1 + 1 = DOS ENAMORADOS. [CHESTAPPEN]

14.

Sergio llevó a Carola afuera del departamento en contra de su voluntad. Abrazándola por la espalda, la condujo al pasillo; intentando ser firme, pero no brusco, para no lastimarla ni alarmar aún más a sus hijos, aunque eso fue imposible. Carola gritaba y pataleaba, actuando como una persona enloquecida, y ninguno se atrevió a juzgarla, porque dada la situación su comportamiento era entendible.

Max esperó dentro con los niños. Encendió nuevamente el televisor para distraer a los pequeños y cerró la puerta.

-¡Suéltame, maldita sea!- le espetó Carola, su voz era una mezcla de rabia y dolor. Sergio obedeció.

-Carola, por favor, baja la voz- rogó el mexicano.

-¿Estás saliendo con él?- preguntó sin gritar, pero aún con un tono alto.

-No, te juro que no- Y era cierto. Bobeaban, planeaban a futuro, vivían juntos y compartían sentimientos similares, pero solo eran amigos; que deseaban más, sin embargo habían respetado la promesa de intentarlo hasta que Sergio estuviera completamente divorciado- Me mudé a su apartamento temporalmente, pero no somos...

-¿Lo quieres? ¿qué significa eso? Y no lo niegues, reconozco tu letra.

-No, me equivoqué- Y eso también era cierto. Sergio no quería a Max, él estaba seguro de amarlo. Nueve meses juntos, desde que lo conoció hasta ese momento, eran más que suficientes para saber que amaba al neerlandés. Que quererlo era un sentimiento escaso para describir lo que sentía por Max; y que precisamente por ello, sabía que lo correcto era amar, porque lo analizó por horas y horas y no encontró las palabras necesarias para describir el afecto por Max, no existían aún las palabras correctas para referirse a una emoción tan colosal. Pero no podía confesárselo al castaño, no quería abrumarlo ni fallar a su acuerdo; no podía decírselo a Carola, no sería un descarado.

-Entonces, ¿por qué le escribiste esa nota?- interrogó, deseando que las respuestas de Sergio se escucharan razonables, mas para ella no era así.

Sergio permaneció en silencio por unos segundos, incapaz de contestar- Carola, por favor...

-¿Me has sido infiel? ¿es eso?

Y de nuevo, silencio. ¿Qué podía responder Sergio? ¿qué demonios iba a decirle? No fue infiel, no como ella pensaba; pero sí, porque se enamoró de otra persona cuando el lazo matrimonial los unía a ellos dos. Que descubrió el amor, mas no con ella, y si se casó, fue por las decisiones de sus padres. Que constantemente continuaba preguntándose si ella realmente lo había amado, y solía responderse a sí mismo que no, porque según él no se podía amar a alguien que no te correspondía; más tarde, le revelarían la verdad, que desgraciadamente, sí era así.

-No lo sé- Pensaba en él, soñaba con él, lo deseaba a él...- Quizá sí, pero no...

-¡Cabrón!- gritó y lo empujó- ¡¿Por qué?! ¡¿por qué?!- Sergio permanecía callado, como si un animal se comiera su lengua. Tampoco se quejaba ante los insultos  y empujones por parte de Carola. Cabizbajo, se percató como, dentro, Max aumentaba el volumen de las caricaturas. Creyó que era inútil, de hecho, estaba seguro que en cualquier instante los vecinos llamarían a las autoridades debido a la discusión que escuchaban. 

-¡Olvídate de nuestro acuerdo! ¡Olvídate de los niños!-  En pánico, por fin se atrevió a mirarla directamente- No me importa que deba hacer, ¡no volverás a verlos!

-¡No, no puedes hacer eso!- ella se giró y Sergio la tomó del brazo- Quizá creas que merezco un castigo, y tal vez estés en lo cierto, pero sabes que no puedes hacer eso, Carola.

-¿Ahora sí hablas?- Sergio la observó con ojos anhelantes, con ojos que le suplicaban piedad.

Ella abrió la puerta, tomó a Carlota en brazos y a Sergio Jr. de la mano y salió enfurecida. En el pasillo, con la fuerza que le quedaba, Sergio aguantó las lágrimas para que sus hijos no lo vieran de tal modo. Fue el varón quién miró atrás, buscando a su padre. Sergio tragó saliva y le sonrió, tristemente, a su hijo. El pequeño hizo una mueca antes de desaparecer, junto a su madre y hermana, por las escaleras.