Madison Routledge melliza de nuestro querido John b.Ellos junto sus otros amigos pasarán un verano buscando un "tesoro" que es como a
madi le gustaba llamarlo.
»Todo puede cambiar en un segundo»
Papá siempre solía decirlo pero jamás me había para...
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Después de un día agotador, llegaron a casa y se encontraron con Pope visiblemente asustado y Cleo sentada en el suelo, con los ojos vidriosos. En el centro de la sala yacía el cuerpo sin vida de Terrence. El aire estaba cargado de desesperación mientras trataban de idear qué hacer con él. Antes de que pudieran tomar una decisión, el oficial Shoupe llegó inesperadamente.
El caos se desató. Entre susurros acelerados, comenzaron a debatir cómo ocultar el cuerpo y eliminar el mal olor. Finalmente, en un acto desesperado, lo escondieron detrás del sofá, intentando mantener la compostura.
-¿Estaban demasiado drogados como para escucharme? -preguntó Shoupe, cruzándose de brazos mientras entraba a la casa.
-Tuvimos un día muy largo... -respondió jj, intentando sonar tranquilo.
-¿Les importaría salir un momento? Necesito hablar con tu novio -dijo el oficial, señalando a jj.
-¿Cómo? -Madison parpadeó, confundida.
-Sí, contigo -Shoupe aclaró, mirando a jj-. No tardaré mucho.
-Oh, claro. Vamos, chicos -dijo Madison, intentando mantener la calma mientras salía con los demás.
Ya afuera, la tensión era palpable.
-Mierda, ¿qué vamos a hacer? -Pope rompió el silencio, con el rostro pálido.
-Está todo bajo control... -intentó decir Madison, pero su voz temblaba.
-¿Bajo control? ¡Hay un cuerpo detrás del sofá! -espetó Pope, harto.
-¿Quieres entrar y sacarlo? -replicó Cleo, con los brazos cruzados.
-No, claro que no… pero tampoco puedo creer que hayamos llegado a esto.
-Voy a vomitar… -murmuró Sarah, llevándose una mano a la boca.
Madison apenas podía procesar la situación. La preocupación por jj, que ahora estaba a solas con Shoupe, sumada al impacto de la muerte de Terrence, la estaba dejando completamente abrumada. Aunque hacía tiempo que no sufría un ataque de ansiedad, el estrés acumulado la estaba aplastando como una losa. Tenía que mantener la calma, por jj, por todos.
-Quizás deberíamos alejarnos de la casa y pensar con claridad -propuso Kiara, rompiendo el incómodo silencio.
El grupo asintió, pero ninguno se movió. La oscuridad de la noche parecía más opresiva que nunca, mientras los ecos de la decisión que acababan de tomar los perseguían como una sombra.
-Mierda, siento que voy a... -Madison comenzó a hablar, pero su respiración se volvió más errática, como si algo la asfixiara.
Sarah y Nathan se acercaron rápidamente. Madison sentía que todo se volvía cada vez más pesado. Sarah, con calma, tomó su mano y le habló suavemente.
