estaba sentada en el sofá, viendo la tele. Fui hasta ella y me senté a su lado.
—Que guapa tía.—Nora siempre me hacía algún cumplido; si me faltaba autoestima, ella me la daba.
—Eres la mejor.
—Oye, ahora te cuento lo de anoche. Pero antes…—Nora me cogió las manos con fuerza y se acercó a mí, bajando el tono de voz.—Vamos a la cocina a por algo de desayunar; ha venido Caín, el hermanastro de John; está ahí hablando con él y con Selene. Nunca lo había visto, porque siempre que venía él no estaba. Es guapísimo, tía.—Las dos nos levantamos y comenzamos a andar hacia la cocina. Para que Nora dijera que un chico era guapo; tenía que ser muy guapo; así que me sentí intrigada. Además, siempre nos había gustado un buen cotilleo.
Cuando llegamos a la cocina, me quedé en shock.

𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐄𝐑𝐓𝐄 (Esquivando el dolor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora