LA VERDAD

Capítulo 8

Era una típica mañana en la escuela, pero para Félix todo seguía siendo un desastre emocional después de su accidente con Hyunjin. Se miró al espejo mientras se ponía el uniforme. "No puede ser que haya pasado eso... ¡¿por qué?!" pensó, acomodándose el cabello rubio perfecto que había sido la envidia de todos desde el kínder. "Al menos me veo increíble," se dijo para consolarse antes de salir corriendo, sin desayunar porque, bueno, el drama no espera.

Mientras tanto, en el salón de tecnología, Hyunjin estaba haciendo garabatos en su libreta en lugar de prestar atención a la clase. Sus amigos Changbin y Minho lo molestaban como siempre.

— ¿Ya le dijiste a Félix que fue mentira todo lo que pasó esa noche? — preguntó Changbin con una sonrisa maliciosa mientras comía unas papas que misteriosamente había robado de la cafetería.
— No todavía, pero no sé si quiero decírselo... se veía tan lindo cuando estaba borracho, — respondió Hyunjin mientras intentaba no sonrojarse.
— ¡Ay, ya cállate! Si tanto te gusta, dile, pero no te lo cojas otra vez porque luego vienes llorando — replicó Minho con un tono aburrido.
— ¡Que no pasó nada! — gritó Hyunjin, lanzándole un borrador a la cabeza.

En la entrada de la escuela, I.N estaba con su pequeña carpeta negra de secretos. Sí, la misma que usaba para anotar todo lo que los demás hacían y decirlo en el momento más oportuno porque, bueno, ¿qué es una escuela privada sin un estudiante manipulador?
— Hoy es el día perfecto para destruir a Félix — murmuró para sí mismo mientras ajustaba su corbata. "Nadie sospecha de mí, solo soy un niño inocente que no mataría ni a una mosca

Félix estaba con Han, tratando de distraerse mientras compartían un brownie horneado por el propio Félix (porque obvio siempre lleva postres a la escuela, es su personalidad).
— ¿Entonces Hyunjin te dijo algo de esa noche? — preguntó Han con la boca llena.
— No, pero creo que me estaba mirando raro en la cafetería. Seguro está planeando algo... — Félix suspiró mientras mordía su brownie.
— Obvio está obsesionado contigo, Félix. Es demasiado obvio. ¡Ese tipo no puede superarte!

En ese momento, Bangchan pasó caminando con Seungmin, quien casualmente llevaba una bufanda nueva de Gucci que nadie sabía de dónde había salido. Félix los miró de reojo, sintiendo como una lágrima dramática amenazaba con caer.
— Mira al descarado, como si nada hubiera pasado, ¡y con esa puta bufanda que seguro le compró mi exnovio! — murmuró Félix, estrujando la servilleta con furia.
— Amigo, let it go. O sea, es Bangchan. Siempre fue un idiota — contestó Han, sin dejar de comer.

Mientras tanto, I.N había logrado meterse al grupo de Hyunjin sin que nadie lo cuestionara (porque, como todo villano adolescente, su plan era perfecto). En el recreo, mientras los demás hablaban de música, I.N dejó caer casualmente una foto de Félix y Hyunjin juntos en la fiesta.
— Oigan, ¿ya vieron esto? — preguntó fingiendo inocencia, aunque por dentro estaba riendo como un villano de telenovela.
Hyunjin tomó la foto, frunciendo el ceño.
— ¿Quién tomó esta foto?
— No sé, pero ya circula por Twitter... ¿quieren que publique más? — dijo I.N, sacando su carpeta negra como si fuera un arma secreta.
— Eres tan problemático... pero sí, pásamela, yo la subo — dijo Minho, riendo mientras sacaba su celular.

A la salida, Félix, harto de todo, decidió confrontar a Hyunjin después de ver las fotos circulando. Lo encontró cerca de los lockers, casualmente posando como si estuviera en un comercial de perfumes.
— ¡Hwang Hyunjin! — gritó Félix, atrayendo la atención de todos.
Hyunjin levantó la vista, sorprendido pero ligeramente encantado por la intensidad de Félix.
— ¿Qué pasa, bonito? — preguntó con una sonrisa arrogante.
— ¡Deja de subir fotos mías, idiota! ¿Qué estás tratando de hacer?
— ¿Fotos tuyas? Yo no subí nada.
— ¡No me mientas! — Félix lo empujó contra los lockers, aunque no era tan intimidante porque, bueno, mide como diez centímetros menos que Hyunjin.
Hyunjin aprovechó el momento para acercarse peligrosamente a Félix, mirándolo a los ojos.
— ¿Sabes qué creo? Que estás buscando cualquier excusa para hablarme.