CAPÍTULO CATORCE

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Anastasia

Faltan dos días para la presentación, y los nervios consumen cada fibra de mi ser.

Hace unos días, Bastian estuvo en mi casa. No tenía idea de que alguien como él le temiera a algo tan inofensivo como una tormenta, pero en cuanto me contó la razón, casi quise abrazarlo.
No lo hice por la simple y sencilla razón de que ese hombre es capaz de aventarme a diez kilómetros de distancia si me atrevo a abrazarlo.
Lo peor de la situación es que sigo pensando en ese maldito beso. Dios mío. Quiero simplemente olvidarlo. Es un beso, no más que eso.

Quizá debas besar a alguien más para olvidar el beso de Bastianhabía dicho Eric.

Puede que tenga razón, puede que incluso le haga caso.

Hoy es mi última práctica antes de la presentación. Bastian se ha ausentado, ya que dijo que tenía un imprevisto. Así que, técnicamente, tengo el salón para mí sola.

Por otro lado, mañana habrá un baile en la academia para recaudar fondos. Es abierto a todo el público, y el dinero recaudado lo donan a instituciones para niños.
Hacen esto una vez al mes. No necesitan demasiada preparación; después de todo, Rochford tiene suficiente dinero para hacer fiestas enormes y tirar dinero por las ventanas.

—¡Apúrate, princesa! ¡Vas tarde!

El claxon de la moto de Eric me pone los pelos de punta. Nunca he viajado en moto; incluso creo que a mi madre se le saldría el corazón si supiera lo que estoy a punto de hacer. Pero el tío de Eric le regaló una moto que no usaba hace mucho tiempo, y en cuanto la tuvo en sus manos, me pidió ayuda para limpiarla y dejarla como nueva.

Ahora se ve increíble. Definitivamente, Eric sería uno de esos típicos chicos que salen en los libros clichés: con su moto, una chaqueta negra y una sonrisa deslumbrante.

—¡Dos minutos! —grito desde la sala.

Me cuelgo el bolso al hombro y salgo corriendo.

—Sube con cuidado y agárrate fuerte —me avisa. Toma un casco extra y me lo tiende—. Ponte esto.

Lo tomo entre manos y me lo ajusto.

—Evita que nos atropelle un camión, ¿vale?

—Descuida, princesa —enciende la moto, y por un momento me tambaleo—. Te tengo.

Nos sumergimos en la carretera. El viento me golpea con fuerza, y todo se mueve demasiado rápido a mi alrededor. En ocasiones siento que podría caer, así que me aferro al cuerpo de Eric con todas mis fuerzas y cierro los ojos.

Esto es incluso más rápido que el metro, porque en menos de quince minutos llegamos a la academia.

Me bajo de la motocicleta; Eric hace lo mismo y se acerca para quitarme el casco.

—Suerte en tu práctica —dice con una sonrisa.

—Suerte en tu entrenamiento.

Me ajusto el bolso al hombro y me apresuro a llegar. Paso la tarjeta de acceso sobre el panel y me dirijo justo al salón de Bastian.

Algunas de sus estudiantes están afuera del salón. Las reconozco porque recuerdo a dos de ellas del primer día de clases.

Una de ellas me nota. Es rubia y mucho más alta que yo, lleva un leotardo negro junto a sus mallas y el cabello perfectamente recogido. Me observa de pies a cabeza y sonríe, aunque no diría que de manera amable.

—Tú debes ser Anastasia, ¿verdad?

—Mucho gusto —le tiendo una mano.

No me la devuelve. Sus dos amigas se ríen entre dientes.

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⏰ Última actualización: 19 hours ago ⏰

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