Capitulo 30: La visita de Dobby y el segundo ataque

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Abby entró con Fred a la fiesta otra vez, no podía ir mas feliz.-Una cosa-le detuvo antes de entrar-mi hermano se pondrá histerico.-Estoy deseando ver su cara-soltó Fred divertido.-¡Va en serio! Tu no sabes como es.-Tranquila, si no quieres decirselo...-Exacto-le miró suplicante-aun no, déjalo que salga de la enfermería y pasen un par de días, luego podrá cortarme el cuello con total tranquilidad.Fred rió.-Como si fuera a permitir que te hiciese una cosa asi.Y entraron, Abby se despidió con un beso en la mejilla disimulado (para evitar miradas) y después de coger un vaso con zumo de calabaza y buscó con la mirada a sus amigas, al fin y al cabo no sería tan feliz de no ser por ellas, las encontró charlando animadamente con George, se acercó por detrás.-...¡Ha funcionado!-exclamó George-¡menos mal! Fred estaba un tanto insoportable.-Pues a Abby le ha costado-decía Hermione-¿Cómo se puede ser tan pesada?Abby se quedó desencajada un momento.-¡Y tan orgullosa!-exclamó Ginny casi con desespero-no nos contó nada del beso... ¡que terca es!-Si, seré muy terca, pero por lo menos no tengo vergüenza de hablar con el-Abby apareció por detrás.-¡Abby!-exclamó George-¿Qué tal todo? No te hemos visto llegar.-¿Estabais en una conspiración o algo así?-Mas o menos-contestó Hermione naturalmente-estábamos hartos de lo cansinos que estabais.-¿Cansinos?-preguntó molesta.-Bueno, voy a que Fred me lo cuente-George se levantó y fue hasta su gemelo.-Pero entonces... ¿Qué ha pasado?Abby iba a contestar que en el fondo, estaba grandiosamente agradecida, cuando le empezaron a venir unas pulsaciones en la cabeza muy familiares, se agarró la cabeza con dolor.-Eliah, ahora no, Eliah ahora no, Eliah espera unos minutos-susurró.El dolor se fue apagando, Eliah le había concedido unos minutos.-Escuchadme-les dijo a sus amigas que intercambiaban miradas asustadas-tenéis que ayudarme a llegar a la habitación y si me quedase inconsciente en el camino, me tumbáis en mi cama y ni una palabra a nadie.Las chicas entendieron y subieron las escaleras con rapidez, por el camino el dolor se iba haciendo mas fuerte, hasta que empezó el hombro, fue llegar a la habitación de las chicas y Abby se derrumbó en la cama.-Eliah... ¡Acabamos de ganar el partido!-le reprochó molesta a la mujer-no me dejas ni celebrarlo.-Si lo he hecho es porque es importante-replicó la mujer sin cambiar su expresión, si había algo que admiraba de esa mujer, era su capacidad para mantener el temperamento, cosa imposible para ella.-Esta bien, esta bien,... de todos modos Percy no tardará en echarnos de allí ¿Qué pasa?-Hogwarts.-Si, allí estudio.-No, me refiero a que el problema es lo que va a pasar en Hogwarts.-Que mi hermano sobre protector se va a enterar de que estoy con...-No-interrumpió cansinamente, luego volvió a su tono neutral de siempre para añadir-a ti y a tu hermano, os ha pasado lo peor que le podía ocurrir a unos niños; os a tocado madurar antes de tiempo, teneis la necesidad de ser sobre protectores el uno con el otro, y no habéis tenido casi tiempo para infancia. Pero de lo que quería hablarte es de la Cámara de los Secretos...-¿Qué sabes sobre la Cámara?-preguntó Abby muy atentamente.-Se todo lo que se pasó la última vez que se abrió y cuando este año, parece que se ha vuelto a abrir-contestó la mujer-porque no estaba encerrada la última vez que se abrió.-¡Oh no!-exclamó la chica furiosa consigo misma-¡me fui de Kynons sin liberarte! Dime donde estas encerrada, y te sacaré.La mujer sonrió.-No te olvidaste del todo de mi-le dijo con dulzura-estoy encerrada en este mismo medallón, por eso se lo que pasa a tu alrededor, y por eso se que la Cámara se ha vuelto a abrir. Y volviendo a ese tema-el rostro se le ensombreció un poco-tienes que evitar que hallan mas ataques.-¡Eso intentamos!-explicó la chica-pero tiene que terminarse la poción multijugos para poder infiltrarnos en la Sala Común de Slytherin... Y para eso falta un mes.-Teneis que intentarlo antes, Abby la última vez que esa Cámara fue abierta hubo un asesinato.-¿Un asesinato?-preguntó Abby pálida.-Yo cursaba en el castillo por aquel entonces-explicó la mujer-era yo de primer año, junto a las demás Guardianas, pero la guardiana del agua no era, Nébula no era muy amiga de lo que llamaba "sangre sucia" asi de idiota era de joven,... pero no fue capaz de hacerlo, además de no saber donde estaba esa Cámara, pero el heredero se encontraba en el castillo por aquel entonces, aunque aun no se quien era, pero era mucho mas mayor que nosotras.-Pero si no encontrasteis vosotras la Cámara ni detuvisteis al Heredero ¿Cómo queréis que lo hagamos nosotras?-Eso es algo que tu misma tendrás que averiguar.-¡Pero si ni siquera se controlar bien mi poder!-replicó Abby-¡Mis barreras se desquebrajaron! Si no llega a ser por ti... Deberías decirme como sacarte de aquí y tu podrías ayudarnos, tu eres mucho mas experta que yo y controlas tu poder muy bien.-Solo la Heredera de Gryffindor puede liberarme, cuando halla encontrado la esencia de su poder.-Explicó con una sonrisa triste-pero me temo que si no dejas de pensar que no eres valiente, no vas a ayudar a nadie, y mucho menos a ti misma. Se hace tarde, deberías descansar para mañana, solo voy a decirte una cosa mas: ten los ojos muy abiertos y metalízate que eres la heredera del gran Gryffindor.Abby abrió los ojos, estaba en tumbada en su cama, miró por la ventana, la luna estaba muy alta y gracias a Astronomía dedujo que eran ya por las 3 de la mañana, pero lo que la hizo reaccionar fue un movimiento en la oscuridad, rapidamente hizo una bola de fuego con la mano y apuntó, se dio cuenta de que sus compañeras ya estaban durmiendo, entonces reconoció el sujeto.-¡Dobby!-susurró sorprendida.-Abby Potter volvió a Hogwarts-susurró el tristemente-Dobby advirtió seriamente a Abby Potter pero Abby Potter no hizo caso a Dobby ¿Por qué tuvo que entrar antes al anden y no irse a casa con su hermano cuando este perdio el tren? -¿Fuiste tu el que hizo que perdiera el tren?-preguntó la chica asombrada-gracias a ti me di el tortazo de mi vida.-Dobby tuvo que plancharse las manos después de eso-le enseñó las manos vendadas bajando su mirada de culpabilidad-pero es que Dobby tenía que impedir que los señores Potter volviesen al colegio. Pero luego Dobby pensó que con sus bludgers...-¿Sus bludgers?-preguntó amenazadoramente, se quedó callada un momento al percibir un movimiento en la cama continua, pero solo era que Hermione se estaba dando la vuelta en la cama, bajó el tono de voz-¿conjuraste esas bludgers? ¡Casi nos matan a mi y a Harry!-Dobby solo quería que los señores Potter volviesen a casa ¡no muertos! Solo lo suficientemente heridos como para que los mandasen a casa...-Dobby, que quede bien clarito: No me voy a ir... Un momento ¿tu manipulaste los frenos del avión?-preguntó frenética.-Dobby solo hizo que el avión se sacudiese, pero Dobby no tocó los frenos, porque Dobby solo quiere que los hermanos Potter esten a salvo...-Entonces ¿Quién los manipulo?-preguntó ansiosa.-Dobby no lo sabe.-¿Por qué llevas puesto eso?-preguntó al fijarse en la funda de almohada que usaba a modo de ropa.- Es un símbolo de la esclavitud del elfo domésti¬co. A Dobby sólo podrán liberarlo sus dueños un día si le dan alguna prenda. La familia tiene mucho cuidado de no pasarle a Dobby ni siquiera un calcetín, porque entonces po¬dría dejar la casa para siempre.-¿Y no hay nada que pueda hacer?-preguntó con pena, aunque hubiese estado a punto de matarlos, al fin y al cabo lo hacía con buenas intenciones, y no le gustaba que lo tratasen así.-Nada señorita Potter,... ¡Pero debe abandonar Hogwarts!-¡Shhh!-Abby miró rápidamente hacia los dos lados-Dobby debe marcharse de aquí: si te pillan nos matarán a los dos.-Dobby debe irse, pero Abby y Harry Potter tambien.-¡Que no me voy a ir!-Abby ¿con quien hablas?-preguntó Hermione.-Con...-señaló un punto en la oscuridad, pero Dobby se había ido-no tiene importancia, mañana te lo cuento.Se tumbó de nuevo en su cama y corrió las cortinas, decidida a dormir un rato.Horas después, Harry despertó sobresaltado en una total oscuridad, dando un breve grito de dolor: sentía como si tu¬viera el brazo lleno de grandes astillas. Por un instante pen¬só que era aquello lo que le había despertado. Pero luego se dio cuenta, con horror, de que alguien, en la oscuridad, le es¬taba poniendo una esponja en la frente.—¡Fuera! —gritó, y luego, al reconocer al intruso, excla¬mó—: ¡Dobby!Los ojos del tamaño de pelotas de tenis del elfo domésti¬co miraban desorbitados a Harry a través de la oscuridad. Una sola lágrima le bajaba por la nariz larga y afilada.—Harry Potter ha vuelto al colegio —susurró triste—. Dobby avisó y avisó a Harry Potter. ¡Ah, señor!, ¿por qué no hizo caso a Dobby? ¿Por qué no volvió a casa Harry Potter cuando perdió el tren?Harry se incorporó con gran esfuerzo y tiró al suelo la esponja de Dobby.—¿Qué hace aquí? —dijo—. ¿Y cómo sabe que perdí el tren? —A Dobby le tembló un labio, y a Harry lo acometió una repentina sospecha—. ¡Fue usted! —dijo despacio—. ¡Usted impidió que la barrera nos dejara pasar!—Sí, señor, claro —dijo Dobby, moviendo vigorosamen¬te la cabeza de arriba abajo y agitando las orejas—. Dobby se ocultó y vigiló a Harry y selló la verja, y Dobby tuvo que quemarse después las manos con la plancha. —Enseñó a Harry diez largos dedos vendados—. Pero a Dobby no le im¬portó, señor, porque pensaba que Harry Potter estaba a sal¬vo, ¡pero no se le ocurrió que Harry Potter pudiera llegar al colegio por otro medio!Se balanceaba hacia delante y hacia atrás, agitando su fea cabeza.—¡Dobby se llevó semejante disgusto cuando se enteró de que Harry Potter estaba en Hogwarts, que se le quemó la cena de su señor! Dobby nunca había recibido tales azotes, señor...Harry se desplomó de nuevo sobre las almohadas.—Casi consigue que nos expulsen a Ron y a mí —dijo Harry con dureza—. Lo mejor es que se vaya antes de que mis huesos vuelvan a crecer, Dobby, o podría estrangularle.Dobby sonrió levemente.—Dobby está acostumbrado a las amenazas, señor. Dobby las recibe en casa cinco veces al día.Se sonó la nariz con una esquina del sucio almohadón que llevaba puesto; su aspecto eran tan patético que Harry sintió que se le pasaba el enojo, aunque no quería.