10 de noviembre del 2015 (9 años atrás).-
La nieve caía lentamente al otro lado de la ventana, cubriendo con su manto blanco la majestuosa ciudad de Hielo: Snezhnaya. Dentro de una de las mansiones más elegantes y refinadas de la ciudad, las risas infantiles resonaban, mezclándose con un coro alegre:
"¡Que los cumplas muy feliz!"
El canto terminó en un estruendoso grito al unísono:
"¡Feliz cumpleaños número quince, hermano Aether!"
Al rededor de la gran mesa, un grupo de niños de todas las edades celebraba con entusiasmo. En el centro, aquel joven de cabello rubio observaba la escena con una sonrisa tenue, pero forzada, y una mirada apagada. Sus dedos temblorosos se aferraban a la manga de su ropa, intentando ocultar los vendajes que envolvían sus brazos.
Con un aliento breve, sopló la vela del pastel. De inmediato, el dueño del orfanato —un hombre con cabello blanco salpicado de matices azulados— se acercó y posó una mano sobre su hombro. Aether se estremeció al contacto, alzando una mirada cargada de terror hacia aquel rostro que permanecía oculto tras la máscara.
—Feliz cumpleaños, Aether —dijo el hombre con una calma que helaba más que el invierno afuera.
La mano en su hombro, aunque parecía un gesto amable, pesaba como una amenaza implícita. Aether tragó saliva, su mente inundada de recuerdos que intentaba suprimir.
—Agradece —susurró el hombre con una suavidad inquietante. Sus palabras eran una orden disfrazada de cortesía.
El joven asintió con rigidez, obligándose a mantener la compostura.
—Gracias... a todos —dijo con voz apenas audible, dirigiendo la mirada a su hermana, quien estaba sentada frente a él. Ella le devolvió una ligera sonrisa, un intento silencioso de consolarlo, aunque en sus propios ojos había un destello de preocupación.
Entre todos los niños reunidos, sólo ellos dos conocían la verdad oculta tras las paredes de ese orfanato, que más bien era una prisión. Sabían que la alegría que los demás disfrutaban era una ilusión frágil, una máscara para ocultar los horrores que acechaban en cada rincón.
Unos tímidos aplausos rompieron el incómodo silencio y los niños pronto volvieron a sus risas y juegos, pero la tensión permaneció, vibrante e inquebrantable, entre Aether y el dueño del orfanato. El joven sentía el peso invisible de su mirada, como si esa máscara pudiera ver directamente dentro de su alma.
●●●
Cuando la fiesta terminó y los niños se retiraron a sus camas, los pasillos del orfanato se llenaron de ecos distantes. Entre las paredes, se podían escuchar unos gritos ahogados de dolor que surgían desde lo profundo de la oscuridad.
Dentro de una de las innumerables habitaciones de la mansión, el hombre enmascarado, estaba sentado frente a una mesa mirando el cronometro en pausa sobre su mano. Con movimientos precisos, escribió en una libreta mientras su voz grave y calculadora llenaba el espacio:
—Tiempo de regeneración: cinco minutos, dependiendo del corte.
El joven, sentado en aquella silla metálica, se estremeció al escuchar esas palabras. Sus brazos estaban atados con correas de cuero, y su piel, cubierta de pequeños cortes aún visibles, ya mostraban signos de cicatrización acelerada.
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Xiaother || Our Destiny || MODERN AU
أدب الهواةTalvez en el pasado ambos no tuvieron el final que deseaban, pero ¿Qué ocurrirá en su próximo reencuentro? Teyvat ahora es un mundo completamente diferente; los humanos son los gobernantes de su especie y los dioses, quienes fueron alguna vez impon...