Xiaother || Our Destiny || MODERN AU

13//: Promesas entre Susurros.(⚠︎)

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En el interior de la fría celda de la comisaría, Xiao estaba sentado en una esquina, su espalda apoyada contra la pared. La pierna herida estaba extendida, cubierta con un vendaje apresurado, mientras que la otra rodilla permanecía levantada, sirviendo de apoyo para su brazo. Su mirada estaba perdida en algún punto indefinido, atrapado entre los recuerdos del presente y las sombras persistentes del pasado. Su cabello estaba desordenado, y las profundas ojeras bajo sus ojos eran evidencia de las largas horas de insomnio y el peso emocional que cargaba.

El sonido de pasos firmes resonó por el pasillo, interrumpiendo el pesado silencio de la celda. Xiao no reaccionó al principio, acostumbrado ya al ruido de la comisaría. Pero entonces la puerta se abrió, y una figura familiar apareció en el umbral: Xianyun.

Con una expresión seria pero aliviada, sostuvo una carpeta en su mano mientras miraba a Xiao. Él apenas levantó la vista hacia ella, el cansancio en sus ojos haciéndolo parecer más viejo de lo que era.

—Tu inocencia ha sido comprobada, detective —dijo ella, rompiendo el silencio. Hizo una pausa, esperando alguna reacción, pero él solo parpadeó lentamente, como si las palabras no terminaran de calar en su mente—. La grabación de Li Kong dejó claro lo que ocurrió. Él capturó todo con su dispositivo; incluso quedó registrado cómo intentabas protegerlo.

Xiao finalmente alzó la cabeza, su mirada buscando la de Xianyun.

—¿Kong? —murmuró, su voz ronca y baja, apenas audible— ¿Él está bien?

Xianyun asintió con lentitud y entró un poco más en la celda, la carpeta cerrada con firmeza contra su costado. Un suspiro corto escapó de sus labios antes de responder.

—Lo está —respondió con calma, aunque su rostro se oscureció ligeramente—. Pero... entró en coma.

Xiao sintió que su pecho se oprimía al escuchar esas palabras. Como si el mundo a su alrededor se desvaneciera aún más, como si su última esperanza se hubiera desmoronado de nuevo. Bajó la mirada al suelo, como si las palabras se le atoraran en la garganta. Su voz, quebrada por el dolor y la culpabilidad, salió con dificultad, como si cada palabra fuera un peso que le arrancaba un pedazo de sí mismo.

—Es mi culpa... —murmuró—. Llegué demasiado tarde.

La habitación parecía volverse más densa con cada palabra. Su mirada, fija en el suelo, no encontraba consuelo. El dolor que lo había acompañado durante tanto tiempo ahora se manifestaba en cada gesto, en cada suspiro, como si todo lo que había intentado hacer por Kong, todo lo que había querido evitar, fuera en vano. Las sombras de su propio fracaso lo rodeaban, y no había manera de alejarlas.

Xianyun se acercó a él, tomándolo del hombro para consolarlo.

—No es tu culpa, Xiao —dijo, dejando que las palabras se asentarán en el aire. —Las cosas no siempre son como uno espera. Hiciste todo lo que pudiste.

Xiao levantó la mirada hacia ella, pero sus ojos estaban vacíos, como si no pudiera ver la verdad que ella intentaba transmitir. Era evidente que la culpa lo consumía, y no importaban las palabras de consuelo; todo lo que él podía sentir era el peso de lo que había sucedido, haciéndolo bajar la vista al vendaje en su pierna.

—Tenías razón, Xianyun —murmuró él, mientras sus dedos acariciaban su pecho, como si intentara detener el dolor que lo carcomía desde adentro—. Fui demasiado impulsivo... cegado por mis emociones.