Capítulo 6: "Sombras del ayer"

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La noche caía sobre Seúl, cubriendo la ciudad en una marea de luces parpadeantes y un murmullo de vida constante. Sujin, sin embargo, no prestaba atención a lo que sucedía afuera. Estaba sentada en su pequeño apartamento, con una taza de té frío en la mano, mirando su teléfono en silencio. Desde su última conversación con Jihun, algo había cambiado entre ellos. Podía sentir la distancia, un espacio que no había estado allí antes, y aunque intentaba no dejarse llevar por la ansiedad, era imposible ignorar el temor que crecía en su interior.
Jihun aún no le había dicho si había hablado con Hana. La incertidumbre la estaba consumiendo, pero Sujin sabía que no podía forzarlo a abrirse. Sin embargo, cada día que pasaba sin una respuesta clara, la duda se hacía más fuerte.
Una llamada inesperada
Mientras estaba perdida en sus pensamientos, su teléfono vibró sobre la mesa. Al ver el nombre de Jihun en la pantalla, su corazón dio un vuelco. Lo miró durante unos segundos antes de deslizar el dedo para responder.
—Hola, Jihun —dijo, tratando de sonar relajada, aunque su voz temblaba un poco.
—Hola, Sujin —respondió él, con un tono que le pareció diferente. Más suave, pero también más serio—. ¿Podemos vernos? Necesito hablar contigo.
El miedo que había estado oculto en el fondo de su mente emergió de golpe. Sabía que algo importante estaba a punto de suceder, y aunque no estaba segura de qué era, sintió que debía prepararse para lo peor.
—Claro. ¿Dónde te veo?
—En mi apartamento —respondió él, casi en un susurro.
El enfrentamiento con la verdad
Al llegar al apartamento de Jihun, el aire estaba más tenso de lo que Sujin esperaba. Las luces eran más bajas de lo habitual, y Jihun estaba sentado en el sofá, con una expresión seria y distante. El apartamento, que antes le había parecido cálido y acogedor, ahora parecía un lugar de decisiones difíciles.
Sujin se quitó el abrigo lentamente, sin apartar los ojos de él. Finalmente, se sentó a su lado, esperando que él hablara primero. El silencio entre ellos era denso, casi opresivo, hasta que finalmente Jihun rompió el hielo.
—Hablé con Hana —dijo, directo al punto, sin rodeos.
Sujin sintió que su estómago se hundía, pero mantuvo la calma, sabiendo que necesitaba escuchar lo que él tenía que decir antes de reaccionar.
—¿Y qué te dijo? —preguntó, con la voz apenas audible.
Jihun tomó aire profundamente antes de continuar. —Quería… cerrar ese capítulo de su vida. Me dijo que se sentía culpable por cómo terminó todo entre nosotros. Que nunca tuvo el valor de enfrentarse a lo que pasó, y que necesitaba disculparse conmigo.
Sujin lo escuchó en silencio, su mente corriendo a toda velocidad mientras intentaba procesar lo que significaba aquello.
—¿Y tú qué sientes al respecto? —preguntó finalmente, sabiendo que esa era la verdadera cuestión.
Jihun la miró a los ojos, y en su mirada había una mezcla de dolor y resolución. —Me sorprendió escucharla, claro. Pero cuando la escuché, me di cuenta de algo. He estado cargando con ese peso por tanto tiempo, pensando que no había forma de avanzar, cuando en realidad, ya había dejado atrás a Hana mucho antes de lo que pensaba. No la quiero de vuelta en mi vida, Sujin. No de esa manera. Pero necesitaba escucharla para entender que mi lugar ya no está en ese pasado.
Sujin sintió una oleada de alivio recorrer su cuerpo, pero también había una nueva sensación. No podía ignorar que la presencia de Hana había reabierto viejas heridas, y aunque Jihun parecía haber encontrado algo de paz, ella aún se sentía insegura.
—Eso es bueno, Jihun —dijo suavemente—. Pero… ¿qué significa eso para nosotros?
Jihun tomó su mano, con un gesto más firme de lo que esperaba. —Significa que quiero estar contigo, Sujin. Que lo que pasó con Hana no tiene que definir mi futuro, y que no quiero que ese miedo siga interfiriendo entre nosotros. Pero también sé que tengo que aprender a dejar ir, a sanar. No quiero que sientas que te estoy pidiendo que seas mi salvación. Solo quiero que caminemos juntos, sin que mi pasado se interponga.
Un nuevo comienzo
Sujin lo miró durante un largo momento, buscando en sus ojos la sinceridad de sus palabras. Y allí estaba. Por primera vez en semanas, sintió que Jihun estaba hablando con una claridad que no había visto antes. El pasado aún era parte de su historia, pero ahora parecía estar listo para dejarlo donde pertenecía.
—Estoy aquí para ti, Jihun —dijo finalmente, sintiendo que las palabras surgían desde lo más profundo de su corazón—. No tienes que enfrentar todo esto solo. Si estamos juntos en esto, encontraremos la manera de superarlo.
Jihun sonrió por primera vez esa noche, una sonrisa verdadera que hizo que Sujin sintiera que habían dado un paso importante hacia adelante.
—Gracias, Sujin. No sé qué haría sin ti —dijo él, inclinándose para besarla suavemente en los labios.
El beso fue suave, lleno de promesas no dichas y de una comprensión mutua que había crecido con el tiempo. A pesar de todo lo que había pasado, ambos sabían que estaban más fuertes que antes. Aunque el camino aún era incierto, sentían que estaban preparados para enfrentarlo juntos.
La tormenta interior
Sin embargo, mientras se abrazaban en silencio, Sujin no pudo evitar sentir que el regreso de Hana había dejado una marca. No era que dudara de Jihun, sino que ahora había una parte de ella que temía que el pasado siempre pudiera resurgir de alguna manera. Pero decidió, en ese momento, no dejar que esas dudas la consumieran. Por ahora, lo importante era lo que tenían en el presente, y eso era suficiente.

entre café y destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora