LA VERDAD

Capítulo 24- Final

El tiempo pasó, pero Félix no mejoraba. Aunque intentaba seguir adelante, la sombra de la traición de Hyunjin lo seguía a todas partes. Se sentía vacío, como si algo dentro de él se hubiera roto sin posibilidad de arreglo.

Sus amigos intentaban estar ahí para él, pero nada parecía suficiente. Sonreía cuando le hablaban, hacía como si todo estuviera bien, pero en las noches, cuando estaba solo, la tristeza lo devoraba.

Una tarde, Jeongin fue a buscarlo al apartamento, pero Félix no contestó. Extrañado, intentó llamarlo varias veces, pero solo obtuvo silencio. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Algo no estaba bien.

Cuando finalmente lograron entrar, encontraron la habitación de Félix en completo silencio. Todo estaba ordenado, como si hubiera querido dejarlo todo en su lugar. Sobre la mesa, había una carta con su nombre.

Jeongin temblaba mientras la abría. Sus ojos recorrieron las palabras con incredulidad, hasta que las lágrimas comenzaron a caer sin control.

No pasó mucho tiempo antes de que la noticia llegara a Hyunjin. Cuando escuchó lo que había sucedido, se quedó sin aire. No podía moverse, no podía respirar. Su corazón latía descontrolado mientras negaba con la cabeza, negando la realidad, negando que esto estuviera pasando.

Corrió hasta el apartamento de Félix, esperando que todo fuera una mentira, una pesadilla de la que despertaría en cualquier momento. Pero cuando vio las miradas devastadas de sus amigos, entendió que no había vuelta atrás.

—No... no, no... ¡NO! —gritó, cayendo de rodillas en la entrada, sintiendo cómo el mundo se rompía a su alrededor.

Tomó la carta con manos temblorosas, leyéndola entre sollozos. Cada palabra era un puñal directo a su corazón.

"Lo intenté, Hyunjin. Intenté seguir adelante. Pero no puedo vivir con este dolor. Nunca fui suficiente, ¿verdad? Ahora ya no tienes que cargar con mi amor. Sé feliz."

Hyunjin rompió en llanto, apretando la carta contra su pecho.

—Félix... no... por favor, no... —susurraba, como si aún pudiera traerlo de vuelta.

Pero no podía.

Y nunca se lo perdonaría. El silencio en el apartamento de Félix era insoportable. La ausencia dejaba un vacío que nadie podía llenar. Sus amigos estaban destrozados, pero el dolor se convirtió en ira cuando Hyunjin llegó tambaleándose, con los ojos enrojecidos y la carta arrugada en sus manos.

—¿¡Por qué lo dejaron solo!? —gritó, con la voz desgarrada.

Jeongin lo miró con incredulidad antes de soltar una risa amarga.

—¿¡Perdón!? ¿¡Nos estás reclamando a nosotros!?

—Ustedes eran sus amigos. ¡Tenían que haber hecho algo! —la voz de Hyunjin temblaba, pero la rabia le impedía detenerse—. ¡Tuvieron que haberle dicho que no estaba solo!

Minho, que no había dicho nada hasta ese momento, se levantó lentamente. Sus ojos estaban fríos, llenos de una furia contenida.

—¿Y tú qué hiciste, Hyunjin? —preguntó con voz baja, peligrosa—. Porque hasta donde sabemos, tú fuiste quien lo traicionó.

Hyunjin sintió un nudo en la garganta.

—Yo... yo no quería lastimarlo...

—¡PERO LO HICISTE! —Han explotó, con lágrimas en los ojos—. ¡Él te amaba más que a nada en este mundo, Hyunjin! ¡Eras su todo! ¿Y qué hiciste? ¿¡Qué hiciste con ese amor!?

—No... —Hyunjin negó con la cabeza, dando un paso atrás—. No es mi culpa...

—¿¡No es tu culpa!? —Jeongin lo empujó, su cuerpo temblando de furia—. ¡¿Quieres que creamos que Félix se hizo esto solo porque sí?!

—Si tan solo... si tan solo lo hubieran detenido... —Hyunjin balbuceó, incapaz de sostenerles la mirada.

—¡Nosotros hicimos lo que pudimos! —Seungmin habló por primera vez, su voz quebrada—. Pero tú... tú fuiste la razón por la que su corazón se rompió. Tú lo destruiste, Hyunjin.

El silencio cayó sobre ellos. Hyunjin sintió que no podía respirar. Todo giraba a su alrededor.

Era su culpa.

Félix se había ido... por su culpa.

Y nada en el mundo iba a cambiar eso.