Capítulo 3. [Editado √]

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Mi garganta ardía como el infierno, mi aliento quemaba al respirar, mi respiración era sumamente agitada y estaba segura que no tendría más lágrimas por unos cuantos años.

Las chicas no dejaban de decirme que abriera la puerta, hasta que se cansaron y se fueron a otra habitación. Me rogaban que comiera algo, pero yo solo me quedaba en el mismo rincón de siempre abrazada a mis débiles rodillas.

Por lo que sé hasta ahora, "Cleytom" es el líder de este monstruoso negocio. Ellos secuestran chicas de todas partes del mundo que este a su alcance, hablen español o no. Les dividían las habitaciones por idioma. Este tampoco era el único de los negocios que tenían, Usaban a las chicas como mercancías sexuales para traficarlas a diferentes partes del mundo contra su voluntad.

Todo depende de quien te "compre". Algunos de los "dueños" como te tenian forzada a decirles, eran unos completos bastardos que te trataban como esclava de por vida, otros compraban tu libertad y pasaportes para empezar una nueva y feliz vida juntos. Pero eran casi imposibles las posibilidades de que volvieras a ver a tu familia de nuevo. Aunque la mayoría de las veces nada de eso pasaba y te quedabas trabajando aquí como prostituta(contra tu voluntad).

También existen otros líderes de este negocio en distintas partes del mundo, pero todos eran rivales y trabajanban en discreción.

Toda esa información me la brindó "Mollie" del otro lado de la puerta. Mollie fue la chica rubia que me abrazó antes de volverme loca dos días antes de estar aquí.

Sí, he estado dos días encerrada en esta habitación.

Las chicas quieren que salga antes de que llegue Cleytom, me dijeron que él estaba en una reunión importante para negociar los acuerdos de paz con sus rivales. Osea, los distintos líderes de este negocio. También me dijeron que si Cleytom llegaba y yo no estaba trabajando, recibiría un cruel castigo. Aunque ellas nunca saben específicamente que es, eso depende de como el quiera torturarme.

Pero eso solo me causó más temor y me incitaba a no abrir la puerta jamás. Sólo dos días y yo ya no aguantaba ni un minuto más en está habitación. Sabía que si no salía me pondrían a "trabajar" como prostituta. Y que si salía, no sabría que me haría Cleytom. De todos modos no tengo nada que perder.

Pero sabía que no podía durar encerrada de por vida. Los inspectores de Cleytom me dejaron de pasar su repugnante comida por debajo de la puerta como plan para que saliera. Seguiría con mi huelga de hambre de no ser por la voz bastante conocida que estaba escuchando detrás de la puerta.

-¿Cuántos días lleva ahí?-. Tragué fuerte al oír esa voz grave que tanto me atemorizaba.

-Dos días aproximadamente señor-. Le respondió la otra voz.

-Abran la puerta-. Ordenó.

-Pero señor, no sabemos su estado podría est... -. Él lo interrumpió.

-¡¿NO HE TENIDO UN BUEN DÍA ASÍ QUE SI TIENEN ALGO QUE JUSTIFICARME TENDRÁN QUE DESOBEDECER MIS ÓRDENES!?-. Se me erizó la piel por aquél estremecedor alarido.

Escuché el cerrojo de la puerta abrirse tras el rechinar de las llaves. Luego el manubrio se deslizó empujandose hacía adelante. Mis manos se movian desenfrenadas por el estrepitoso nerviosismo que me causó.

Sus intensamente profundos ojos azules se encontraron con los míos haciéndome sentir totalmente diminuta en comparación con él. Él cerró la puerta detrás de él aún sin quitarme los ojos de encima. Juro que casi me da un infarto cuando escuché el cerrojo cerrarse detrás de él, luego su mirada se centró en el plato de comida que se encontraba en el mismo lugar en el que los guardias la habían dejado.

-¿Porque no has comido?-. Me preguntó él con antipatía.

Yo lo observaba con terror sin saber las palabras adecuadas para responderle, tenía que medir mis palabras si no quería que nada malo me sucediera. Pero el miedo se me enterraba como una llaga en el cuello.
-¿No hablas español?-. Las palabras se me congelaron-. Pourquoi mangez-vous pas? -. Creo que me preguntó lo mismo en francés.

-Yo...yo no hablo francés-. Respondí tartamudeando.

-Aún no has respondido a mi pregunta -. Dialogó él en tono autoritario.

Al ver que no respondía se destinó a hablar.

-¿Qué hacías en Francia? -. Él me preguntó dubitativo con el ceño fruncido.

Esa pregunta me hizo reaccionar; se suponía que mi primo debía estar buscándome en el aeropuerto el día en que llegué. Entonces quizás si debería haber alguién preocupado por mi en estos momentos. Ese simple detalle me armó de valor para concentrarme en un nuevo objetivo: Escapar.

Me deslizé rápidamente por debajo de sus piernas con un hábil movimiento, pero mi audaz acción fue evadida por una suave mano que se cerró en mi pierna para impedir mi escapatoria.

-¿Enserio pensabas escapar?-. Volvió a preguntar pero está vez con un tono burlón en su voz.

¿Alguna vez has sentido esa interna frustración de querer dejar a alguien sin hijos de una patada? Bien, pues eso es lo que yo sentí en ese preciso momento.

Forcejeé con él, pero obviamente él era más fuerte como era de esperarse y me derribó de un sólo intento encima de la cama.

-Por favor n-no me hagas daño-. Rogé tartamudeando sintiendo mis labios temblar y mis ojos cristalizarse.

Él sonrió con complicidad mientras unos cuantos flequillos de su brillante cabello azabache caían sobre su rostro.

-Tienes carácter-. Situó una de sus manos en mi entrepierna-. Eso me gusta-. Ensanchó más su sonrisa.

Ahora tenía dos desquiciadas opciones que tal vez me perjudicarían: 1. Dejarme llevar o 2. Correr.

Inocencia Destruida.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora