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-¿jj? -comenzó Madison, mirándolo de reojo.

Él la miró, preocupado.
-¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? ¿Tienes hambre?

Ella rió suavemente, negando con la cabeza.
-No, no es eso. Es... -hizo una pausa, buscando las palabras correctas-. ¿Es cierto lo que dijiste? ¿De que quieres casarte conmigo?

La pregunta flotó en el aire, y el silencio que siguió fue pesado. jj se quedó mirando el horizonte por unos segundos, como si lo estuviera procesando.

-Pues... sí. Es cierto. -Finalmente, la miró con una expresión seria pero sincera-. He estado pensando mucho en eso, Maddie. No soy bueno con las palabras o con los planes, pero cuando pienso en todo lo que hemos vivido juntos, siento que… no quiero que nada de eso se acabe.

Madison lo observó en silencio por un momento, sorprendida por la sinceridad en su voz. La verdad era que no esperaba una respuesta tan directa.

-¿Y qué te hace pensar que esto es lo correcto? -preguntó Madison con una sonrisa curiosa, aunque manteniendo un aire cauteloso.

jj dio un paso hacia ella, dejando escapar un suspiro.
-Es difícil, ¿sabes? Todo ha sido un caos, pero… tal vez eso sea lo que necesitamos. No tenemos todo resuelto, pero lo que sí sé es que quiero pasar más tiempo contigo, que sea contigo, no con nadie más. Lo único que quiero es saber que no importa lo que pase, siempre estaremos juntos.

Madison se quedó en silencio, asimilando sus palabras. Luego, sonrió levemente y, sin decir mucho más, se acercó a él para darle un corto beso.

...

Su momento romántico no duró mucho. En cuestión de segundos, tuvieron que empezar a correr para evitar que les dispararan. Parecía que Cleo se había perdido, pero antes de que pudieran preocuparse demasiado, apareció manejando una camioneta que, claramente, había robado.

El alivio no duró mucho. Más adelante, la camioneta se detuvo de golpe; el motor había fallado.

-Me siento más liviana -comentó Madison, rompiendo el silencio.

-Falta tu mochila y las piedras de Nathan -dijo Kiara con tono sarcástico.

-Ah, sí. Maldigo a Rafe. Le dije que se detuviera y no quiso -rodó los ojos Madison.

-No hace falta -murmuró Pope, encogiéndose de hombros.

-¿Que no hace falta? ¡Pope, amigo, date cuenta! En mi mochila traía de todo: comida, alcohol, agua, vendas, brújulas... ¡de todo, técnicamente! Si alguien se anda muriendo, no cuenten conmigo.

-Ok... puede que sí sea importante tu mochila -admitió Pope, rascándose la nuca.

-¡Claro que lo es! -respondió Madison con firmeza.

𝙠𝙞𝙨𝙨 𝙈𝙚-𝐉𝐉 𝐌𝐀𝐘𝐁𝐀𝐍𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora