-¿Qué es esto?
Max llegó por la noche, levemente cansado, a su departamento. Había llamado a Sergio horas antes, avisando que volvería más tarde ese día, pues debía preparar el aula de clases para la celebración del día del niño para la mañana siguiente.
Sergio estaba sentado frente a la barra que separaba la sala de la cocina, bebiendo un café. Sonrió al ver a Max confundido mientras miraba el jarrón sobre el mueble junto a la ventana.
-Son flores, camelias específicamente- contestó, antes de darle un largo sorbo a su bebida- ¿Te gustan?
-¿A ti te gustan?- repuso, sin dejar de apreciar las flores blancas- Quiero decir, ¿por qué has traído flores?- se acercó a olerlas.
-Son para ti- dijo, provocando que el neerlandés lo mirara sorprendido- Las traje para ti.
-¿Por?
Sergio dejó la taza sobre la barra, se levantó de su asiento y caminó hasta él, tomó una flor con mucha delicadeza y se la mostró a Max.
-Son blancas- recalcó, acariciando sus pétalos con la yema del pulgar- ¿Sabías que nunca pierden sus pétalos? Cuando se marchitan, no se desprenden completamente del tallo.
-¿Investigaste en Internet?- se burló Max- No comprendo...
-Sí, de hecho sí. Quise darte unas flores, porque aunque lo considere un cliché, es lo que se regalan las personas que se quieren, ¿no?- explicó- Pero no quería darte cualquier tipo de flor, así que busqué el significado de todas las flores que encontré. Finalmente, me decidí por ellas- alzó la flor- Las camelias blancas.
Max se sintió estúpido por unos segundos, y luego...
-¿Por qué las elegiste?, ¿cuál es su significado?
-Porque son hermosas, como tú- ambos rieron, vacilantes- Y las blancas simbolizan la gratitud, estima y admiración por la persona a la que son otorgadas. Yo siento eso por ti. Te agradezco que siempre has estado para mí- le sonrió- Sabes perfectamente que te estimo; y bueno, admiro lo que haces y...y en realidad, admiro la luz que llevas dentro, esa que te hace sonreír con tal felicidad, con tal intensidad que me hizo enamorarme de ti, entre otras cosas, claro- soltó una risita, tan suave que pareció una exhalación- Esa luz que te hace brillar e iluminar cada lugar que pisas y cada persona que conoces.
-Una leyenda dice que las camelias blancas son las estrellas en la tierra, hermanas de las del cielo, brillando como ellas- comentó después de un breve silencio. Y aunque hablaba de las flores, su mirada iba más allá de la planta que sostenía el mexicano delante de ellos, fija más allá de la borrosa mancha blanca, fija en él, en Sergio. Y sonrió, tal como éste había descrito su sonrisa, deslumbrante.
-No soy el único que sabe un poco de flores- bromeó el pelinegro.
-Algún día, en una clase, le pedí de tarea a los niños que investigaran una leyenda para contarla a sus compañeros. Una niña nos narró esa- aclaró- Es todo lo que sé.
Sergio devolvió la flor junto a las demás en el jarrón.
-Gracias- volvió a hablar Max- Pero, ¿no te parece que me has regalado mucho?- miró la hora en el reloj de Sergio, ahora suyo- Yo no te he dado nada.
-Eso no es cierto- Max puso los ojos en blanco- Bueno, sé de algo que podrías regalarme en este momento.
-¿Qué?
-Tu tiempo y tu compañía. Veamos una película juntos, ahora- Max rió ante la propuesta de Sergio- Preparemos algo y disfrutemos un rato juntos.
Max estaba cansado, pero no le importó, podía sacrificar su descanso por mantener a Sergio contento e ilusionado.
-Esta película es un asco- se quejó Max.
-Lo siento, hace años que lo único que veo son películas infantiles- se disculpó Sergio con una palomita de maíz en la boca- Así que reproducí la primera película de acción que encontré.
-Podrías preguntarme- ambos reposaban sobre el sofá. Sergio se encontraba medio acostado y Max sentado en la otra esquina del sillón. Los pies del primero, descansaban sobre las piernas del neerlandés, quien inconscientemente los había sujetado con una mano y con la otra le brindaba un placentero masaje en los mismos. Sergio, obviamente, no reprochó. Degustaba de las palomitas de maíz que el castaño le preparó- Bueno, no importa- tomó el control remoto de la televisión y pulsó el botón para disminuir el volumen- ¿Te gustaron las palomitas?
-Yo quería esquites- Max lo miró molesto- Me gustan los elotes- el mexicano se encogió de hombros- Pero sí, me gustaron- en burla, Sergio se lamió los labios a la vez que imitaba un sonido de satisfacción- Si te despiden y ya no puedes ser profesor, podrías trabajar preparando y vendiendo palomitas de maíz.
-¡Qué tonto eres!- Sergio carcajeó y Max se lanzó contra él. Las palomitas cayeron al piso, y entre risas, ambos siguieron jugando. El cuerpo del neerlandés sobre el de Sergio, Max luchando por darles golpes ligeros a Sergio en el hombro, y éste intentando defenderse.
El móvil, en el bolsillo del pantalón de Sergio, vibró; interrumpiendo su actuación infantil, pero feliz, que experimentaban. Max se apartó del mayor, aún riendo. Sergio recobró su postura, suspiró con una sonrisa enorme en el rostro y miró la pantalla del teléfono. Su sonrisa se transformó instantáneamente en una mueca de confusión.
-¿Qué pasa?-preguntó Max al notar la expresión del pelinegro.
-Es el abogado- contestó- Carola ha hablado con él sobre mis peticiones sobre los niños,- Max contuvo la respiración- y las ha aceptado; pues ya no quiere alargar el proceso. Mañana mismo comenzará a preparar los documentos y en una semana...
-¿Sergio?
-En una semana, cuando ambos firmemos, estaré oficialmente divorciado.
°Hola, espero que estén teniendo un excelente día. :D
Les pido una disculpa por el capítulo de hoy; me refiero, a que es un poco más corto. La razón es que nos estamos acercando al final. Quizá tres o cuatro capítulos más. De nuevo, espero les esté gustando. Y gracias a todos los que siguen leyendo. z4
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1 + 1 = DOS ENAMORADOS. [CHESTAPPEN]
Fanfiction"Y eso está torturándome. Intento convencerme que solo son sentimientos de una amistad "fantástica"- mencionó con sarcasmo la última palabra- pero, ¿por qué me parece erróneo llamarte amigo? -El hielo que estás pisando es muy delgado, Sergio- Max n...