Déjame sanar tu corazón~

XXXIII. Te extraño tanto

Pasan los días, asi como se acerca el verano. Dos almas que estaban empezando a entrar en un mundo desconocido llamado amor. Pero como aún no están listos, tendrán que luchar por sus propias desiciones.

Damian llegó a Londres de Inglaterra, en el que su padre tenía ya planeado quedarse ahí. Al llegar, e instalarse en su nueva mansión, su padre lo citó a solas para tener una charla importante.

-Damian como ves, estamos en Inglaterra aunque aún no estés de acuerdo con haberte alejado de tus tontos amigos. Me tendrás que obedecer.-dijo seriamente mi padre- Bueno tu rol aquí es conseguir las mejores notas en ciencias políticas, te inscribire en un colegio prestigioso y quiero notas excelentes.

Esto es una orden, no podes desobedecer aunque no estés de acuerdo- se río malevolamentey se acercó a Damian- si tu, insolente, te niegas o no cumples con lo que te ordenó. Te recuerdo que la vida de tu tal Anya estará en peligro. No preguntes como y que sé de ella simplemente obedece y todo va estar bien.

-Cumpliré todo padre, pero que sabes de Anya!? A mi haceme lo que queras pero a ella no le hagas nada- le reclamo Damian a su padre quien estaba furioso y le levanto la mano, porque lo iba a pegar. Pero justo llego Demetrius y lo detuvo.

-Ya padre, no te enojes con él. Sabemos que venimos aquí para introducirme en este mundo (de la mafia) pero a él no lo metas, perdónalo por esta vez.- dijo seriamente Demetrius aún sosteniendo la mano de su padre, y este se contuvo y asintió.

-Vale, Vale solo por esta vez te salvas Damian. Pero te recuerdo que aquí tu eres el que me obedeces y el inferior (No vales nada para mi, hijo idiot4) entendiste?- dijo seriamente Donovan quien su hijo menor estaba temblando de miedo.

-Si, Si padre! Perdóneme no lo volveré hacer -dijo Damian y su padre solo le ordenó que se valla de ahí.

Así que Damian afligido y desconsolado, se encerró en su habitación... a llorar. Recuerden que todavía es un niño de 10 años, que a esa edad tiene que tener el apoyo y amor de un padre y el de su madre, pero él... no lo tiene.

Damian todavía era un niño que siempre había querido una familia feliz. Que estén todos juntos y sean felices.
Pero para Damian no era así la realidad.

Ahora no tiene a nadie, bueno a su hermano es lo más cercano que tiene, pero también más lejos. Ya que nunca pudo haber una conexión entre ellos, siempre fue así, y así va seguir. Damian no cuenta con su madre para que lo apoye, ella está tan ausente que su ausencia trae mucho dolor.

Damian no cuenta con sus amigos para que le den un abrazo o apoyo de consuelo. Damian no cuenta con Anya para que le acaricie el cuerpo que está temblando, o para que le haga masajes cuando se extresa, o para darle un abrazo de apoyo. Ella no está aquí y cuesta aceptar la realidad de que la perdió.

Damian se queda mirando la luna, que es la única con quien cuenta. O sino estaría completamente solo, sin nadie. Pero su amiga fiel, la luna, siempre va estar ahí presente para escucharlo y por lo menos que se desahogue con ella. Damian le comento a la luna cuanto extrañaba a Anya, cuanto amor le tiene que su ausencia es lo peor que le hubiese pasado.

La extrañaba un montón, tanto que solo para permanecer en ella, era a través de los recuerdos, bellos recuerdos que fue coleccionando con Anya. Para guardarlos en su corazón. Corazón que ahora está roto y frágil, que con más dolor se podría realmente quebrar.

Era un caos como sentía que su cabeza no podía con tantos pensamientos a la vez. Siguió llorando y desahogandose con la luna, quería de alguna manera encontrar una forma de soltar su dolor que cada vez más iba creciendo.

Nunca pensé que unas pocas palabras de mi padre, dolerían más que unas piñas en el estómago.

Dijo Damian, que seguía y seguí llorando. Hasta un punto que ya no le quedaban lágrimas. Su corazón no deja a de palpitar de tristeza. Su respiración se entrecortaba a menudo. Perdió la cuenta de cuantas había llorado.

Pero aún seguía su amiga, la luna que poco a poco al paso de las horas. Se despidió de Damian, para luego irse a los horizontes y que lo remplaze el tan querido sol para todos.

-(La extraño tanto, que al solo recordar tu sonrisa todas mis amarguras desaparecen por un segundo, pero no creo poder aguantar más tiempo)
Te prometo Anya, que daré mi mejor esfuerzo para volver a verte y tenerte de nuevo. Tan solo espérame y recibime con los brazos abiertos, espero que no llegue tarde para que ocurra eso. Te amo tanto Anya...

Por otro lado, en las oscuras calles de Berlín. En una habitación de un departamento, se encontraba una niña llorar desconsolada en si cama. Esa niña se llamaba Anya, que estaba desconsolada y no paraba de llorar amargamente.

Sus padres en un intento fallido, intentaron recomponerla o que se despeje un poco y tenga la confianza de decírselo a ellos para buscar alguna solución. Pero hace horas que no salía de su cuarto, y eso a ellos le empezaba a preocupar.

Luego de haber llorado por largas horas se levantó para abrir la ventana. Y apreciar por una noche más, a su amiga la luna. Se desahogo con ella, de sus pesares y penas. De cuanto lo extrañaba y como sentía que su vida sin él no tenia sentido. Ya no veía el mundo con color, lo veía blanco y negro.

Aunque ella tenga amigos, padres y todo. Le faltaba él, la pieza más importante de su vida y de su corazón.
Y que ni siquiera había pasado un día y ya lo extrañaba un montón, lo amaba tanto que hasta dolía admitir tenerlo tan lejos de ella.

-Te extraño tanto Damian- dijo mirando al cielo- espero algún día esperar a volver ver tu hermosa sonrisa y que me envuelvas en tus brazos para no soltarme nunca más. Solo...
Algún día.