CAPITULO 7: MIRADAS

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CAPITULO 7: MIRADAS

(Rosse)

Ha pasado una semana desde que Kael y Aniell están metidos en esa habitación de entrenamiento, Abel me comento que ahí entrenan los paladines de alto nivel, es un lugar capaz de resistir fuertes ataques e irónicamente agrego que era a prueba de sonidos. Nuevamente vine a observarlo, por alguna razón ese chico me da mucha curiosidad, sigo sintiendo que lo conozco de algún lado. Aún recuerdo cuando se interpuso entre los disparos y yo, no sé por qué yo tendría que pensar que lo hizo por mí, aunque su amiga estaba con nosotros y según me hablo Abel él se convirtió en su guardián por eso usa aquel brazalete que siempre tiene puesto creo que deben ser algo más que amigos, pues él siempre está pendiente de ella y ella también viene a visitarlo cada vez que puede, también está Abel que ahora pasa todo su tiempo junto a Helena, aunque a veces intercambiemos un hola no tenemos esas largas charlas que antes teníamos, aunque por alguna razón eso no me molesta más, en mi cabeza prima el interés por Kael.

¾ -Descansaremos me llaman, es mejor que descanses- Hablo Aniell para Kael, mientras abría la puerta del lugar.- Tomate el resto del día libre mañana continuaremos, hoy tengo mucho trabajo que hacer. Miguel desea hablar conmigo sobre Helena.

¾ -Entiendo Gracias por todo- Dijo el mientras también salía. Hacia las duchas- Helena estará bien ¿cierto?

¾ -Abel la ha cuidado todo este tiempo, Miguel no leerá su mente sin su consentimiento.- Dijo ella al terminar de salir de la habitación. Yo me quede ahí observando a Kael entrar a las duchas y a Aniell salir por la otra puerta. Yo no sabía si irme detrás de Aniell, o esperar a Kael, pero por que esperaría a Kael no tiene sentido, lo mejor sería irme, aunque me gustaría saber más de él no hemos podido conversar, no, definitivamente lo mejor es irme quizás Aniell o Abel necesiten mi ayuda en algo.

Por fin decidí salir y percibo que olvide mi bolso en el piso donde estaba sentada y regreso rápidamente por ella, pero al entrar rápido no me di cuenta que Kael salía y choco con este cayendo ambos al piso, este estaba con pantalón y sin camisa, con todo el cuerpo mojado.

¾ -Disculpa fue mi error- El hablo estrechándome la mano para ayudarme a levantar-

¾ -No, fui yo quien no veía por donde iba- Le respondí un poco avergonzada.

¾ -Todo está bien- sigue el mientras insiste con su mano estrechada para ayudarme a levantarme, le entrego la mano y me ayuda a levantarme, al estar de pie se toca sus costillas al parecer aun le duelen luego del duro entrenamiento con Aniell.-

¾ -¿Estás bien?-

¾ -No te preocupes, sano rápido, pero Aniell golpea más rápido aún- Responde él entre risas- Iré a comer algo sabes done puedo comer, todo este tiempo me alimente de esas barras energéticas que me daba Aniell-

¾ -Si claro que se dónde queda la cafetería o algo así- respondí entre risas, al recordar el lugar donde comí con Joel y Aniell el primer día que vine.- Si me sigues podemos ir- El me siguió mientras se terminaba de abotonar la camisa y me sonreía-

¾ -Gracias, me siento raro aquí-

¾ -Yo me sentí igual el primer día, pero Joel y Aniell hicieron mis días más llevaderos-

¾ -Si ella en especial es muy especial- Siguió riendo él- Mientras caminábamos intercambiamos nuestras pocas experiencias demoníacas, como fui atacada por Eliel y como él se terminó convirtiendo, pronto ya estábamos en la cafetería cada uno con una taza de café y varios panes.- Lo más seguro es que me enjuicien por las personas que mate en el muelle- Dijo él bajando la cabeza de vergüenza y pena-

¾ -No creo haya sido tu culpa, tampoco la de Belial, Abel dijo que al inicio cuando ustedes se transforman pierden el control pero tú mismo lo dijiste que lo tienes controlado-.

¾ -Eso no cambia el hecho de que arranque la vida a unas personas.

¾ -Pero también me protegiste y nos protegiste a todos cuando nos atacaron en la carretera.- Aun así no logre animarlo, pues seguía con la cabeza baja, por puro instinto mis manos buscaron las suyas, acariciándolas suavemente, fije mi mirada en su rostro buscando sus ojos- Nadie es perfecto, Miguel me dijo que nadie elije como vinimos a este mundo solo escogemos que hacer con nuestras vidas, creo que aquel día volviste a nacer, entonces tienes que decidir qué hacer a partir de ahora con ese don que tienes.- El levanto la mirada y me miro, nuestras miradas se cruzaron, y aquel instante se hizo eterno.

Podía ver en su mirada la misma pena de Abel, pero tenía un brillo diferente, tenía un sentimiento tan reconfortante tan pacifico en él, me animaba tanto y no podía evitar suspirar, dejó de existir el mundo y solo decidí dejarme llevar por sus ojos, él hizo lo mismo pues no dejo de mirarme, nuestras manos seguían unidas, parecía que cada una había tomado de rehén a la otra y la esta humildemente se entregó sus ojos por momentos se dirigían a mis labios y los míos lo seguían, de nuevo mis ojos tomaron vida y buscaron su cuello, su cabello, volviendo bruscamente a sus labios para volver a su punto de partida sus ojos, los suyos hicieron lo mismo. Nuestras manos pasaron de estar quietas a estar acariciándose mutuamente, parecían que estas danzaban una balada dulce y tierna, suave y melódica, mientras el silencio cantaba la serenata de lo incognito, por un momento le sonreí y él hizo lo mismo, durante otro momento pude sentir su aroma y sin poder evitarlo cerré los ojos para extasiarme de él, inclino un poco el cuerpo y él hace lo mismo, se dejó llevar con calma y timidez, no sabíamos lo que hacíamos pero tampoco queríamos parar.

Un ruido de platos al caer nos interrumpió, despertamos del delicioso transe en el que nos encontrábamos, él solo me miro y se sonrojo, yo debí estar aún más roja de la vergüenza pero al mismo tiempo sentía la adrenalina correr de la emoción.

¾ -Te gustaría ir a caminar un poco- Me pregunto él sin soltarme la mano, lo seguí feliz, los corredores y charlas ligeras amenas, tristes y románticas nos llevaron de pasillo en pasillo subiendo y bajando escaleras, no importaba donde o por donde, solo nos importaba nuestras charlas, su voz, mi voz, su aroma y el mío, y esas nuestras manos aun danzando un tango con sabor a prohibido, porque me hacía sentir de esta forma no entiendo que tienen Abel y Kael, los dos, pero ahora Kael, llegué demasiado lejos con él, estábamos ahí parados en una ventana mirando hacia un piso inferior , sin perder la vista unos del otro entregándonos sonrisas, claro que bajo ningún segundo nos soltamos las manos, prisionera una de otra estaban, y en ningún momento ninguno se quejó. Nuevamente nos dejamos llevar por más charlas de nuestras vidas antes de y después de, ahora hablamos de gustos de amores y desamores, él contándome lo extraño que se siente conmigo y yo queriendo gritarle que me sentía igual, en poco tiempo admití que sentía de alguna manera conocida su presencia, que desde el primer momento tuve la sensación de haber pasado por esto antes, las miradas las conversaciones y él me respondió sin atreverse a mirarme que también sentía lo mismo pero que no sabía entender lo que pasaba. Lo acompaño a mirar lo mismo que él, pero el gira rápidamente buscando sus manos mis hombros y las mías las de él, ahí decidí quedarme refugiada en su pecho segura en sus brazos. No dijimos palabra alguna, nos quedamos en silencio, dejamos de mirarnos, solo decidí quedarme ahí con mi rostro recostado en su pecho y sus brazos rodeándome toda.

¾ -Kael yo...- Intente hablar

¾ -Rosse yo...- Intento hablar él, nuevamente el silencio nos ganó, él intento hablar pero dos fuertes disparos nos interrumpieron, el miro a todos lados, y nuevamente otra banda de disparos llamaron su atención.

-Es Abel, está peleando contra alguien...- luego dedecir esto Kael sale corriendo a buscar el origen.

Requiem: Cronica I AzraelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora