CAPITULO 2: LICANTROPOS

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CAPITULO 2: LICANTROPOS

(Kael)

Es una suerte que Helena haya despertado justo a tiempo, pero en estos momentos tener una criatura de este calibre sobre el carro, y que repentinamente este dejara de funcionar no es buena señal.

¾    -Afuera ahora.-Grito a Helena-

Le cojo la mano y comenzamos a correr entre los arbustos no sé dónde exactamente ir, pero solo me preocupo de que esa criatura no nos alcance. Cuando Drull nos dijo que aquí encontraríamos licántropos no se me paso por la mente que estos podrían atacarnos, soy un estúpido.

Corremos evitando en todo momento que este nos alcance, aunque a simple vista este no parece estarnos siguiendo, tengo la sensación de que está cerca y por sobre todo no está solo.

¾    -Hay más de uno por aquí, puedo sentir varios como él.- Me habla Belial en mi cabeza.

¾    -¿No es hora de que te materialices?- esta vez tendrás que salir tu solo de este enredo.

¾    -Como siempre tan útil, perro estúpido.- tengo que buscar una posición donde pueda enfrentarlos, tarde o temprano tendré que hacerlo, es mejor mientras no esté agorado por correr sin dirección alguna. Encuentro un claro en el bosque cubro a Helena con mi cuerpo mientras espero que aparezcan.

Con la vista busco un arma en el piso, lo que sea que pueda servirme, sin previo aviso aparece uno de los lobos y detrás de este  salen tres más.

¾    -Hemos venido en paz, solo a hablar.- Este gruñe en respuesta, siento nuevamente la adrenalina correr por mi cuerpo, este se lanza en embestida, pero rápidamente le cojo la boca evitando que esta me muerda, y empujo con todas mis fuerzas contra el suelo, mientras me tiro al piso y ruedo por este, intentando coger un palo que estaba cerca, con el que atino al segundo lobo que me ataca,  lo hago con tan fuerza que hace que este termine en el suelo también. A pesar de estar seguro de haberles atinado fuertes golpes estos se levantaban nuevamente aún más molestos que antes, este sería buen momento para transformarme pienso, pero estaba seguro que ese perro no me ayudaría, de querer hacerlo ya lo habría hecho hace mucho rato, esquivo con muchos problemas las embestidas de esto y doy los golpes que puedo con mi improvisada arma, recibo varios golpes y arañazos durante estos movimientos. Pero estaba totalmente seguro que eso no sería nada comparado con lo que me harían si es que no esquivaba alguna de sus embestidas.

En ese momento recordé el ataque que hizo aquel muchacho, aquella luz que rodeo sus armas y como disparo aquella flecha que derroto esa criatura aún más grande que estos lobos. Estoy seguro que eso sería más que suficiente para vencerlos sin problema alguno, no tengo idea alguna si funcionara o no pero en estos momentos es lo único que se  me podía ocurrir,  pues ya tenía a los cuatro lobos rodeándonos.

Aunque tampoco tenía unas espadas como él, espere que esta vara de madera sirviera , me posicione en la misma posición que estaba aquel niño, trate de concentrarme, deje mi mente en blanco solo canalice aquel recuerdo, aquella luz, aquel poder. Levante mi brazo con la vara en a la altura de mis rostro en forma horizontal mientras mi mano hacia una vertical con la vara.

¾    Estrellas de la eternidad, silencio sin nombre, aullidos de la luna, yo te invoco flecha rayo- comencé a susurrar lentamente con toda la concentración que la situación me permitía.

¾    -Que estás haciendo Kael, detente inmediatamente- Escuchaba alarmado a Belial en mi cabeza, sentía que su voz me distraía, así que decidí concentrarme aún más, tanto que bloquee su voz de mi cabeza, de alguna manera no conseguí oírlo más.

¾    Estrellas de la eternidad, silencio sin nombre, aullidos de la luna, yo te invoco flecha rayo- Continuaba recitando las mismas palabras que decía el chico aquella vez, los lobos comenzaron a estar nerviosos, a gruñir cada vez más, algunos comenzaban a adoptar posiciones de ataque mientras se les erizaba los pelos del lomo.

De pronto sentí un extraño calor en las manos, sentía como quemaba mi mano  poco a poco, pude sentir un extraño poder correr todo mi cuerpo y acumularse en mis manos, en aquella vara, al abrir los ojos pude ver que la vara estaba  brillando crecían plantas de ella mientras mi mano comenzaba a llenarse de una energía azul extraña.

Los lobos no esperaron más, y se lanzaron contra mi sin dudarlo, intente atacarlos con la mano que brillaba pero un fuerte dolor se apodero de mí, sentía como miles de agujas clavaban mi mano, la vara delante de mi exploto, haciendo que el lobo que me embestía retrocediera pero dando cabida a que otros dos lobos delante, se abalanzaran contra mí. Fue en ese instante que Belial apareció en su forma física, rugiendo y gruñendo contra ellos.

Estos comenzaron a rodearlo,  uno de ellos retrocedió un poco, Belial comenzó a aumentar su tamaño se le podía ver la piel erizada, yo por mi lado estaba cogiendo mi mano bastante herida y con mucho dolor.

¾    -Te quedaras ahí mirándome o me ayudaras.- Me hablo Belial. Totalmente ofuscado.

¾    -Mi mano, me duele demasiado...-

¾    -Cuando te diga que no hagas algo, NO LO HAGAS- responde el mientras con una pata evita la embestida de uno de los lobos. El brillo en mi mano aún seguía, mientras atrás mío uno de los lobos pretendía atacarme pero por simple instinto lo golpee con la mano adolorida, y este término contra el suelo sangrando por la cabeza y con un fuego azul sobre él, gritaba y rodaba por el piso gritando de dolor.- Tienes una suerte increíble, el exorcismo se amoldo a tus manos. Cancélalo antes que pierdas el brazo.-

¾    -No sé cómo cancelarlo y no me deja de doler.- Pronto la luz en mi mano se convirtió en fuego, una llama azul que rodeaba todo mi puño. Esto no es nada comparado con lo que hizo el niño. Pero dada la situación no podía quejarme.

Belial no espero más y se lanzó a atacar a los otros dos licántropos, yo hice lo mismo con el que quedaba, use mi mano con llamas como arma para atacarlo, este retrocedió pero intentaba embestirme, él sabía muy bien que solo le hacía falta una embestida para ganar ese combate, yo ya no tenía más miedo ni dudas, solo necesitaba acertarle un golpe. Belial  pelaba al costado bravamente repartiendo mordiscos y arañazos a todos lados, al mismo tiempo que este era mordido en la pata por un lobo y en el cuello por el otro, pero esto no lo detenía en su frete nica pelea seguía intentado soltarse atacando y mordiendo.

¾    -Cancélalo estúpido tu mano no soportara mucho.-

¾    -No sé cómo hacerlo, y sin eso estoy perdido contra este.

¾    -No necesitas un exorcismo para derrotar a un perro sarnoso. Solo relájate y di "pacto terminado".

¾    -Pacto terminado- Lo dije mientras respiraba, al decir eso, las llamas desaparecieron dejando mi mano totalmente con heridas a carne viva, y con un fuerte dolor, pero la adrenalina del momento, por suerte mía, no me permitió padecerlo por el momento,  poco a poco mi mano comenzaba a regenerarse, aunque el dolor no se iba podría usar mi mano para pelear.

Nuevamente el lobo intento atacarme, pero con una llave lo lance al piso con algo de facilidad, por alguna razón me sentía más fuerte y más ágil, lo mismo fue en el plano espectral cuando Belial está cerca me siento más rápido, más fuerte incluso mis instintos son más salvajes. Pronto yo fui el que embistió esta vez a la bestia, rodando por el piso está intentado clavar sus colmillos en mí mientras yo repartía golpes sobre su dura cabeza, una y otra vez sin detenerme ni por  un segundo.

Por su lado Belial ya tenía sus colmillos clavado en el pescuezo de uno de los lobos mientras el otro lo tenía atrapado por el lomo, pero a pesar del dolor bajo ninguna razón soltó al otro lobo.

Helena a un lado, aterrorizada por el combate que se daba, estaba esperando por nosotros para huir o por la victoria de los lobos que quizás le fueran a dar muerte. Una sombra pasó por los arbustos acercándose a Helena.

¾    -Pero que tenemos aquí, tú me pareces conocida.- Todos paramos el combate observándolo. Es un hombre alto cabello negro y una línea blanca en el medio de su cabellera.

¾    -Helena...- Le hablo asustado- Aléjate de ella.

¾    -Paren de pelear inmediatamente, y me digan ¿por qué están transformados sin mi permiso?- Hablo él con un tono serio y mortal.

¾    -¿Tú, tu eres Julián?-Hablo Helena sorprendida de verlo. Él le sonríe y acaricia el cabello.

Requiem: Cronica I AzraelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora