~Hare lo que sea para que mis pequeños cumplan sus sueños, no me importa si tengo que poner a todo el gobierno mundial en mi contra o dar mi vida para que sus deseos se hagan realidad~
Los personajes no son míos, todos pertenecen a la obra de Eiichi...
Las olas eran fuertes y una tormenta que arrasaba todo a su paso, Ace y Lilian no pudieron aguantar la tan fuerte marea. Las olas los alejaban él uno del otro, la mujer estaba intentando llegar a su hijo y el miedo recorría todo su ser, no quería separarse de su hijo.
-¡¡Mamá!!.
-¡¡Ace!!.
Los gritos del muchacho la aterraban,la situación la aterraba y de un momento al otro una tabla de madera la golpeó dejándola inconsciente...
[...]
Se habían separado completamente, Lilian se encontraba en la deriva estando en la costa de una isla desconocida, los ojos de la mujer estaban llenos de lágrimas, no sabía dónde estaba su hijo, tampoco sabía si estaba bien, pero tenía que ser fuerte, respiró profundo y se seco sus lágrimas.
*Vamos Lilian, guarda tus ganas de llorar e investiga la isla*- Se decía a sí misma-*Tu hijo debe de estar bien, Ace es muy fuerte*- ella se iba relajado de apoco, se paró y empezó a caminar en dirección al centro de la isla para conseguir ayuda o algo para ir a buscar a su hijo.
Parecía que había llegado a una pequeña villa muy bonita, solo que había un pequeño problemita, sentía como la gente la miraba como si nunca hubieran visto a un ser humano, hasta que un hombre se le acercó.
Este parecía un hombre de mediana edad, unos años mayor que ella, su pelo era de color negro y tenía un bigote del mismo color, llevaba un uniforme de policía de color marrón, lo que le parecía curioso a la mujer eran las cicatrices que recorrían todo el cuerpo del hombre, además de un pequeño molinillo en su sombrero.
-Buenos días señorita, disculpe¿cuál es su nombre?- dijo el hombre de forma amable.
-Hola, me llamo Lilian, perdone, es que he naufragado aquí, me podría decir¿dónde estamos?.
-Entiendo señorita Lilian, está usted en la villa Cocoyasi- dijo con una sonrisa.
-Disculpe las molestias, pero ¿sabe cómo podría conseguir un barco?- el hombre se quedó estático.
-Lo siento señorita, la villa no tiene muchos barcos, los únicos barcos son los de Arlong- dijo algo avergonzado el pobre hombre.
-¿Arlong?¿Quien es él?- todos alrededor de la mujer se quedaron callados.
-¿Quien está hablando de Arlong?- Lilian sintió la tensión en el ambiente, la mujer se volteo a la dirección de la que venía la voz masculina, al instante pudo reconocer que eran gyojins.
-¡Vaya una cara nueva!, estoy seguro que el capitán estará feliz de conocer a la desconocida- mientras hablaba el hombre pez iba caminando en dirección de la mujer y cuando terminó de hablar la tomo de la muñeca y empezó a jalar de ella.
Lilian no comprendía nada, pero pensó que ese tal Arlong podría ser su boleto para salir de esa isla.
[...]
Los hombres la iban llevando por un camino de tierra, estos hablaban entre ellos y Lilian simplemente los escuchaba, no los veía como amenaza, hasta uno le parecía agradable, Hatchan era el nombre que había escuchado la mujer, un hombre pulpo, era simpático y le preguntaba cosas ¿como que le gustaba? y ¿como se llamaba?, de alguna forma la personalidad del hombre se le hacia realmente dulce a comparación de su compañero que era mucho más serio.
-¡Capitán volvimos y con una invitada!- dijo el hombre pulpo.
Todos los gyojins voltearon rápidamente al escuchar la palabra invitada y Lilian pudo saber quién era el capitán cuando vió a un gyojins sentado en una especie de trono, el hombre se levantó de su asiento y se acerco lentamente con una sonrisa amenazante.
-Arlong, ella se llama Lilian y náufrago por accidente en la isla- hablo nuevamente el hombre pulpo.
-Vaya que mal- dijo el tiburón con sarcasmo, haciendo reír a todos los presentes menos a la mujer.
Arlong cambio su actitud al ver la seriedad de la chica, para él era como si ella lo estudiará con la mirada.
-¿Que me miras mujer?- dijo de forma muy amenazante.
-Disculpa, pero me resultas algo conocido- respondió tranquila.
-Debe de ser por mi fama en el East Blue- dijo con grandeza y superioridad.
-No para nada- dijo igualando el tono del hombre, lo que hizo que Arlong frunciera el ceño- tu eres uno de los muchachos de Fisher Tiger ¿No?.
Todo se quedó en silencio, se podría decir que estaban pálidos, ¿porque?, pues la irá irradiaba del tiburón sierra y parecía que saltaría y le cortaría el cuello a la mujer.
-Como vuelva a salir su nombre de tu sucia boca, te romperé cada hueso de tu minúsculo cuerpo, ¿entendiste maldita?- amenazó el hombre, diciendo lo último entre dientes.
-Entiendo, él fue un gran hombre, lamento mucho tu perdida lo siento- dijo la mujer con una voz casi melancólica.
-¡¡Ni siquiera lo conociste!!- grito enojado el gyojin.
-Si lo conocí - hablo de forma pacífica la mujer acercándose quedando a pocos pasos del tiburón- y estoy segura que se tanto de él como tú.
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Arlong estaba paralizado prácticamente, tenía años que no escuchaba el nombre del hombre que consideraba su hermano, pero lo que le daba rabia era que lo escuchará de un asqueroso humano, era como si esa mujer lo retará, él sentía la fuerza y su gran corazón solo con mirarla a los ojos, tenía ganas de matarla y antes de que pudiera sentarle un golpe la pelinegra empezó a hablar.
-Se que el fue un esclavo, sé que odiaba a los humanos pero nunca se atrevería a admitirlo, se que quería a sus hermanos y que su deseo era que toda su raza fuera libre- la voz de la mujer temblaba pero cada palabra la decía con seguridad y determinación, se podía notar que las decía con un poco de dolor.
Con esas palabras todos los gyojins empezaron a llorar recordando a su antiguo amigo y capitán, pero solo había uno que no lloraba, Arlong, él estaba en shock, la mitad de las cosas que dijo la mujer casi nadie lo sabía y mucho menos un humano, el gyojin estaba realmente molesto era imposible que ella supiera eso y de un momento al otro, Arlong tomo del cuello a la pelinegra.
-¿Como?¿¡Cómo sabes eso!?¿¡Quién mierda te dijo eso!?- gritaba Arlong sacudiendo a la mujer.
-¡¡Capitán!!.
-Porque... Porque yo también fui una esclava- dijo la pelinegra mientras intentaba respirar- Pero creo... que eso no es importante- con esas palabras Arlong la soltó.
- ¡¡Encierren a nuestra nueva invitada!!- Arlong estaba histérico, pero había algo que le impedía lastima gravemente a esa mujer.
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Holaaa, soy yo de nuevo, espero que les haya gustado el capítulo. Y ya saben si quieren comentar alguna idea o alguna corrección estaré encantada en leer.
