El silencio entre ellos se hizo presente, siendo roto por la maquina de monitoreo que resonaba con un pitido acelerado marcando los frenéticos latidos del corazón de Kong. Ambos jóvenes estaban tan cerca que podían sentir el calor de sus respiraciones entremezclarse. Xiao no apartó la mirada, aferrándose a esos ojos naranjas apagados, buscando un destello de la chispa que una vez los iluminó.
Pero no había nada. Sólo vacío.
Incapaz de soportar la intensidad de esa mirada, Kong cerró los ojos, refugiándose en la oscuridad de su mente. En ese lugar, podía fingir que aquel detective no estaba frente a él y que no lo había llamado por un nombre que llevaba enterrado en lo más profundo de su ser. Un nombre que había jurado no escuchar jamás.
—Por favor, detective... —murmuró Kong con la voz rota, apenas un susurro que se deshacía en el aire—. Le ruego que deje de indagar en esto... déjeme en paz.
Al escuchar esas palabras, Xiao inclinó la cabeza hacia adelante, apretando los labios mientras sus dedos se tensaban ligeramente sobre los brazos de Kong. No quería soltarlo—No podía—. Dentro de él, una oleada de emociones lo atacaban sin control. Tristeza, culpa, rabia, y algo más profundo: Miedo. ¿Si la historia realmente estaba destinada a repetirse..? ¿Qué haría si lo perdía otra vez? ¿Cómo soportaría vivir con la certeza de que, una vez más, no había sido suficiente para protegerlo?
Ese sólo pensamiento era un golpe directo al corazón, desgarrándole por dentro.
—No me importan los riesgos —susurró Xiao, con una extraña fragilidad que rara vez dejaba ver—. Mi deber es concluir los casos con éxito... y eso haré con el tuyo.
Con esa declaración, sus manos aflojaron el agarre en los brazos de Kong, pero en lugar de apartarse, recostó su cabeza con suavidad sobre el hombro del otro; un gesto fluido, casi instintivo, cargado de emociones que no podía verbalizar.
—No pienso dejarte solo en esto —añadió al final, mientras cerraba sus ojos.
En el silencio de ese momento, Xiao transmitía todo lo que no podía decir con palabras. El mensaje era claro, aunque no lo pronunciara:
"No quiero perderte... no otra vez".
Kong abrió los ojos, sorprendido por el repentino cambio de Xiao. El calor del detective sobre su hombro, el peso de su cuerpo apoyado ligeramente contra él, lo envolvía en una sensación extraña, algo entre la calma y la melancolía. Sintió cómo el agarre en sus brazos aflojaba lentamente, como si Xiao le diera la oportunidad de liberarse, pero él no se movió. En cambio, se quedó allí, inmóvil, su respiración más pausada mientras sus pensamientos chocaban entre sí.
Una punzada de tristeza cruzó su pecho, inesperada y aguda. Había algo terriblemente familiar en la calidez de Xiao que no podía comprender del todo, pero que su corazón reconocía con una claridad casi dolorosa. Por un segundo, su cuerpo dejó de tensarse, como si esa cercanía le ofreciera una seguridad que no había sentido en años.
Sus latidos se suavizaron, y por un instante, todo en su interior se tranquilizó.
Algo en lo más profundo de Kong quería devolver el gesto, rodear a Xiao con sus brazos, hundir su rostro en el cuello del otro y aferrarse a esa presencia como si su vida dependiera de ello. Lo necesitaba. Pero su mente racional lo detenía, recordándole que aquel hombre frente a él no era más que un desconocido—en esta vida—.
"Siento como si... lo hubiera amado toda una vida"
"¿Cómo puedo sentir eso por alguien que apenas conozco?"
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Xiaother || Our Destiny || MODERN AU
FanficTalvez en el pasado ambos no tuvieron el final que deseaban, pero ¿Qué ocurrirá en su próximo reencuentro? Teyvat ahora es un mundo completamente diferente; los humanos son los gobernantes de su especie y los dioses, quienes fueron alguna vez impon...