Ni siquiera se molestó en presentar una excusa por haber pasado la noche fuera de la casa, ni le importó todo lo que Sana tuvo para decir. Nada ni nadie podrían quitarle la sonrisa del rostro.En la memoria tenía el recuerdo de su pequeña hija, tan juguetona como su madre y tan decidida como él mismo. Y, aunque los había visto solo hace un par de horas, ya los extrañaba con locura.
Su corazón se sentía incompleto, como si un pedazo de él se hubiese quedado en ese pequeño departamento en Incheon.
Y para recuperarlo tenía que superar todavía un obstáculo.Tomó su celular y llamó a Yang Jeongin, un colega penalista que, además, se mofaba de ser todo un playboy de segunda generación. Lo citó en su oficina cerca de las tres de la tarde.
El hombre, vestido de traje negro y camisa blanca, llegó acompañado de un muchachito pequeño y de cabello rubio, un omega extranjero, a quien señaló como su secretario personal.—Creí que habías dejado esos malos hábitos —fue lo que
Chan comentó al ver al pequeño tan intimidado por la figura de Yang. El omega tenía un sonrojo notorio cada vez que se encontraban sus miradas y hasta temblaba.-Depende -suspiró el alfa con una sonrisa agraciada-, si veo algo que me gusta, lo consigo.
Y en ningún momento le quitó la mirada a su pequeño asistente.
—¿M-me necesitan con ustedes? —se atrevió a preguntar, preso del pánico.
Yang negó con la cabeza, dando un ligero suspiro.
—Ve por un café —le ordenó.
—¿Lo quiere con crema y-?
-Para ti, Felix. Te he tenido despierto desde las dos de la mañana.
El muchacho, Felix, murmuró un agradecimiento antes de salir huyendo de la oficina.
—Es lindo.
—Lo conocí en Sídney; es nieto de un socio de mi padre.
—¿Y por qué te lo trajiste a Corea?
—Bueno -sopesó su respuesta antes de sonreír—, él quería una aventura lejos de la casa de sus abuelos.
Chan resopló.
—Dudo que le agrade ser tu juguete.
Jeongin frunció el ceño.
—No es un juguete; trabaja para mí.
—Siempre fue lo mismo.
—No con él —repuso de prisa—. Quiero decir, es... un buen chico.
Chan esbozó una sonrisa y cuando iba a lanzar un comentario, su amigo lo detuvo.
—No me has traído para conocer a mi asistente, entonces, habla.
Fueron hasta la estancia cerca de la barra, tomaron asiento en el sofá color borgoña, frente a una mesa ratona donde estaba servido un decantador de vidrio cuyo contenido era un
Macallan añejo.—Necesito tu ayuda para detener a mi padre.
Jeongin amplió la mirada y soltó un silbido bajo.
—¿De qué se trata exactamente? No te enfrentarías a tu padre si no fuera necesario.
Chan asintió con la cabeza, sirviéndose un poco del Macallan y ofreciéndole a Yang. El gusto del whiskey escocés le raspó la garganta.
-¿Recuerdas a Hyunjin?
-Oh, sí, el bonito omega que llevaba ese vestido blanco en tu fiesta de compromiso —recordó él—. Es el mismo chico por quien has perdido la cabeza, si no me equivoco.
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A Bed of Thorn and Roses 「Chanjin 」
Fanfic¡ADAPTACIÓN¡ Un omega debe ser bonito, delicado y de aroma delicioso. Hyunjin no reunía ninguna de esas cualidades. Y quizás por eso ningún alfa se interesaba en él. Pero estaba bien si no se casaba y no tenía hijos nunca, o eso pensó hasta que se e...