CAPÍTULO 2: SECUESTRADA

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CAPÍTULO 2: SECUESTRADA

 (Rosse)

El mundo cayó a pedazos a mi alrededor, Melisa está muerta, aquellos monstruos, ¿Eliel quién era él?, ¿qué fue esa sensación que tuve cuando me tocó? ¿Por qué yo?  ¿Por qué...?.

¾    -Eliel…- Suspiraba mientras intentaba recobrar la conciencia, sentía que todo se movía.

¾    -Ella está despertando Abel-

   Escuché la misma voz angelical de aquel lugar, sentía sus manos sobre mi cabeza, acariciándola, lentamente como a un bebé, podía ver de forma ligera edificios pasar, el vibrar del lugar, estaba en un automóvil, algo apretado por la posición fetal en la que me encontraba pero tenía la certeza que estaba en un auto.

¾    -No la incomodes Aniell, pasó por mucho hoy déjala descansar.-

   Respondió aquel muchacho, ¿se llamaba Abel?, así lo llamó la chica, él me salvó, recuerdo verlo entrar, recuerdo alas, no estoy segura pero eran alas las que tenía cuando entró por aquella ventana, luego como disparó hacia las criaturas, luchó contra ellas, a pesar de ser tantas no tuvo miedo se paró entre ellas y yo, y me defendió, ¿alguien se preocupa por mí?, no sé qué sentir.

   Puedo ver como él mira por el retrovisor buscando mis ojos abrir, pero no puedo abrirlos más de lo que ya hice, no sé si por miedo a que sepan que desperté o a esperar que esto sea solo una pesadilla y pronto vendrá Melisa a despertarme.

¾    -Será mejor que descanses, Aniell curo tus heridas, pero aun así pasaste por mucho…-

Me habló Abel mirándome a los ojos, qué hermosos eran, tan puros, pero al mismo tiempo podía ver en ellos demasiada tristeza, cada mirada que me ofrecía para asegurarse que estaba bien solo mostraba en ella preocupación y tristeza, recuerdo que tenía la misma mirada cuando lo vi por primera vez en la entrada de la discoteca. 

¾    -¿Melisa? ¿Está bien?- Hablé un poco temerosa de recibir una respuesta.

¾    -Lo siento, no pudimos hacer nada por nadie más.- responde el joven sentado en el asiento del copiloto, era delgado parecía tener 16 años, cabello corto  y bastante despreocupado con la atención enfocada en su video juego.

¾    -Joel por favor. – Aniell le habló con son de reclamo.

¾    -Estoy siendo amable, disculpe.- Prosiguió él.

¾    -¿Dónde estoy?- pregunté.

¾    -Estás a salvo es lo único que necesitas saber por ahora. Discúlpame haberme demorado, quizás pude hacer más…-

   Habló con cierto dolor Abel, esta vez no me miró por el retrovisor, pero percibí que aseguró con más fuerza el timón, podía sentir su frustración desde aquí.

¾    -Me salvaste… gracias.- Le hablé esperando me mire de nuevo.

¾    -No sólo te salvó, desobedeció órdenes, usó un exorcismo para poder entrar en la discoteca.- Escuché hablar al que decían Joel, algo disgustado, por lo que al parecer para él fue un error.- No me mal entiendas, estoy feliz de haber salvado a alguien, pero – Siguió, pasando su mirada preocupada hacia Abel – él se metió en problemas ahora.

¾    -Es suficiente Joel- interrumpió Abel, quedando todo en silencio nuevamente.

   El viaje continuó, esperaba que me estuviera llevando a un hospital, o a la policía, o al menos a mi casa, ¿pero cómo ellos podrían saber dónde vivo? Y estaba totalmente segura que esas calles no llevaban a mi casa, poco a poco podía sentir mis fuerzas volver. El auto se detuvo en una gasolinera, ellos bajaron del carro, solo quedó conmigo la niña que seguía acariciándome el cabello, yo me sentía mejor, pero aquella sensación que me daba era tan relajante que prefería estar ahí más tiempo. Me hacía olvidar todo aquella pesadilla por la que pasé. ¿Debería escapar?, ellos a pesar de salvarme son extraños, ¿si son peores de los que eran esos dos? Aquel niño habló con total naturalidad de esas personas que murieron, de mi amiga Melisa…

Requiem: Cronica I AzraelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora