Forty One Winks.

14- Pequeños cómplices.

La música se detuvo lentamente, dando paso a un susurro de emoción que recorrió todo el jardín. Las tías de Yeonjun ya estaban agrupadas cerca del centro del espacio, sonriendo ampliamente mientras el grupo de invitados se reunía para ver la gran revelación de género del bebé de Eunseo, la madrastra de Yeonjun, y su padre, Seojin.

Yeonjun, por su parte, caminaba junto a Haein, con una expresión un tanto distante. Observaba a su padre y a su madrastra de lejos, quienes estaban rodeados de familiares que los felicitaban por la llegada del bebé. Aunque parecía estar disfrutando de la fiesta, una sombra de incomodidad flotaba en sus ojos, como si el evento lo hiciera reflexionar sobre todo lo que representaba este nuevo miembro en la familia.

—¿Cómo te sientes con la idea de tener un hermano o hermana menor? —preguntó Haein, sin querer ser demasiado curiosa, pero notando el aire pensativo que rodeaba a Yeonjun.

Yeonjun la miró, sorprendiendo un poco por la pregunta. Hizo una pausa antes de responder, como si no estuviera seguro de cómo expresar sus pensamientos.

—Es extraño, la verdad. Es como si fuera... algo que no me esperaba, a pesar de que todos lo veían venir. No sé, no soy tan bueno con las sorpresas —dijo, rascándose la nuca con una ligera sonrisa, pero sin mucha alegría en ella. Luego miró a su padre, que charlaba animadamente con algunos invitados, y a Eunseo, que parecía radiante en su vestido de maternidad—. Siempre pensé que sería hijo único, ya sabes... Por mucho que mi padre me haya querido hacer creer que todo esto era parte del "plan familiar".

Haein asintió en comprensión, sintiendo que las palabras de Yeonjun reflejaban un conflicto interno. Era evidente que no se sentía completamente cómodo con la idea de este cambio en su vida.

—¿Es difícil para ti? —preguntó ella con suavidad.

Yeonjun no respondió de inmediato. Sus ojos seguían fijos en la pareja, observando la felicidad de su padre y su madrastra. Finalmente, habló en voz baja.

—Sí, un poco. Es raro saber que mi padre, después de todo lo que ha pasado, va a tener otro hijo... y que esa será mi responsabilidad, de alguna forma. A veces me pregunto si voy a ser un buen hermano mayor. ¿Sabes? No estoy seguro de lo que voy a hacer cuando necesite darle más tiempo o atención. Es una carga extra en mi vida... pero al mismo tiempo, parte de mí siente que esto podría ser una oportunidad para... no sé, ser mejor. Como si pudiera aprender algo de todo esto.

Haein lo miró atentamente, reconociendo la vulnerabilidad en sus palabras. Sabía que Yeonjun había vivido toda su vida bajo las expectativas de su padre, un hombre al que nunca había logrado complacer por completo. La llegada de un hermano o hermana solo añadiría más presión a su ya complicada relación familiar.

—Es comprensible, Yeonjun —respondió Haein con suavidad—. A veces los cambios más grandes pueden sentirse como una carga, pero también pueden enseñarnos mucho sobre nosotros mismos.

Yeonjun la miró por un momento, como si ponderara sus palabras, y luego le sonrió agradecido, aunque su expresión seguía siendo algo melancólica.

—Gracias, Haein. No sé qué haría sin alguien como tú a mi lado para escucharme.

En ese instante, la atención se desvió hacia el centro del jardín, donde los anfitriones se preparaban para anunciar el género del bebé. Seojin y Eunseo se miraron el uno al otro con emoción, mientras una gran caja blanca con decoraciones en azul y rosado estaba en el centro. La multitud se quedó en silencio, anticipando el momento.

—Aquí vamos —dijo Yeonjun, alzando una ceja, como si intentara distraerse de sus propios pensamientos.

Haein sonrió suavemente, sintiendo que la tensión de Yeonjun aún no se había disuelto por completo. Era evidente que el evento lo hacía reflexionar sobre su propio papel en la familia, y aunque trataba de mantener la compostura, Haein podía ver que el futuro hermano o hermana de Yeonjun podría ser tanto una oportunidad como un desafío para él.