02//: El nuevo mundo.

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La luna se alzaba en lo alto de la ciudad, bañando las calles con una luz tenue que se filtraba a través de la ventana, iluminando apenas una esquina del desordenado escritorio repleto de papeles, carpetas apiladas al azar y notas dispersas. Un suspiro pesado rompió el silencio de la habitación, mientras unas gafas de lectura eran dejadas con descuido sobre la mesa. Aquel joven, de cabello oscuro y mirada cansada, se masajeaba la sien en un intento por aliviar la presión que sentía.

—Qué asco de trabajo... —murmuró con frustración, dejando caer su espalda contra el respaldo de la silla, alzando la vista hacia el techo. Los ojos le ardían y el cansancio pesaba sobre sus hombros—. ¿Cómo terminé haciendo tantas cosas de humanos? —se cuestionó, dejando escapar un resoplido.

Con una expresión de fastidio, se reincorporó, apagando la pequeña lámpara que alumbraba el escritorio. La oscuridad se extendió lentamente por la habitación mientras él se levantaba, dirigiéndose a la ventana. Apoyó la mano en el frío cristal, contemplando por un momento el vasto paisaje urbano iluminado por millones de luces artificiales. En el reflejo del cristal, su propio rostro lo observaba de vuelta, vacío y cargado de una melancolía inexplicable. "Todo ha cambiado... excepto yo", pensó.

Suspiró una vez más antes de correr las cortinas, apartando la luz de la habitación, y salió de la oficina, mientras cerraba la puerta tras de sí. Caminó en silencio por el pasillo hasta su habitación. Allí, en medio de la oscuridad, una luz tenue atrapó su atención, emanando desde un cajón semiabierto de la mesa de noche, al lado de su cama.  Sin encender la luz, se acercó y tiró suavemente del cajón, revelando el origen de aquel brillo: una pequeña reliquia que en pasado fue conocida como su Visión Anemo.

Su brillo era suave, pero constante, iluminando la oscuridad de la habitación con una suavidad inquietante; hacía años que no lo veía activarse. Sin embargo, él conocía bien ese resplandor y sabía lo que ese destello significaba, aunque se negaba a aceptarlo del todo.

Tomó la Visión en sus manos, sintiendo el familiar peso frío del objeto, mientras su mente se llenaba de preguntas, todas agolpándose unas sobre otras, pero ninguna con una respuesta clara. Mientras examinaba la reliquia, un dolor punzante le atravesó la cabeza, obligándolo a llevarse la mano a la frente.


"Todos serán castigados"


Una voz susurró desde algún rincón de su mente. En ese preciso instante, la luz de la Visión se apagó, y el dolor cesó tan rápido como había comenzado, sumiendo la habitación en la oscuridad. Xiao se dejó caer lentamente en la orilla de la cama, apoyando la espalda contra el borde del colchón con su respiración entrecortada, aún atrapado en el eco de aquellas palabras.

"Algo está mal...", pensó mientras apretaba la Visión con fuerza en su mano. No había sentido ese tipo de perturbación en siglos, desde la última vez que su karma había tratado de consumirlo por completo. Pero no era su karma lo que sentía esta vez. Era algo externo, algo más peligroso que estaba regresando... 



° ° °



La luz del sol se adentraba por la ventana, filtrándose a través de las cortinas, bañando la habitación con una luz dorada que contrastaba con el ambiente estéril del hospital.  El sonido rítmico de los latidos de la máquina de monitoreo retumbaba en el aire, marcando un compás inquietante. Una enfermera, con movimientos precisos y calmados, colocaba medicina en el suero del paciente. Con un gesto atento, acomodó la cobija para cubrir los hombros del joven inconsciente en la camilla. Los vendajes que cubrían su cabeza y su ojo derecho eran un recordatorio mudo de lo que había sufrido.

Xiaother || Our Destiny  || MODERN AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora