10//: Entre las Hojas del Otoño.

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Sus pasos resonaban lentamente por las calles de Liyue. Con las manos en los bolsillos de su abrigo y la bufanda cubriéndole parcialmente el rostro ondeando con la brisa fría, Kong estaba inmerso en sus pensamientos

La ciudad estaba viva a su alrededor, con el sonido de los vendedores ofreciendo sus productos y el bullicio de los transeúntes, cada quien en su mundo. Pero para él, todo aquello era apenas un ruido distante en sus oídos, un zumbido constante que no lograba apaciguar el tumulto de su mente.

Chocaba con otras personas sin darse cuenta, y solo alcanzaba a murmurar un "perdón" automático, sin levantar la mirada siquiera. Su enfoque estaba completamente atrapado en algo más profundo, más oscuro. Con cada paso que daba, sentía que el ambiente a su alrededor cambiaba, tornándose opresivo, casi sofocante. Las sombras parecían alargarse, y la luz del mediodía se debilitaba a medida que su percepción se oscurecía.

Entonces, la primera voz llegó.

Eres patético.

Kong se detuvo en seco, su respiración acelerándose. Miró a su alrededor, buscando el origen de aquellas palabras, pero no encontró nada; todo seguía igual de borroso, igual de distante. Reanudó su camino, intentando ignorar lo que había escuchado.

Tu hermana está muerta, ¿no lo entiendes? —La voz era más clara esta vez, fría y cruel, como una bala atravesando su mente.

Kong apretó los dientes y se llevó una mano a la cabeza, que comenzaba a latir con un dolor insoportable. Sus pasos se volvieron erráticos, chocando con más personas que le lanzaban miradas extrañadas o molestos comentarios que apenas registraba.

—¡Oye, ten más cuidado! —le gritó alguien, pero Kong no respondió. Apenas podía escuchar nada más allá de la voz que resonaba en su cabeza.

Debes ser tú el siguiente. —El tono era bajo, persistente, como si buscara hundirse en lo más profundo de su mente.

Kong sacudió la cabeza, tratando de ahogar el eco de aquellas palabras. Cerró los ojos con fuerza, esperando que eso lo ayudara, pero solo logró intensificar el mareo que lo embargaba. El suelo parecía inclinarse bajo sus pies, y su corazón golpeaba con fuerza descontrolada.

Adelante, déjate llevar por el impulso —susurró la voz, burlona y persistente.

El dolor de cabeza se volvió insoportable. Kong tropezó, casi cayendo al suelo, pero logró sostenerse apoyándose contra una pared. Se quedó allí, con la respiración entrecortada, tratando de encontrar algo, lo que fuera, que lo conectara con la realidad. Pero todo seguía oscuro, y aquella voz no paraba.

"Matate"

—¡CÁLLATE! —gritó de repente, apretándose las sienes con ambas manos y su respiración agitada.

La gente a su alrededor se detuvo por un momento, mirándolo con desconcierto; los murmullos de curiosidad y preocupación surgieron entre los transeúntes, pero nadie se acercó. Las personas sólo lo esquivaban como si fuera invisible, un obstáculo más en su día. Kong sentía cómo su entorno giraba y se estrechaba a su alrededor, el ruido de la calle mezclándose con el caos de su mente.

Las voces no cesaban.

Hazlo. Termina con esto de una vez.

Cada palabra era un martillo golpeando sus pensamientos, cada vez más fuerte, más insistente, mas desesperante. Kong apretó los dientes con tanta fuerza que sintió un pinchazo en la mandíbula. Sus manos temblaban, y la opresión en su pecho le hacía difícil respirar.

Xiaother || Our Destiny  || MODERN AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora