Scarlett Potter (Romance con Hermione Granger)

La muerte de Harry

Harry caminaba entre los escombros del castillo, descendiendo por unas escaleras. Su mente aún trataba de asimilar lo que había visto en el pensadero. A pesar de la confusión y lo implicaba emocionalmente, sabía lo que tenía que hacer.

Mientras continuaba bajando, encontró a Ron y Hermione sentados en una de las escaleras. Al notar su presencia, ambos se giraron hacia él con expresiones preocupadas.

Hermione: ¿Dónde estabas?

Ron: Pensábamos que estabas en el bosque.

Harry: Es a donde voy ahora.

Ron: ¿Estás loco? No puedes entregarte a él.

Hermione: ¿Qué pasa, Harry? ¿Qué descubriste?

Harry: Hay una razón por la que puedo sentir a los horrocruxes. Creo que siempre lo supe. Y ustedes también.

Hermione dejó escapar un sollozo, mientras Ron lo miraba incrédulo, incapaz de procesar lo que Harry acababa de decir.

Hermione: Iré contigo.

Harry: No. Maten a Nagini. Mátenla, y entonces solo quedará él.

Hermione lo abrazó con fuerza, sollozando en su hombro. Ron observaba con una mezcla de frustración y tristeza, apretando los labios para no decir nada más.

Con determinación, Harry se dirigió hacia el Bosque Prohibido. Antes de llegar ante Voldemort, sacó la snitch que Dumbledore le había dejado como herencia. La esfera dorada se abrió en sus manos, revelando la Piedra de la Resurrección en su interior.

Con un ligero temblor, Harry giró la piedra entre sus dedos, y ante él aparecieron los espíritus de sus padres y Sirius.

Lily: Qué valientes han sido mis niños.

Harry: ¿Qué hacen aquí?

Lily: Jamás nos fuimos.

Harry: ¿Es... doloroso morir?

Sirius: Es como quedarse dormido.

James: Ya está cerca, hijo.

Harry: Lo siento... Jamás quise que murieran por mí. Y ahora Scarlett está gravemente herida.

Lily: Sabes que es solo cuestión de tiempo para que ella regrese.

James: Y para que derrote a cada mortífago y traidor.

Harry: ¿Estarán conmigo?

James: Hasta el final.

Harry: ¿Él podrá verlos?

Sirius: No. Estamos aquí, contigo, en tu interior.

El hombre señaló la zona del corazón del chico. Los espíritus de James, Lily y Sirius lo acompañaban, brindándole apoyo silencioso. En ese instante, Harry soltó la piedra de la resurrección, dejándola caer al suelo, y continuó su camino sin mirar atrás.

Hagrid: ¡¿Harry?! ¡No! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!

La voz del gigante era un grito desesperado. Hagrid estaba atado, de rodillas en el suelo, con visibles heridas en su cuerpo.

Mortífago: ¡Cállate!

En ese momento, Voldemort avanzó entre la multitud.

Voldemort: Harry Potter, el niño que vivió, viene a morir.

Sin perder tiempo, Voldemort alzó su varita y lanzó la maldición asesina. Una ráfaga de luz verde impactó a Harry, y todo se desvaneció.

Harry despertó en un lugar resplandeciente, bañado en una luz suave que parecía emanar de todas partes. Reconoció el sitio de inmediato: la estación de King's Cross. A poca distancia, un fragmento del alma de Voldemort yacía en el suelo, retorciéndose en agonía antes de morir.