Capítulo 1.

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Correr.
Eso era todo lo que podía hacer.
Correr o morir.

Clavé mi machete en su cráneo. ¿Cómo se ha podido ir el mundo a la mierda? ¿Qué cojones son estas cosas?
Mis padres los llamaban caminantes. Sí, habéis oído bien, "los llamaban", porque ya no están.

Mi nombre es ____, ____ Ford. Os estaréis preguntando dónde están ellos. Bien, no lo sé. Íbamos con un grupo de unas diez personas y nos atacó un hombre que se hacía llamar "El Gobernador". Un gran hijo de puta. Tengo cuentas pendientes con él. Corría con mi hermano de nueve años, cogidos de la mano.

Llevamos sobreviviendo juntos casi dos años, completamente solos.

He aprendido a no confiar en las personas. Me convertí en una persona distinta a la que era. Seria, fría, insensible.

No me importaba matar a alguien si así podía proteger a mi hermano. Él es lo que me mantenía con vida.

-¿Podemos parar? Me duelen los pies, ____.-mi hermano me miraba con ojos apenados.

-Sólo un poco. Está anocheciendo y hay que encontrar refugio.

Se sentó en el suelo y suspiró profundamente.

-¿Encontraremos a papá y a mamá?-me preguntó cabizbajo.

-No lo sé, George. No tengo ni idea.

Me agaché en cuclillas y le levanté la cara.

-Sabes que me tienes a mí y pase lo que pase, no te va a ocurrir nada, ¿de acuerdo?

Mi hermano me miró a los ojos y me abrazó.

Es lo único que me queda. Mi única familia. No pienso permitir que alguien le toque un pelo.

-Vamos, enano.-dije-Súbete a ese árbol, parece seguro. Voy a cazar algo.

George asintió e hizo lo que le pedí.
Yo me fui a buscar algo para comer.

Después de una media hora logré cazar un conejo y volví al árbol donde se encontraba mi hermano.

El machete de mi mano derecha y el conejo sujeto en mi mano izquierda cayeron al suelo a la vez al ver que mi hermano no estaba allí.

-Tranquila, ____.-me dije a mí misma en un susurro.- Manten la calma.

Un caminante se acercaba por mi derecha y me dirigí hacia él. No llevaba el machete, pero con la furia que llevaba dentro logré dejarle en el suelo con unos cuantos puñetazos.

Mis manos estaban llenas de sangre. Las miré por un momento y me pregunté cómo pude volverme tan agresiva y sin piedad alguna podía hacer estas cosas.

Busqué a George. Nada. No estaba. Ni rastro de él.

Me senté en el suelo e hice una fogata. Comí el conejo mientras pensaba qué había podido ocurrir. La noche había caído hace unas pocas horas y solo me había topado con tres podridos.

Terminé y me subí al árbol. Una lágrima cayó por mi mejilla. Me apoyé en el tronco y poco a poco fui cerrando los ojos.

Everything's going to be okay. | Carl Grimes. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora