•Todo por sus sueños• {one piece y oc}

Espíritu indomable

Lilian abrió la despensa de la cocina buscando algo para la cena improvisada mientras le contaba a Luffy su historia dentro de la marina. Su madre aunque reservada, siempre había tenido una manera especial de narrar sus historias, como si cada palabra cobrara vida.

-Mi tiempo en la Marina fue complicado, pero aprendí mucho. No siempre fui la mujer que soy ahora... y, para ser honesta, tampoco siempre fui "justa".

Luffy ladeó la cabeza curioso, mientras mordisqueaba un trozo de pan que había encontrado.

-¿Qué quieres decir con eso mami?

-Mi tiempo en la Marina fue un intento de encontrarme a mí misma después de años de vivir... Antes de estar del lado de la ley, yo pertenecí a una tripulación. Pero no a cualquier tripulación... Fui parte de los piratas de Gol D. Roger.

El pan que Luffy tenía en la boca cayó al suelo, y su mandíbula quedó colgando.

-¿¡QUÉ!? ¡¿DEL REY DE LOS PIRATAS?! -exclamó el joven casi cayéndose de la silla. Lilian dejó escapar una risa ligera al verlo tan sorprendido.

-Sí, así es. Era una joven llena de rabia y resentimiento, buscando un propósito. Entonces Roger me salvó de mi esclavitud. Él tenía la extraña habilidad de ver lo que otros no podían. Me aceptó en su tripulación sin dudarlo. Me enseñó que el mar no solo era un lugar de luchas y pérdidas, sino también de sueños.

-¿Cómo era él, mami? ¡¿Era fuerte?! ¡¿Era como yo?!

Lilian rió suavemente mientras comenzaba a preparar una sopa.

-Era fuerte, pero no solo en combate. Roger tenía un espíritu indomable. Cuando hablaba de sus sueños, hacía que todos a su alrededor quisieran seguirlo. Era carismático, imprudente, y a veces frustrantemente optimista... un poco como tú, de hecho.

-¡Eso es increíble, mami!- exclamó Luffy pero notó que la sonrisa de su madre se desvanecía poco a poco.

-Fue increíble Luffy- la sonrisa de Lilian ahora ya no era nostálgica si no triste -Pero también fue complicado. No confiaba en nadie al principio, nadie excepto Roger. Él era... diferente. Tenía una forma de hacerte sentir seguro, como si todo fuera posible.

-¿Y qué pasó? ¿Por qué terminaste en la Marina?

Lilian dejó la cuchara a un lado, apoyando las manos sobre la mesa.

-No fui parte de la Marina Luffy. Pero después de que Roger se entregara y lo ejecutaran, me quedé sin rumbo. Perdí más que a mi capitán ese día... Perdí una familia. No confiaba en nadie más de la tripulación. Shanks y Buggy, en particular, siempre intentaron acercarse a mí, pero yo... simplemente no podía.

-¿Por qué no confiabas en ellos? –preguntó Luffy frunciendo el ceño.

-Porque eran dos chicos inmaduros y alborotadores. Siempre estaban buscando problemas o discutiendo por cosas insignificantes. Y yo... después de todo lo que había vivido antes de unirme a Roger, no podía permitirme depender de nadie que no fuera él. Me protegía a mí misma, incluso dentro de la tripulación.

-¿Shanks? ¿Inmaduro? –preguntó Luffy claramente confundido.

-Oh, sí. No te dejes engañar por la versión que conociste de Shanks- respondió Lilian con una risa amarga -Era tan terco como yo, y nunca dejaba de bromear. Y Buggy… bueno, siempre estaba buscando excusas para huir de cualquier situación peligrosa. Nunca me sentí cómoda con ellos. Para mí, Roger era la única persona en la que podía confiar.

Luffy asintió, todavía tratando de procesar esa información.

-¿Entonces te sigue cayendo mal Shanks?- pregunto luffy mirando fijamente a su madre. Lilian suspiró mirando la sopa.

-No es que él no me agrade Luffy. Es solo que... me recuerda a una época que preferiría dejar atrás. Cada vez que lo veía, me acordaba de lo que perdí, de las personas que ya no están aquí. Y supongo que todavía me cuesta.

Luffy se levantó y se acercó a su madre, abrazándola con fuerza.

-Yo estoy aquí, mami. Y voy a ser el Rey de los Piratas. ¡Voy a hacerte sentir orgullosa y feliz otra vez!

Lilian rió suavemente, abrazándolo de vuelta.

- Ya estoy orgullosa de ti, Luffy. Siempre lo he estado. Y sé que, pase lo que pase, alcanzarás tus sueños... Porque tienes el mismo espíritu indomable que él.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la cálida compañía del otro, mientras el sonido del mar llenaba el espacio con su calma infinita.