—¿Por qué lleva puesto eso, Dobby? —le preguntó con curiosidad.—¿Esto, señor? —preguntó Dobby, pellizcándose el al¬mohadón—. Es un símbolo de la esclavitud del elfo domésti¬co, señor. A Dobby sólo podrán liberarlo sus dueños un día si le dan alguna prenda. La familia tiene mucho cuidado de no pasarle a Dobby ni siquiera un calcetín, porque entonces po¬dría dejar la casa para siempre. —Dobby se secó los ojos sal¬tones y dijo de repente—: ¡Harry Potter debe volver a casa! Dobby creía que su bludger bastaría para hacerle...—¿Su bludger? —dijo Harry, volviendo a enfurecerse—. ¿Qué quiere decir con «su bludger»? ¿Usted es el culpable de que esa bola intentara matarme?—¡No, matarle no, señor, nunca! —dijo Dobby, asusta¬do—. ¡Dobby quiere salvarle la vida a Harry Potter! ¡Mejor ser enviado de vuelta a casa, gravemente herido, que per¬manecer aquí, señor! ¡Dobby sólo quería ocasionar a Harry Potter el daño suficiente para que lo enviaran a casa!—Ah, ¿eso es todo? —dijo Harry irritado—. Me imagino que no querrá decirme por qué quería enviarme de vuelta a casa hecho pedazos.—¡Ah, si Harry Potter supiera...! —gimió Dobby, mien¬tras le caían más lágrimas en el viejo almohadón—. ¡Si su¬piera lo que significa para nosotros, los parias, los esclaviza¬dos, la escoria del mundo mágico...! Dobby recuerda cómo era todo cuando El-que-no-debe-nombrarse estaba en la cima del poder, señor. ¡A nosotros los elfos domésticos se nos tra¬taba como a alimañas, señor! Desde luego, así es como aún tratan a Dobby, señor —admitió, secándose el rostro en el almohadón—. Pero, señor, en lo principal la vida ha mejo¬rado para los de mi especie desde que usted derrotó al Que-no-debe-ser-nombrado. Harry Potter sobrevivió, y cayó el poder del Señor Tenebroso, surgiendo un nuevo amane¬cer, señor, y Harry Potter brilló como un faro de esperanza para los que creíamos que nunca terminarían los días oscu¬ros, señor... Y ahora, en Hogwarts, van a ocurrir cosas terri¬bles, tal vez están ocurriendo ya, y Dobby no puede consen¬tir que Harry Potter permanezca aquí ahora que la historia va a repetirse, ahora que la Cámara de los Secretos ha vuel¬to a abrirse...Dobby se quedó inmóvil, aterrorizado, y luego cogió la ja¬rra de agua de la mesilla de Harry y se dio con ella en la ca¬beza, cayendo al suelo. Un segundo después reapareció tre¬pando por la cama, bizqueando y murmurando:—Dobby malo, Dobby muy malo...—¿Así que es cierto que hay una Cámara de los Secre¬tos? —murmuró Harry—. Y... ¿dice que se había abierto en anteriores ocasiones? ¡Hable, Dobby! —Sujetó la huesuda muñeca del elfo a tiempo de impedir que volviera a coger la jarra del agua—. Además, yo no soy de familia muggle. ¿Por qué va a suponer la cámara un peligro para mi?—Ah, señor, no me haga más preguntas, no pregunte más al pobre Dobby —tartamudeó el elfo. Los ojos le brilla¬ban en la oscuridad—. Se están planeando acontecimientos terribles en este lugar, pero Harry Potter no debe encon¬trarse aquí cuando se lleven a cabo. Váyase a casa, Harry Potter. Váyase, porque no debe verse involucrado, es dema¬siado peligroso...—¿Quién es, Dobby? —le preguntó Harry, mantenién¬dolo firmemente sujeto por la muñeca para impedirle que volviera a golpearse con la jarra del agua—. ¿Quién la ha abierto? ¿Quién la abrió la última vez?—¡Dobby no puede hablar, señor, no puede, Dobby no debe hablar! —chillé el elfo—. ¡Váyase a casa, Harry Potter, váyase a casa!—¡No me voy a ir a ningún lado! —dijo Harry con dure¬za—. ¡Mi mejor amiga es de familia muggle, y su vida está en peligro si es verdad que la cámara ha sido abierta!—¡Harry Potter arriesga su propia vida por sus amigos! —gimió Dobby, en una especie de éxtasis de tristeza—. ¡Es tan noble, tan valiente...! Pero tiene que salvarse, tiene que hacerlo, Harry Potter no puede...Dobby se quedó inmóvil de repente, y temblaron sus orejas de murciélago. Harry también lo oyó: eran pasos que se acercaban por el corredor.—¡Dobby tiene que irse! —musitó el elfo, aterrorizado.Se oyó un fuerte ruido, y el puño de Harry se cerró en el aire. Se echó de nuevo en la cama, con los ojos fijos en la puerta de la enfermería, mientras los pasos se acercaban.Dumbledore entró en el dormitorio, vestido con un cami¬són largo de lana y un gorro de dormir. Acarreaba un extre¬mo de lo que parecía una estatua. La profesora McGonagall apareció un segundo después, sosteniendo los pies. Entre uno y otra, dejaron la estatua sobre una cama.—Traiga a la señora Pomfrey —susurró Dumbledore, y la profesora McGonagall desapareció a toda prisa pasando junto a los pies de la cama de Harry. Harry estaba inmóvil, haciéndose el dormido. Oyó voces apremiantes, y la profesora McGonagall volvió a aparecer, seguida por la señora Pomfrey, que se estaba poniendo un jersey sobre el camisón de dormir. Harry la oyó tomar aire bruscamente.—¿Qué ha ocurrido? —preguntó la señora Pomfrey a Dumbledore en un susurro, inclinándose sobre la estatua.—Otra agresión —explicó Dumbledore—. Minerva lo ha encontrado en las escaleras.—Tenía a su lado un racimo de uvas —dijo la profesora McGonagall—. Suponemos que intentaba llegar hasta aquí para visitar a Potter.A Harry le dio un vuelco el corazón. Lentamente y con cuidado, se alzó unos centímetros para poder ver la estatua que había sobre la cama. Un rayo de luna le caía sobre el rostro.Era Colin Creevey. Tenía los ojos muy abiertos y sus manos sujetaban la cámara de fotos encima del pecho.—¿Petrificado? —susurró la señora Pomfrey.—Sí —dijo la profesora McGonagall—. Pero me estremezco al pensar... Si Albus no hubiera bajado por chocolate caliente, quién sabe lo que podría haber...Los tres miraban a Colin. Dumbledore se inclinó y desprendió la cámara de fotos de las manos rígidas de Colin.—¿Cree que pudo sacar una foto a su atacante? —le preguntó la profesora McGonagall con expectación.Dumbledore no respondió. Abrió la cámara.—¡Por favor! —exclamó la señora Pomfrey.Un chorro de vapor salió de la cámara. A Harry, que se encontraba tres camas más allá, le llegó el olor agrio del plástico quemado.—Derretido —dijo asombrada la señora Pomfrey—. Todo derretido...—¿Qué significa esto, Albus? —preguntó apremiante la profesora McGonagall.—Significa —contestó Dumbledore— que es verdad que han abierto de nuevo la Cámara de los Secretos.La señora Pomfrey se llevó una mano a la boca. La profesora McGonagall miró a Dumbledore fijamente.—Pero, Albus..., ¿quién...?—La cuestión no es quién —dijo Dumbledore, mirando a Colin—; la cuestión es cómo.Y a juzgar por lo que Harry pudo vislumbrar de la expresión sombría de la profesora McGonagall, ella no lo com¬prendía mejor que él.

la hermana de harry potter y la camara secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora