LA VERDAD

Capítulo 17

                                         CAPÍTULO MINSUNG  🙂‍↕️

Era una tarde nublada cuando Han decidió finalmente enfrentar a Minho. Había estado evitando este momento por semanas, pero la presión era demasiada. Todos los comentarios, las miradas y las insinuaciones de sus amigos habían creado una burbuja que estaba a punto de explotar. Y Han odiaba las explosiones.

Minho estaba en la cancha de básquetbol de la escuela, solo, lanzando tiros al aro como si el mundo no importara. Su expresión tranquila contrastaba con el caos que Han sentía por dentro.

—¿Podemos hablar? —preguntó Han, acercándose.

Minho no respondió de inmediato. Solo lanzó la pelota una vez más, observando cómo golpeaba el aro y caía al suelo. Entonces, finalmente, giró hacia Han.

—Si es para seguir evitándome después, mejor no.

Han apretó los puños. Esa actitud despreocupada de Minho siempre lograba sacarlo de quicio.

—¿Puedes dejar de ser tan... tan tú por un segundo? Esto es importante.

Minho levantó una ceja.

—Oh, ¿importante? Porque parece que para ti todo lo relacionado conmigo ha sido irrelevante últimamente.

El aire entre ellos se cargó de tensión. Han respiró hondo, intentando mantener la calma.

—No entiendo por qué haces esto tan difícil.

—¿Yo? —Minho soltó una risa incrédula—. ¿De verdad, Han? Fuiste tú quien empezó a actuar raro después de lo que pasó en mi cumpleaños.

Han sintió que su corazón se detenía por un segundo. Ese maldito cumpleaños. Esa noche.

—No estoy actuando raro. Solo... —Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. No sé cómo manejarlo.

Minho dejó caer la pelota al suelo y se cruzó de brazos.

—¿Qué hay que manejar, Han? Fue solo un beso.

—¡No fue "solo un beso"! —exclamó Han, más alto de lo que pretendía. Su voz reverberó en la cancha vacía, haciendo que ambos se quedaran en silencio por un momento.

Minho lo miró con algo que parecía ser una mezcla de desafío y esperanza.

—Entonces, ¿qué fue?

Han no tenía respuesta. O tal vez sí, pero no quería decirla. Admitir lo que sentía por Minho significaría enfrentarse a sí mismo, a sus miedos, a lo que los demás podrían pensar.

—No sé, ¿ok? —murmuró finalmente, desviando la mirada.

Minho suspiró, frustrado.

—Siempre haces esto, Han. Te escondes detrás de tus dudas y nunca das el paso.

—¿Y qué quieres que haga, Minho? —replicó Han, volviendo a mirarlo—. ¿Que grite al mundo que me gustas?

El silencio que siguió fue ensordecedor. Han sintió que el tiempo se detenía mientras procesaba lo que acababa de decir.

Minho lo miró fijamente, su expresión suavizándose.

—No, Han —dijo en voz baja—. Solo quiero que dejes de mentirte a ti mismo.

Antes de que Han pudiera responder, Minho tomó sus cosas y comenzó a caminar hacia la salida de la cancha.

—Espera —dijo Han, corriendo tras él. Lo alcanzó y lo agarró del brazo, obligándolo a detenerse—. No me hagas esto, por favor.