El jardín de la Mansión Choi estaba impecablemente decorado con globos blancos y dorados que colgaban en guirnaldas desde los árboles. Una mesa larga llena de aperitivos y dulces estaba situada en el centro, y una fuente pequeña burbujeaba en un rincón, añadiendo un toque relajante al ambiente festivo. Yeonjun y Haein llegaron juntos, y aunque ella intentaba mantener la calma, el tamaño de la propiedad la intimidaba un poco.
—No tienes que preocuparte tanto —murmuró Yeonjun al notar cómo Haein ajustaba el dobladillo de su vestido por enésima vez—. Mi madrastra fue quien sugirió que vinieras. Estoy seguro de que estará encantada de conocerte.
Haein asintió y trató de relajarse. Sostenía una pequeña caja envuelta con cuidado, el regalo que había preparado para el bebé.
—¿Crees que le guste? —preguntó con un toque de nerviosismo.
—Le encantará. Además, no creo que haya nada que puedas hacer que no le guste hoy. Está muy emocionada.
Un murmullo de curiosidad recorrió a los invitados cuando ambos entraron al jardín. Yeonjun era una figura bien conocida, y verlo llegar acompañado despertó las especulaciones. Algunas de las tías del joven, vestidas elegantemente, intercambiaron miradas y sonrisas cómplices, pero no dijeron nada de inmediato.
La primera en acercarse fue Choi Eunseo, la madrastra de Yeonjun. Su vestido azul pastel realzaba su figura, mostrando el bulto de su embarazo. Tenía una expresión cálida y radiante mientras avanzaba hacia ellos.
—Yeonjun —dijo Eunseo antes de fijar su atención en Haein—. Y tú debes ser Kang Haein. He oído hablar mucho de ti.
Haein inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto y le tendió el regalo.
—Gracias por invitarme, señora Choi. Espero que esto sea de su agrado.
Eunseo aceptó el regalo con un brillo en los ojos.
—Oh, pero qué detalle tan encantador. Muchas gracias, Haein. Llámame Eunseo, por favor —sonrió, claramente complacida—. Espero que te sientas cómoda. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo.
Mientras Eunseo los guiaba hacia un grupo de invitados, las tías de Yeonjun aprovecharon para interceptarlos.
—Yeonjun, ¿no nos presentarás a tu amiga? —preguntó una de ellas, con una sonrisa juguetona.
El joven suspiró con resignación.
—Tía Sooah, esta es Kang Haein. Es amiga mía.
—¿Amiga? —repitió otra tía, arqueando una ceja con suspicacia—. Entonces, ¿por qué estás tan sonriente, sobrino?
Haein sintió que su rostro se calentaba, pero mantuvo una expresión educada mientras las tías la examinaban con curiosidad.
—Es un placer conocerlas —dijo con voz suave.
—Oh, pero es encantadora —dijo Sooah, dirigiéndose a Eunseo—. Ahora entiendo por qué insististe en que Yeonjun trajera compañía.
Eunseo rió suavemente, colocando una mano en el brazo de Haein.
—Tenía que asegurarme de que Yeonjun no se olvidara de invitar a alguien importante.
Haein se sintió un poco aliviada por la intervención de Eunseo, aunque seguía siendo consciente de las miradas curiosas de los invitados.
—Ven conmigo, Haein. Te presentaré a algunas personas —sugirió Eunseo, alejándola ligeramente del grupo de tías y dándole un guiño a Yeonjun, quien aprovechó el momento para escapar hacia otro lado.
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Forty One Winks.
RomanceEn el vibrante campus de la Universidad de Corea, dos mundos opuestos se encuentran. Kang Haein, una talentosa estudiante de Diseño de Modas, lucha por abrirse camino en un entorno competitivo mientras navega las presiones creativas y personales. Po...