Capitulo 28: Las bludgers locas y la confesion

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Harry se despertó pronto el sábado por la mañana y se quedó un rato en la cama pensando en el partido de quidditch. Se ponía nervioso, sobre todo al imaginar lo que diría Wood si Gryffindor perdía, pero también al pensar que tendrían que enfrentarse a un equipo que iría montado en las escobas de carreras más veloces que había en el mercado. Nunca había tenido tantas ganas de vencer a Slytherin. Después de estar tumbado media hora con las tripas revueltas, se levantó, se vistió y bajó temprano a desayunar. Allí encontró al resto del equipo de Gryffindor, apiñado en torno a la gran mesa vacía. Todos estaban nerviosos y apenas hablaban, Abby era... indefinible, estaba un rato desayunando, otro mirando un pergamino y otro rato se acordaba de lo que tenían por delante y le salía humo (literalmente) por el nerviosismo.Cuando faltaba poco para las once, el colegio en pleno empezó a dirigirse hacia el estadio de quidditch. Hacía un día bochornoso que amenazaba tormenta. Cuando Harry y Abby iban hacia los vestuarios, Ron y Hermione se acercaron corriendo a desearles buena suerte. Los jugadores se vistieron sus túnicas rojas de Gryffindor y luego se sentaron a recibir la habitual inyección de ánimo que Wood les daba antes de cada partido.—Los de Slytherin tienen mejores escobas que nosotros —comenzó—, eso no se puede negar. Pero nosotros tenemos mejores jugadores sobre las escobas. Hemos entrenado más que ellos y hemos volado bajo todas las circunstancias climatológicas («¡y tanto! —murmuró George Weasley—, no me he secado del todo desde agosto»), y vamos a hacer que se arrepientan del día en que dejaron que ese pequeño canalla, Malfoy, les comprara un puesto en el equipo.Con la respiración agitada por la emoción, Wood se volvió a Harry.—Es misión tuya, Harry, demostrarles que un buscador tiene que tener algo más que un padre rico. Tienes que coger la snitch antes que Malfoy, o perecer en el intento, porque hoy tenemos que ganar.—Así que no te sientas presionado, Harry —le dijo Fred, guiñándole un ojo.Abby se rio nerviosamente, pero Harry estaba tan nervioso que ni siquiera la miró.Cuando salieron al campo, fueron recibidos con gran estruendo; eran sobre todo aclamaciones de Hufflepuff y de Ravenclaw, cuyos miembros y seguidores estaban deseosos de ver derrotado al equipo de Slytherin, aunque la afición de Slytherin también hizo oír sus abucheos y silbidos. La señora Hooch, que era la profesora de quidditch, hizo que Flint y Wood se dieran la mano, y los dos contrincantes aprovecharon para dirigirse miradas desafiantes y apretar bastante más de lo necesario.—Cuando toque el silbato —dijo la señora Hooch—: tres..., dos..., uno...Animados por el bramido de la multitud que les apoya¬ba, los catorce jugadores se elevaron hacia el cielo plomizo. Harry ascendió más que ningún otro, aguzando la vista en busca de la snitch.—¿Todo bien por ahí, cabeza rajada? —le gritó Malfoy, saliendo disparado por debajo de él para demostrarle la velocidad de su escoba.Harry no tuvo tiempo de replicar. En aquel preciso instante iba hacia él una bludger negra y pesada; faltó tan poco para que le golpeara, que al pasar le despeinó.—¡Por qué poco, Harry! —le dijo George, pasando por su lado como un relámpago, con el bate en la mano, listo para devolver la bludger contra Slytherin. Harry vio que George daba un fuerte golpe a la bludger dirigiéndola hacia Adrian Pucey, pero la bludger cambió de dirección en medio del aire y se fue directa, otra vez, contra Harry.Harry descendió rápidamente para evitarla, y George logró golpearla fuerte contra Malfoy. Una vez más, la bludger viró bruscamente como si fuera un bumerán y se encaminó como una bala hacia la cabeza de Harry.Harry aumentó la velocidad y salió zumbando hacia el otro extremo del campo. Oía a la bludger silbar a su lado. ¿Qué ocurría? Las bludger nunca se enconaban de aquella manera contra un único jugador, su misión era derribar a todo el que pudieran...Un poco por debajo suyo, una pelirroja había atrapado la quaffle y no solo iban tras ella los cazadores de Slytherin, una pesada pelota negra que la había perseguido desde que se elevó en, pero hizo un quiebro y aprovechó para pasarle la quaffle a Angelina, que pasaba volando cerca suyo. Mientras Abby se dio cuenta con horror de que la bludger volvía contra ella, pero no era normal que la bludger solo fuese a por ella, se lanzó en picado hacia abajo para volver a subir intentando librarse de la pesada bola que trataba de derrivarla, Fred apareció a su lado en cuestión de segundos, y Abby se agachó para que Fred golpear la bludger con todas sus fuerzas.—¡Ya está! —gritó Fred contento, pero se equivocaba: como si fuera atraída magnéticamente por Abby, la bludger volvió a perseguirla y ella se vio obligada a alejarse a toda velocidad.Había empezado a llover. Harry notaba las gruesas go¬tas en la cara, que chocaban contra los cristales de las gafas. No tuvo ni idea de lo que pasaba con los otros jugadores hasta que oyó la voz de Lee Jordan, que era el comentarista, diciendo: «Slytherin en cabeza por seis a cero.»Estaba claro que la superioridad de las escobas de Slytherin daba sus resultados, y mientras tanto, la bludger loca hacía todo lo que podía para derribar a Harry. George se acercaban tanto a él, que Harry no podía ver otra cosa que sus brazos, que se agitaban sin ce¬sar, y le resultaba imposible buscar la snitch, y no digamos atraparla.—Alguien... está... manipulando... esta... bludger... —gruñó Fred, golpeándola con todas sus fuerzas para rechazar un nuevo ataque contra Abby."Pues ya van dos veces que manipulan algo para matarme" pensó algo decaida. En su vuelo zigzagueante en unos intentos de esquivar la bludger, se acercaron a Harry y George, que tenían los mismos problemas.-¿Qué pasa con estas bludgers?-preguntó Harry a su hermana cuando pasó volando por su lado.—Hay que detener el juego —dijo George, intentando hacerle señas a Wood y al mismo tiempo evitar que la bludger le partiera la nariz a Harry.Wood captó el mensaje. La señora Hooch hizo sonar el silbato y Harry, Abby, Fred y George bajaron al césped, todavía tratando de evitar las bludgers locas.-¿Qué ocurre? —preguntó Wood, cuando el equipo de Gryffindor se reunió, mientras la afición de Slytherin los abucheaba—. Nos están haciendo papilla. Fred, George, ¿no os dije en el entrenamiento que os pegarais a las bludgers para lanzarlas contra todos los contrincantes que se hacercaran? ¿Dónde os habeis metido?—Estábamos ocho metros por encima de ellos, Oliver, para evitar que las bludger matara a Harry y a Abby —dijo George enfadado—. Alguien las ha manipulado..., no dejarán en paz a Harry ni a Abby, no han ido detrás de nadie más en todo el tiempo. Los de Slytherin deben de haberle hecho algo.—Pero las bludger han permanecido guardadas en el despacho de la señora Hooch desde nuestro último entrenamiento, y aquel día no les pasaba nada... —dijo Wood, perplejo.La señora Hooch iba hacia ellos. Detrás de ella, Harry veía al equipo de Slytherin que lo señalaban y se burlaban.—Escuchad —les dijo Harry mientras ella se acercaba— George, contigo volando todo el rato a mi lado, la úni¬a posibilidad que tengo de atrapar la snitch es que se me meta por la manga. Protege al resto del equipo y dejadme que me las arregle solo con esa bludger loca.—No seas tonto —dijo Fred—, te partirá en dos.Wood tan pronto miraba a Harry y a Abby como a los Weasley—Oliver, esto es una locura —dijo Alicia Spinnet enfa¬dada—, no puedes dejar que Harry se las apañe solo con la bludger. Esto hay que investigarlo.-No dejes que me quede sin hermano, Oliver, o tendré que cargarme a alguien y me da igual de que equipo-amenazó Abby.-Tu tambien necesitas proteccion; casi te parte el brazo la ultima vez.-Argumentó Angelina-pero tampoco podemos dejar asi a Harry...—¡Si paramos ahora, perderemos el partido! —argu¬mentó Harry—. ¡Y no vamos a perder frente a Slytherin sólo por una bludger loca! ¡Venga, Oliver, diles que dejen que me las apañe yo solo!-¿¡A ti te afecta la cicatriz en el cerebro o que!?-le espetó su hermana-y no es una bludger loca, son DOS bludgers locas.Como si quieren ser veinte, Abby, como te fractures el brazo no vas a poder jugar, y te necesitamos.-No: tu eres el buscador....-Y tu la Guardiana del fuego-le interrumpió- te repito que si te rompes el brazo no vas a poder proteger bien el Circulo Blanco.-No soy la única Guardiana...Mientras Harry y Abby discutían, George se le acercó a Wood.—Esto es culpa tuya —dijo George a Wood, enfadado-. «¡Atrapa la snitch o muere en el intento!» ¡Qué idiotez decir eso!Llegó la señora Hooch.—¿Listos para seguir? —preguntó a Wood.Wood contempló la expresión absolutamente segura del rostro de Harry.—Bien —dijo—. Fred y George, ya lo habéis oído..., dejad que se enfrente él solo a la bludger.Abby miró a Harry de mala gana.-Como te pase la mas minima te acordarás-le amenazó a su hermano montando en la escoba de nuevo.La lluvia volvió a arreciar. Al toque de silbato de la se¬ñora Hooch, Harry dio una patada en el suelo que lo propulsó por los aires, y enseguida oyó tras él el zumbido de la bludger. Harry ascendió más y más. Giraba, daba vueltas, se trasladaba en espiral, en zigzag, describiendo tirabuzones. Ligeramente mareado, mantenía sin embargo los ojos completamente abiertos. La lluvia le empañaba los cristales de las gafas y se le metió en los agujeros de la nariz cuando se puso boca abajo para evitar otra violenta acometida de la bludger. Podía oír las risas de la multitud; sabía que debía de parecer idiota, pero la bludger loca pesaba mucho y no podía cambiar de dirección tan rápido como él. Inició un vuelo a lo montaña rusa por los bordes del campo, intentando vislumbrar a través de la plateada cortina de lluvia los postes de Gryffindor, donde Adrian Pucey intentaba pasar a Wood... Vio a Abby perseguida de la misma forma que el, la otra bludger, que le rozó por poco, miró hacia los gemelos y sonrió al ver como volaban rápidamente hacia ella.-Una gran idea; la Bludger te persigue y yo mientras la repelo, puedes estar cerca de mi.-Sonrió Fred, George estaba un poco mas apartado, en un intento de mandar la bludger contra algun Slytherin, Abby estaba un tanto frustrada; nunca había estado tanto tiempo sin tocar la quaffle.-Si, a mi es que me encanta que las bludges me persigan mientras intento jugar.-Respondió irónicamente.-No digo que te gusten las bludges, digo que te gusta estar conmigo.-Dijo Fred con una sonrisa.-Si Fred, me encanta,-dijo esta vez con sinceridad- porque me divierto mucho contigo y con George; eres mi mejor amigo.Fred se paró un momento en el aire, la bludger le dio en la espalda y el le dio con el bate, ahuyentándola un poco, con una mueca de dolor siguió.-¿Qué te ha pasado?-preguntó la chica preocupada.-Nada,...-No te creo Fred, son ya muchas bromas juntos.Fred le dio otra vez a la bludger pero esta volvía como un boomerang.-Abby, es... difícil.-¿Dificil el que? Sabes que me lo puedes contar.-En ese momento Abby atrapó la quaffle y mientras un cazador de Slytherin trataba de arrebatársela, George le lanzó la bludger, que lo dejó medio aturdido, pero esta volvía de nuevo, Abby pasó la quaffle a Angelina, que pasaba volando por el lado, se agachó un momento para que Fred le quitase la bludger de encima.Mientras, un silbido en el oído indicó a Harry que la bludger había vuelto a pasarle rozando. Dio media vuelta y voló en la dirección opuesta.—¿Haciendo prácticas de ballet, Potter? —le gritó Malfoy, cuando Harry se vio obligado a hacer una ridícula flori¬tura en el aire para evitar la bludger. Harry escapó, pero la bludger lo seguía a un metro de distancia. Y en el momento en que dirigió a Malfoy una mirada de odio, vio la dorada snitch. Volaba a tan sólo unos centímetros por encima de la oreja izquierda de Malfoy... pero Malfoy, que estaba muy ocupado riéndose de Harry, no la había visto.Durante un angustioso instante, Harry permaneció suspendido en el aire, sin atreverse a dirigirse hacia Malfoy a toda velocidad, para que éste no mirase hacia arriba y descu¬briera la snitch.¡PLAM!Se había quedado quieto un segundo de más. La bludger lo alcanzó por fin, le golpeó en el codo, y Harry sintió que le había roto el brazo. Débil, aturdido por el punzante dolor del brazo, desmontó a medias de la escoba empapada por la lluvia, manteniendo una rodilla todavía doblada sobre ella y su brazo derecho colgando inerte. La bludger volvió para atacarle de nuevo, y esta vez se dirigía directa a su cara. Harry cambió bruscamente de dirección, con una idea fija en su mente aturdida: coger a Malfoy.Ofuscado por la lluvia y el dolor, se dirigió hacia aquella cara de expresión desdeñosa, y vio que Malfoy abría los ojos aterrorizado: pensaba que Harry lo estaba atacando.—¿Qué...? —exclamó en un grito ahogado, apartándose del rumbo de Harry.Harry se soltó finalmente de la escoba e hizo un esfuerzo para coger algo; sintió que sus dedos se cerraban en torno a la fría snitch, pero sólo se sujetaba a la escoba con las piernas, y la multitud, abajo, profirió gritos cuando Harry empezó a caer, intentando no perder el conocimiento.Con un golpe seco chocó contra el barro y salió rodando, ya sin la escoba. El brazo le colgaba en un ángulo muy extraño. Sintiéndose morir de dolor, oyó, como si le llegaran de muy lejos, muchos silbidos y gritos. Miró la snitch que tenía en su mano buena.—Ajá —dijo sin fuerzas—, hemos ganado.Y se desmayó.-Abby, yo...-se detuvo ¿podría decírselo?-oh, vamos ¡tu ya lo sabes!-¿Saber el que?-le preguntó girándose hacia el, aunque primero hizo un giro brusco en el aire para evitar un golpe.-¡Lo sabes!-exclamó el insistentemente.-¿Saber el que?-repitió ella intrigada, la bludger le pasó rozando la cabeza.-¡Por Merlin Abby!-explotó Fred-¡Te imaginaba con mas luces! ¿Recuerdas que te besé en la estación el año pasado o que?-¡Eh! Que yo tengo muchas luc...-se quejó Abby pero luego se interrumpió y lo miró impresionada, casi en un susurro preguntó-¿Aun te acuerdas?-Oh, vamos-le volvió a golpear a la bludger-¡claro que me he acordado, no ha habido un día en el que lo halla podido olvidar, bueno en parte gracias a George, que no paraba de meterse conmigo...-¿Qué pinta George?-preguntó con miedo a que respondiese "a que me aposte con el..."-Que es mi gemelo y nos lo contamos todo, y que se a quedado apartado aposta para poder hablar contigo.Los dos miraron hacia George, Abby tuvo que hacer al poco un quiebro, pero había visto a George sonriendoles, Alicia le pasó la quaffle, y se dirigió al poste de gol con la bludger pisándole los talones, consiguió marcar, pero no se detuvo a celebrarlo para esquivar la bludger, al poco los gemelos volvían a su lado mientras trataban de evitar que la bludger se acercase a Abby.-¿Entonces...?-preguntó Abby.-¿Entonces que?-No se, tu has sacado el tema-volvió a agacharse sobre la escoba.-No lo dejé muy claro ¿no?-y sin esperar una respuesta siguió-vale ¿no te dice nada el simple hecho de que te besé? En la Madriguera intenté que te siguieras dando cuenta, pero me evitabas, y yo no se si lo sabes o no.-Por tercera vez: ¿El que?-¡Que me gustas!-soltó por fin- y por si aun lo quieres mas claro: ¡Me gustas Abby Potter!Abby tuvo que frenarse en la escoba, aunque al poco tuvo que volver a dar un giro inesperado.Antes de que pudiese responder, se escuchó el silbato; habían ganado. Se giró con la expresión todavía de "¿¡Que?!" pero Fred estaba bajando a tierra junto a los demas, bajó con la bludger aun pisándole los talones, vio como Hermione se libraba de la de Harry y decidió que ya que había terminado el partido...Se giró sobre su escoba y esperó a que la Bludger se acercase un poco mas.-¡Fuego explosión!-la bludger explotó y respiró aliviada, cuando tomó tierra, se acercó a su hermano que estaba en el suelo tirado,... e inconsciente.-¡Harry!-llamó abriendose paso en la multitud.Cuando volvió en sí, todavía estaba tendido en el campo de juego, con la lluvia cayéndole en la cara. Alguien se inclinaba sobre él. Vio brillar unos dientes.—¡Oh, no, usted no! —gimió.—No sabe lo que dice —explicó Lockhart en voz alta a la expectante multitud de Gryffindor que se agolpaba alrededor—. Que nadie se preocupe: voy a inmovilizarle el brazo.—¡No! —dijo Harry—, me gusta como está, gracias.Intentó sentarse, pero el dolor era terrible. Oyó cerca un «¡clic!» que le resultó familiar.—No quiero que hagas fotos, Colin —dijo alzando la voz.—Vuelve a tenderte, Harry —dijo Lockhart, tranquilizador—. No es más que un sencillo hechizo que he empleado incontables veces.—¿Por qué no me envían a la enfermería? —masculló Harry.—Así debería hacerse, profesor —dijo Wood, lleno de barro y sin poder evitar sonreír aunque su buscador estuviera herido—. Fabulosa jugada, Harry, realmente espec¬tacular, la mejor que hayas hecho nunca, yo diría.—Apartaos —dijo Lockhart, arremangándose su túnica verde jade.-Creo que aquí la que tiene poderes curativos soy yo-interrumpió Abby enfadada-asi que si se retira, muchas gracias, lo llevaremos a la enfermería y no tendrá que gastar sus energías.-No es ninguna molestia-le sonrió el hombre esperando hacer en Abby el efecto que hacía en todas las chicas de Hogwarts... sin resultado-yo mismo curaré a su hermano,...-Pero no es necesario-interrumpió ella.Lockhart no hizo caso y sacó su varita.—No... ¡no! —dijo Harry débilmente, pero Lockhart estaba revoleando su varita, y un instante después la apuntó hacia el brazo de HarryHarry notó una sensación extraña y desagradable que se le extendía desde el hombro hasta las yemas de los dedos. Sentía como si el brazo se le desinflara, pero no se atrevía a mirar qué sucedía. Había cerrado los ojos y vuelto la cara hacia el otro lado, pero vio confirmarse sus más oscuros te¬mores cuando la gente que había alrededor ahogó un grito y Colin Creevey empezó a sacar fotos como loco. El brazo ya no le dolía... pero tampoco le daba la sensación de que fuera un brazo, tampoco le hizo falta mirar para ver lo que ocurría, tras el segundo de shock, Abby se recuperó y escuchó su grito con estupefacción.-¡LO HA DESHUESADO!-chilló.—¡Ah! —dijo Lockhart—. Sí, bueno, algunas veces ocurre esto. Pero el caso es que los huesos ya no están rotos. Eso es lo que importa. Así que, Harry, ahora debes ir a la enfermería. Ah, señor Weasley, señorita Granger, ¿pueden ayudarle? La señora Pomfrey podrá..., esto..., arreglarlo un poco.Al ponerse en pie, Harry se sintió extrañamente asimétrico. Armándose de valor, miró hacia su lado derecho. Lo que vio casi le hace volver a desmayarse.Por el extremo de la manga de la túnica asomaba lo que parecía un grueso guante de goma de color carne. Intentó mover los dedos. No le respondieron.Lockhart no le había recompuesto los huesos: se los había quitado.

la hermana de harry potter y la camara secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora