Capítulo 12.

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-¡Papá! ¡Por aquí!-Carl gritaba.-Estarás bien, tranquila.-me susurró.

Se quitó la camisa y me la dio a mí para que me la pusiera. Le sonreí porque no tenía suficientes fuerzas para hablar y decir "gracias".
Papá apareció por la puerta y se lanzó a abrazarme. Sus lágrimas caían al ver mi rostro destrozado. Rick y Michonne entraron y me ayudaron a levantarme.

-Puedo andar sola, estoy bien.-las academias militares te enseñan a ser fuerte y seguir en pie aunque vayas a caerte, por eso es que soy tan orgullosa.

Al parecer El Gobernador había escapado y Merle había muerto. Daryl lloró, pues era su hermano. No quería hacerle más daño y no le conté que fue él quien me pegó.

-Hay que curar esas heridas, tienen riesgo de infectarse y podrías acabar como uno de ellos.-dijo Maggie y señaló al caminante en el suelo. Ella y Glenn acababan de llegar, pues habían ido en busca de Philip.-Ven, encontré un botiquín en otra sala en la que entramos.

Me senté a su lado y sacó el alcohol y las gasas. Quemaba. Era horrible, pero aguanté. Después cogió un hilo y una aguja dispuesta a coserme la herida de la ceja. Nunca me habían cosido y era la primera vez.

-Espera.-la paré. Tenía miedo y eso es MUY raro en mí.

-No me digas que tienes pánico a las agujas.-se burló mi chinito. Suena bien, chinito.

-N-no. Sólo que es la primera vez que me hacen esto...

-No pasa nada.-giré para encontrarme con Carl.-Dame la mano, no es para tanto.-sonrió.

Maggie me dio tres puntos y salimos de allí. Daryl nos guiaba y mi padre estaba muy sobre protector. En mi vida le había visto así. Llegamos al campamento y vimos que Tara, Rosita, Carol y Tyreese estaban con las armas en alto. Atrás de ellos, Ashely con Judith, Noah, Gabriel, Hana y Eugene.

El malnacido de Blake tenía de rehenes a Beth y a George, ambos de rodillas en el suelo y con las manos atadas. George sollozaba y la rubia de ojos azules miraba al suelo. Detrás de ellos se encontraban cinco personas con las metralletas cargadas.

-Esto es tu culpa, Abraham. Entregate y no habrá muertes.

-¡No la toques! ¡Cabrón!-la hermana de Beth gritaba mientras el asiático la sujetaba por los hombros.

Vi a mi padre dar un paso, pero lo paré de golpe.

-Tú no vas a ninguna parte. No voy a perderte de nuevo.

-____, George es más importante que yo.

-No le va a hacer daño a nadie mientras yo esté aquí. Me encargaré de él en cuanto pueda.

-Vosotros lo habéis querido, no yo.

El Gobernador jaló el gatillo de su revólver y disparó a mi hermano por la espalda.
Todo ocurrió a cámara lenta. Beth se escabulló como pudo y logró ponerse a salvo. Empezó una guerra entre ambos bandos.
Mi padre disparaba con rencor y odio mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Lloré. Lloré como nunca antes. Carl me agarró de los brazos y me atrajo hacia su cuerpo. Me abrazó con ternura. Él sabía cómo se sentía ver morir a alguien ante tus propios ojos.

Me secó las lágrimas de la mejilla y me dio una escopeta, asintió y nos colocamos detrás de un árbol para disparar.

Después de unos minutos, Tara consiguió que una bala alcanzara el hombro izquierdo de nuestro enemigo. Volvió a disparar y otra bala entró de nuevo, pero esta vez por el hombro derecho.

El Gobernador cayó al suelo. Salí del sitio en el que Grimes y yo estábamos.

-¡____! ¿A dónde vas?

No hice caso. Me dirigí hacia Philip Blake. Mis amigos se encargaban de derribar a nuestros enemigos. Las balas pasaban cerca mío, casi rozándome. Llegué y miré con asco al hombre que mató a mi madre. Éste yacía en el suelo, agonizando. Le escupí en la cara y noté que el pequeño tiroteo que empezó hace media hora, había llegado a su fin. Nadie de los míos había resultado herido, excepto mi hermano.

-Nos vemos en el infierno.-exclamé, y corté su cráneo a la altura de los ojos.

Me olvidé de él, mi prioridad era George, mi George.
Me acerqué a él junto a mi padre. Nos agachamos. Sus ojos estaban cerrados, la camiseta que llevaba tenía una gran macha roja. Recordé todos los momentos que pasamos juntos, hasta aquellos en los que casi nos matamos por conseguir el mando de la televisión. Nunca pensé que alguien de mi familia moriría, ni mi madre, ni mi hermano, pero podrá reunirse con ella en otro sitio mejor.

Acaricié su mejilla, mi padre se levantó y se alejó, no podía ver lo que se avecinaba y lo entendía. Que tu hijo y tu mujer mueran no debe ser fácil.
Sentía pena por Abraham.

Mi hermano abrió los ojos. Era uno de ellos. Sus gruñidos me rompían el corazón. Cogí la navaja que se encontraba en mi bota y me preparé para hacerlo. No quería, pero debía. No iba a permitir que mi hermano se convirtiera en un monstruo. La incrusté en su cabeza con los ojos cerrados y lloré. Otra vez. Me levanté y vi a todos mirándome, con ojos tristes. Había fallado la promesa de mi madre.

-Lo sentimos...-dijo Ty.

-Y yo.-respondí.-Vamos, tenemos un largo camino por delante.-no quería hablar sobre el tema.

Ashely se puso a mi lado derecho, en silencio. Me acarició la espalda y me dedicó una media sonrisa. Carl nos alcanzó y se colocó en el izquierdo. Nos miramos a los ojos y el pequeño Sheriff me colocó su querido sombrero en mi cabeza. Dejó a Hana atrás y sinceramente, no me lo creía.

Todos nos alejamos en silencio hacia el sur, heridos por los hermanos caídos en el camino. Siempre les recordaremos como se merecen, como grandes y fuertes personas.

El sol caía, mañana sería otro día.

Everything's going to be okay. | Carl Grimes. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora