•Todo por sus sueños• {one piece y oc}

Confianza (parte 3)

Días después del encuentro con Barba blanca...

La vida en el Oro Jackson había vuelto a la normalidad, o al menos tan normal como podía ser en un barco pirata. Lilian, aunque aún procesaba lo ocurrido, trataba de seguir con su rutina. Se había vuelto más cercana a Rayleigh, quien la entrenaba para que pudiera defenderse mejor, y a Shanks quien nunca dejaba de molestarla con sus bromas, aunque de una manera que comenzaba a sentirse más familiar que molesta.

Sin embargo, algo del encuentro con Barba blanca se había quedado grabado en su mente, las palabras del capitán. Por mucho que detestase admitirlo, había algo de verdad en lo que dijo. ¿Qué pasaría si Roger realmente estaba condenado, como afirmaban los rumores? ¿Qué haría ella si todo se desmoronaba?

Una noche, mientras todos dormían, Lilian se encontró a Roger sentado en la cubierta, mirando al horizonte.

-¿No puedes dormir, capitán? –preguntó Lilian mientras se acercaba con cuidado. Roger, al escucharla, sonrió y dio una palmada al suelo junto a él, invitándola a sentarse.

-¿Y tú?– respondió él con una leve risa -¿No deberías estar soñando con aventuras?

-Supongo que tengo demasiadas cosas en la cabeza- admitió la joven sentándose a su lado abrazando sus piernas. Roger la miró por un momento, su expresión más seria de lo habitual.

-¿Es por lo que dijo Newgate?.

-En parte- respondió ella jugando nerviosamente con un mechón de su cabello -Pero también... todo esto es nuevo para mí y ahora estoy aquí, en este barco, con personas que me importan y... Me asusta perderlo.

Roger soltó una risa baja pero no de burla, sino de comprensión.

-Eso es lo que significa ser parte de una tripulación Lilian. Significa que tienes algo que perder. Pero también significa que tienes algo por lo que luchar.

-¿Y tú?– preguntó ella mirándolo directamente -¿Tienes miedo de perder todo esto?

Roger permaneció en silencio por un momento, mirando al mar.

-Claro que sí– dijo finalmente el hombre -Pero el miedo no es algo que me detenga. Si este barco tiene un destino, lo enfrentaré de frente. Porque mientras estemos juntos, no importa lo que venga, lo enfrentaremos como una familia.

Las palabras de Roger calaron hondo en Lilian. Por primera vez, sintió una verdadera conexión con la idea de pertenecer a algo más grande que ella misma.

[...]

Al día siguiente, mientras Lilian entrenaba con Rayleigh, una noticia inesperada llegó al barco:

-¡Capitán!– gritó uno de los vigías -¡Otro barco avistado! Parece un grupo de cazarrecompensas.

Roger se levantó con su característica sonrisa confiada.

-¡Perfecto! Hace días que no tengo un buen calentamiento.

Lilian, por su parte, sintió que la adrenalina comenzaba a correr por sus venas. Esta vez, no quería ser solo una espectadora. Se giró hacia Rayleigh con determinación.

-Quiero ayudarte.

-¿Estás segura? –preguntó Rayleigh levantando una ceja.

-Lo estoy –respondió con firmeza -No quiero ser una carga.

- Entonces, sígueme de cerca- dijo Rayleigh sonriendo.

Cuando los cazarrecompensas intentaron abordar el Oro Jackson, fueron recibidos con la furia desatada de los Piratas de Roger. Espadas chocaron, disparos resonaron, y el caos se apoderó de la escena.

Lilian, aunque nerviosa, luchó con todo lo que podía. Sus movimientos eran torpes en comparación con los veteranos de la tripulación, pero su determinación era inquebrantable. Incluso Shanks, quien solía burlarse de ella, la miró con respeto mientras ella derribaba a uno de los atacantes con un golpe bien dirigido.

Cuando la batalla terminó, Roger reunió a su tripulación, con una amplia sonrisa en el rostro.

-¡Eso es lo que significa ser un pirata! –exclamó, alzando su espada al aire.

Lilian,ñ exhausta pero orgullosa, se sintió más conectada con la tripulación que nunca. Aunque el camino por delante aún era incierto, sabía que, mientras estuviera con ellos, enfrentaría cualquier cosa que el destino les arrojara.

Esa noche, mientras el Oro Jackson volvía a surcar tranquilamente las aguas, Lilian miró las estrellas y sonrió. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió soñar con un futuro lleno de aventuras y, sobre todo, libertad.

Lamentablemente esos sueños se desvanecerían con los años...