Seguíamos nuestro camino, aunque el rumbo no lo teníamos del todo claro.
No hablábamos mucho, estábamos más metidos en nuestros pensamientos que de costumbre.-____, allí hay una casa, ¿entramos? Ya casi está oscureciendo.
Mi respuesta se limitó a asentir.
Alcanzamos aquella casa de dos plantas. Era realmente grande.-Llamemos a ver si hay visita.-Carl tocó tres veces la puerta y gruñidos empezaron a escucharse.
Nunca se me había ocurrido algo así. Lo pondría en práctica más adelante.
Di una patada a la puerta y tres caminantes se hallaban dentro. Fue muy fácil acabar con ellos. Los sacamos afuera y listo.
Rebusqué en la cocina y encontré varias latas de frijoles que aún no estaban caducadas. Llevé una a mi compañero y la abrió con su cuchillo. Comimos en un incómodo silencio.-Voy a revisar arriba.-me levanté y fui directa.
Pude notar la mirada del castaño sobre mí, bueno, más bien sobre mi trasero. Me incómodo bastante. Giré la cabeza para asegurarme de que lo que pensaba no era cierto y pude ver a un Grimes con los ojos increíblemente abiertos y unas mejillas sonrojadas. Intenté mantener ese momento fuera de la mente.
Subiendo las escaleras pude apreciar los cuadros de una familia. Parecían felices. Sonreí intencionadamente.
Abrí una puerta y encontré lo que sería la habitación de los padres. Había una gran cama matrimonial y un armario repleto de ropa.
Encontré unos vaqueros ajustados y una camiseta que me hacía verme guapa. Mi pelo se veía horriblemente sucio, al igual que todo mi cuerpo.
Salí de aquel cuarto y busqué el baño. Al fin lo encontré y pude ver que era muy pequeño, pero para darme una ducha era perfecto. Recé para que la casa siguiera teniendo agua. La suerte estaba de mi parte. Cerré la puerta.Me desnudé y me miré al espejo. Estaba realmente delgada y se me notaban las clavículas. Me metí en la ducha y el agua caliente recorrió todo mi cuerpo. Había extrañado esta sensación durante dos años. Lavé mi pelo y mi cuerpo y salí lista.
Me coloqué mi ropa interior rápidamente, esperando que a Carl no le diera por entrar en el servicio. Me coloqué los pantalones y la camiseta de tirantes.
Olía a chocolate, qué aroma más delicioso.Salí de allí con el pelo mojado. Carl estaba en la habitación de en frente ojeando unos cómics. Entré y le toqué el hombro.
-Hay agua caliente, deberías aprovechar.-y le guiñé un ojo.
Fue como una bala hacia el cuarto de baño y cerró de un portazo. Me senté en la cama y eché un vistazo por encima. Sería la habitación de un chico de nuestra edad más o menos o incluso un poco más mayor.
Después de unos diez minutos, oí una puerta abrirse y me encontré con un Carl sin camiseta. Carraspeé la garganta, incómoda por la escena.-Yo te he visto en braguitas, no te quejes. -dijo burlón.
-Eso era diferente, por el amor de Dios, Carl.
He de admitir que tenía un torso bonito. No musculoso, pero no era feo.
-Deja de mirarme, bicho. Ya sé que soy guapo, pero me pone nervioso que me miren tanto...
-Dijo quien se fijaba antes en mi culo.-contesté con los brazos cruzados y las cejas en alto.
Sus ojos estaban abiertos como platos y sus pecas habían sido cubiertas por un color rojo.
-Idiota.-me acerqué a él, divertida y froté mi puño en su cabeza. Lucía bien con el pelo mojado, no os voy a mentir.
Se colocó una camiseta limpia, encima una camisa y luego se puso su sombrero.
-No te lo pongas. -dije como una niña pequeña.- Te queda bien el pelo húmedo, vaquero.
-Te encanto.-dijo con ego y me hizo caso.
Negué riéndome y me dirigí a la ventana. Salí por ella y me senté en el techo. Carl me siguió y se colocó a mi lado.
-He pasado tanto tiempo en la oscuridad, que había olvidado lo bonita que es la luz de la luna.-una luna llena preciosa iluminaba el bosque.
-Antes solía ir de acampada con mis padres. Me encantaba mirar las estrellas. Hacía tanto tiempo que no miraba el cielo por la noche... -suspiró.
Sentía frío. Froté mis brazos con la intención de calentarlos un poco. Apreté mi mandíbula.
-¿Tienes frío?-preguntó Carl preocupado.
-Estoy bien, tranquilo.
-No te hagas la dura, bichito.-se acercó mucho a mí y se quitó la camisa. Me la puso sobre los hombros y rodeó mi cuello con su brazo.
-Gracias por aguantarme hasta cuando me pongo insoportable-miré sus grandes ojos.
-Para eso estamos los amigos.-dijo, y me sonrió.-Aunque, eres la segunda persona con la que realmente me siento a gusto.
-¿Quién es la primera?-pregunté curiosa.
-Sophia lo fue, la chica de la que te hablé. -no apartaba la mirada de sus ojos color cielo.
-¿Te acuerdas la primera vez que nos vimos? Me mirabas con odio.-dije riendo.
-No te conocía tan bien. No me hagas sentirme mal.
No quitábamos la vista el uno del otro. Su sonrisa no se quitaba de su rostro.
Rompí la conexión y volví a mirar al cielo. Noté que mi compañero hizo lo mismo.
Dejé caer mi cabeza en su hombro y él apoyó la suya sobre la mía. Su brazo seguía rodeándome y me sentía protegida.
Fue un momento precioso.Después de estar así por un largo rato, hablé:
-Creo que deberíamos descansar, mañana será un largo día.
-Tienes razón.
Nos levantamos y entramos por la ventana. Entregué a Carl su prenda y preguntó:
-¿Dónde dormirás?
-Hay una cama matrimonial en la habitación al fondo del pasillo. Iré allí.
-¿Y si ocurre algo y tenemos que irnos? Estaremos en diferentes habitaciones y será peor, ¿no?
-Bueno, no lo había pensado... Carl, ¿te sientes bien? Pareces nervioso.
Miró al suelo y habló con vergüenza:
-La oscuridad no me gusta y menos si tengo que dormir solo... No te rías, por favor.
-No pasa nada, no tienes porqué avergonzarte, Carl.-levanté su cara.-Es algo normal. No me reiría de algo así. Vamos.
Me siguió hasta aquel cuarto y abrí la puerta. Era un poco incómodo dormir en la misma cama con un chico de tu edad, pero no quería dejarle solo, pobrecillo.
Nos quitamos los zapatos y nos metimos entre las sábanas.-Buenas noches, vaquero.
-Buenas noches, princesa.-cerré mis ojos y caí en un profundo sueño.
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Más cuqui no ha podido ser este final. Jo, que lloro. Gracias por leer princesitas, muchos besitos. ❤️
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Everything's going to be okay. | Carl Grimes. |
FanfictionMatar. Correr. Buscar refugio. En eso se basa mi vida. Muertos caminan por las calles. Estoy sola junto a mi hermano de nueve años. El mundo ya no es como antes. He cambiado, todo ha cambiado. Insensible, fría. En eso me he convertido. Regla núm...