Nuestro destino

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"Mañana será mi último día"

Esa noche estrellada la soledad abrazaba a Aether, quien tras finalizar su travesía por Teyvat, había regresado una vez más a la majestuosa nación del arconte Geo, Liyue, para enfrentar su última misión. Sentado sobre una gran piedra en la orilla del lago, el viajero contemplaba el esplendor del Pantano Dihua con los pies descalzos en el agua, sintiendo la marea moverse lentamente y dejando que su mente vagara entre los recuerdos de los días pasados, sin dejar de preocuparse por lo que le esperaba.

En un intento de distraer su mente de aquellos pensamientos, sus ojos vagaron hacia la distancia, posándose en la Posada Wangshu, que se alzaba como un faro en la oscuridad. Ahí, una tenue sonrisa apareció en su rostro.

Suspiró suavemente y, en un susurro, llamó:

―Xiao, ¿estás?

El misterioso Adeptus apareció silenciosamente detrás de él, respondiendo a su llamado.

―¿Me llamaste? ―contestó Xiao, dirigiendo su mirada hacia el viajero―. ¿Sucede algo?

―Sólo quería un poco de compañía. ―dijo Aether, mirando la luna que brillaba en el cielo nocturno. Levantó sus rodillas y las abrazó, apoyando la cabeza sobre ellas―. Espero que no estés ocupado.

―Por ahora, todo está tranquilo ―Con curiosidad miró discretamente alrededor del viajero―. ¿Qué pasó con Paimon?

Un gran silencio hubo entre ambos.

―Prefiero... no hablar de eso.

Xiao percibió la leve tristeza en Aether y decidió no indagar más, así que, en silencio, se sentó a su lado.

El Pantano Dihua emanaba una belleza única en la oscuridad, y ambos contemplaron la luna reflejándose en la suave marea frente a ellos. El tiempo pareció detenerse mientras se dejaban envolver por el susurro del agua y la brisa nocturna que acariciaba sus cabellos. La luna descendió hasta quedar cerca de aquella isla flotante en el cielo, recordándole a Aether su intento por llegar a Celestia en la nación de hielo y la catástrofe que había traído con ello. Tratando de apartar esos pensamientos, se levantó de su sitio y, dejando atrás su bufanda, avanzó un poco más en el agua, cerrando los ojos.

Mientras tanto, Xiao lo observaba en silencio, maravillado por cómo los cabellos dorados del viajero resplandecían bajo la tenue luz de la luna, en perfecta armonía con las piedras blancas de su atuendo. Este último llamó la atención del Adeptus, pues recordaba que la piedra del pendiente ajeno solía ser de un color diferente, pero ahora resplandecía en un blanco puro.

Xiao se inclinó ligeramente hacia adelante y con la mirada fija en el adorno del viajero, habló:

―Tu pendiente... ¿ha cambiado de color?

La pregunta tomó por sorpresa a Aether, quien no esperaba que Xiao hablara sobre eso.

―Sí, ¿no lo habías notado antes? ―respondió―, cambia de color dependiendo el elemento que maneje ahora.

―Apenas me doy cuenta de ello.

Sabía que el viajero tenía la capacidad única de manipular diferentes elementos, pero verlo manifestado en un objeto le despertaba cierta curiosidad.

Aether esbozó una sonrisa y se acercó a Xiao mientras se quitaba el adorno de la oreja.

―Consérvalo ―dijo extendiendo su mano con el pendiente en la palma.

Xiao se sorprendió y rápidamente se negó.

―Aether, no puedo aceptarlo...

Sin hacerle caso a las palabras del contrario, el viajero tomó la mano del Adeptus y le entregó el arete.

Xiaother || Our Destiny  || MODERN AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora