Los pensamientos de la joven creada con el cosmos de una diosa caían como gotas de agua en su mente, mayormente infestados de frustración por estar allí sentada escribiendo la historia de otra persona más, toda la historia de la humanidad en esa gran biblioteca en la que estaba metida y que se encontraba en la primera prisión, donde los muertos eran nuevamente juzgados, pues la muerte del rey de las tinieblas colapsó la organización del inframundo tanto que todo se detuvo, pero gracias a su esposa esto volvió a funcionar como desde el comienzo de los tiempos lo hizo.
Se dejaba llevar por las historias que encontraba, una que otra extraña lágrima salía de su rostro al sentirse emocionada, feliz o conmovida, desde su nombramiento como Balrog tuvo acceso a la historia de la humanidad solo para odiarlos mucho más.
-Donde está Herleif !? Mi hija no la encuentro ! - Gritaba histérica la portadora del título de Driade al no encontrar a su hija mientras el terror y pánico invadían su rostro -
Apretó su lápiz ante el imagianrio recuerdo de cómo su madre la buscaba mientras aquellos humanos que Athena intentaba proteger hacían que viviera el peor recuerdo de su existencia, pues la diosa idiota, según sus palabras, generalizaba y ella odiaba aquella palabra, pues solo algunos valían la pena salvar.
-Herleif la tinta se te regó, te desconcentrarte ? - Preguntó, con su mirada en el papel, mirada de ojos castaños y pelo blanco que le llegó al ser poseído por su estrella maligna -
-Lo lamento señor Héctor - Habló seria mientras limpiaba el papel y volvía a entintar su pluma - Me dejé llevar por mis pensamientos -
-Tu crees que es una debilidad pero las emociones son propias de nosotros los seres vivientes Herleif, te lo digo siempre pero tú jamás me escuchas jovencita - Soltó poniendo los libros en sus estantes - Jamás lo e dicho pero sabes que me gusta ser honesto, no teniendo tu destino, tu encerrada en un cuarto escribiendo sobre desconocidos mientras tu cosmos solo añora la violencia que permite tu desahogo Herleif, tú estás echa para el campo de batalla junto con tus madres, pero supongo que así debe ser no ? Nuestra señora Perséfone sabe lo que hace - Hizo una pausa y detuvo la pluma - Porque no descansas un momento ? Ve a los eliceos, hace una semana no ves a tus madres - Sugirió -
Para Héctor, Herleif es la hija que nunca pudo tener en sus brazos, que murió por el odio que su esposa le tenía a él por sus claros errores cometidos, esa hija a la que deseaba enseñarle sus retorcidas visiones y formas de actuar.
Él había estado encargado junto a Caryn, del entrenamiento de la ahora espectro, fuerza e inteligencia una combinación que la llevó a ser un as bajo la manga del ejército.
-Comprendo, espero las doncellas no cometan ningun error... - Se puso de pie - Me retiro, con su permiso, mi señor - Inclinó levemente su cabeza para salir de la vista de su superior al que le debía su ser actual -
Héctor solo se quedó mirando la puerta que se cerraba, tomó el gigantesco libro en el que se encontraba quien estaba apunto de entrar a ser juzgado por la estrella celeste de la nobleza, pues ese era su lugar cuando daba la ocasión, y que creía que lo sería pues pensaba que el ejército de Athena estaba más que acabado.
-Mamá Caryn yo quiero ver la superficie, ver donde tú creciste, mamá Solveig me dijo cosas maravillosas de la tierra y quiero verlas - Le rogaba en su inocencia y sentada en sus piernas disfrutando del paisaje de los eliceos mientras le cortaban su pelo -
Con su cabello corto y cicatriz en su rostro no sabía que decirle, no sabía explicarle lo tétrico que era el mundo, la tomó en brazos y se dirigió al templo donde todas dormían, despues de todo no tenían que separase porque solo eran mujeres.
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Saint Seiya Shori no Hikari
AksiyonKyara, la nueva caballero de Pegaso, busca hacer perdurar la paz, el amor y la justicia, por la que sus cercanos han luchado durante años, ante la nueva amenaza que presenta la diosa Perséfone, que en venganza por la muerte de su amado Hades y junto...