Capítulo 26

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-Voy al baño, ya vuelvo - le avise a Enzo antes de levantarme de la mesa y dirigirme a cualquier lugar, pero que se encuentre lo suficiente lejos de aquella cena. No huía de ellos, intentaba huir de los sentimientos encontrados que se habían amontonado como remolinos en mi mente. Era como un juego de ataque y defensa.

El frío de la noche me recibió al salir al balcón del restaurante, y la brisa acariciaba mi rostro con suavidad. Me detuve en el umbral de la puerta, mirando fijamente las estrellas brillantes en el cielo oscuro, tratando de callar aquellas vocecitas en mi mente.

El sonido de unos tacones contra el piso tras de mí me sacó de mis pensamientos, y me giré para ver quién se acercaba. Era Victoria, con una mirada de preocupación en su rostro. Me acerqué a ella, tratando de ocultar mi tormento interior.

-¿Estás bien? -preguntó, colocando una mano en mi hombro.

Asentí, tratando de sonreír para tranquilizarla. Pero en mi interior, sabía que no estaba bien.

-Lo siento, solo necesitaba un momento a solas - le dije, evitando su mirada.

Victoria me miró fijamente, como si pudiera leer mis pensamientos.

-Es por Lúa ¿cierto? - Un suspiro escapó de sus labios - también note como coqueteaba con mi hermano. De hecho, creo que todos los notan.

Asentí, sintiendo que las palabras se atascaban en mi garganta.

-Solo te está provocando -añadió - nunca me cayó bien. No sé qué tanto presume si la mayoría de las cosas que ha dicho en la cena son mentiras.

-¿Tú crees? - pregunte.

-No lo creo, sé que es verdad - respondió Victoria con seguridad - ni siquiera la llevó a su casa, mucho menos la llevaría de vacaciones. Mi hermano andaba con ella solo por el contrato con su padre.

-O sea que nunca estuvo en la casa de Enzo - Victoria asintió. Vaya que era una mentirosa.

-Lúa siempre estuvo enamorada de mi hermano, desde que eran unos escuincles. Pero mi hermano ni siquiera le dirigía la palabra.

-Ya veo - no sabía porque, pero eso había hecho que en mi pecho se extendiera la calma

-No es necesario que te inquietes, pues es evidente que Enzo ha depositado toda su devoción en ti y en nadie más - sonreí, evitando sonrojarme por el comentario, aunque sabía que todo lo que Enzo hacia solo era simple actuación - Su transformación es notoria, obedece cada uno de tus deseos con una entrega inquebrantable y créeme cuando te digo que Enzo jamás aceptaría una orden de nadie. Aunque sus acciones puedan parecer simples actos, su compromiso hacia ti es genuino.

-¿Qué hacen aquí? - Enzo, con su característica elegancia, interrumpió la tranquila conversación en el balcón.

-Hablábamos, ¿no podemos? - Victoria, con una postura desafiante, le respondió con firmeza, pero Enzo parecía no prestar mucha atención a sus palabras mientras se acercaba a mí con una mirada inquisitiva.

-¿No ibas al baño? - asentí.

-Fui, pero luego quise tomar un poco de aire- expliqué

-Bueno, yo vuelvo a la mesa - Victoria, sin decir una palabra más, se retiró dejándonos a solas.

-Has estado callada, ¿sucede algo? - sí, sucede que tu exnovia esta junto a ti, coqueteándote sin parar, pensé, pero obtuve mejor por el silencio.

-No, solo tengo sueño - su ceño fruncido indicaba que no estaba del todo convencido de mi respuesta. Poco a poco se acercó, acorralándome en el barandal del balcón.

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Infierno De Seducción +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora